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Asterión, el cómic

José Luis Pescador

Asterión, el cómic

Y así llegamos a la página 03.

Toma de contrapicada de Asterión.

Es de carne enjuta y fibrosa, musculoso.

El actor que ha de representarlo en una obra de teatro debe tener estas características. Quizá un bailarín de danza contemporánea. El casting tendría qué ser exhaustivo. No debe buscarse en las academias, sino en la calle, quizá un chacal, un cholo, un muchacho de la calle. El cuerpo de Asterión es de alguien que nunca ha dormido en una cama blanda.

Asterión es un minotauro. No sé si EL MINOTAURO o sólo un minotauro. Sus dedos son rudos, rasposos. Su cabeza es la de un toro, pero a estas alturas eso es ya evidente.

Aún no queremos dejar ver el rostro franco de Asterión. El director lo quiere dejar en suspenso. En la siguiente escena -viñeta 3.2- vemos su nuca en vista semi-cenital, ligeramente alta. No hay fondo, es decir, el fondo es blanco. No hay escenografía ni elementos que nos hablen de su cotidianidad. No sabemos si es un espacio abierto o cerrado, oscuro y húmedo, o luminoso. Sabemos, eso sí, que está completamente solo: si en el primer panel -viñeta 3.1- observa a la distancia, seguro de no ver a nadie en su horizonte, en el panel siguiente -viñeta 3.2- su rostro ya no mira nada, está agachado.

Todo su cuerpo, antes erguido, ahora se ha cerrado sobre sí mismo.

Éste es Asterión.

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