lunes. 17.02.2025
El Tiempo
Es lo Cotidiano

Ánfora

Leonardo Biente

Metí mi alma en un cantarito
Y la dejé al pie de tu puerta.

Pasó mucho tiempo antes de que abrieras tu puerta
Y cuando la abriste no te diste cuenta
De que había algo ahí
Y tiraste el cantarito
De una patada
Y se rompió (no en mil pedazos, sólo en seis.)
Se rompió.

Dejaste ir mi alma
Porque no sabías que estaba ahí adentro
Y se fue volando
No sé a dónde.

Los pedacitos del cántaro fueron barridos
Los metiste a una bolsa negra
Y los arrojaste al basurero, sin siquiera preguntarte qué era
O qué carajos hacía ahí
Justo al pie de tu puerta.

Traté de unir los pedacitos
Una vez que te metiste
Abrí la bolsa negra ahí afuera de tu casa
Pasaba la gente y me miraba
Porque yo estaba buscando algo en la basura
A pesar de que vestía como una persona de ciudad
Que duerme en cama y come en mesa
Busqué los pedacitos y traté de reconstruir el cantarito
A ver si algún pedazo de mi, ay, alma
Lo que sea que eso signifique: alma
(palabra de párvulos, de desesperados,
de enamorados –esos imbéciles que caminan, caminamos, por ahí
como si El Amor fuese la respuesta a todas las cosas: imbéciles, dije–)
a ver si un pedazo de mi alma se había quedado por ahí.

Logré encontrar algunos pedazos
Intenté pegarlos con saliva
Pero no quedó nada mío allí, sólo babas.
Me fui por las calles muy triste
Con mi cantarito lleno de feas cicatrices.
Y lo hago aún.

A veces creo ver a mi alma paseando por allí
Con forma de prostituta, de policía, de teporocho,
De cantante callejero.

Nunca he podido atraparla.

***

Leonardo Biente es escritor y poeta. También es empleado de día.

[Ir a la portada de Tachas 155]​