TEATRO
Acuerdo prenupcial [ACTO I, Escena 1]
Eduardo Celaya
Personajes
Sara
Esteban
Gilda
Julia
Juan Pablo
Don Carlos
ACTO I
Escena primera
Ciudad de México, año de 1940. Al levantarse el telón se observa una lujosa sala familiar, con todas las comodidades que ésta requiere. La decoración es sobria pero elegante, un par de cuadros familiares en las paredes, así como pinturas abstractas, decorativas más que artísticas. Un gran ventanal en la parte posterior revela un cielo parcialmente estrellado, pues está anocheciendo. Un amplio sofá acojinado domina la escena, en la parte derecha. A su lado, entre el ventanal y el sofá, una puerta que comunica con el resto de la casa. En la izquierda de la escena, una puerta lleva a la entrada principal. Mobiliario diverso se encuentra en la mitad izquierda, una pequeña mesa con un arreglo floral, un espejo, un librero con adornos elegantes, un par de libros grandes, voluminosos y más fotografías. Un elegante tapete cubre la mayor parte de la sala, y en el centro, una pequeña mesa de café donde hay más libros y revistas convenientemente acomodadas, como esperando ser leídas pero jamás levantadas. Más superficies se encuentran por la escena, una mesita de café al lado del sofá, espacios en el librero que se usarán en las escenas, etc. Del lado izquierdo del tapete se encuentra un sillón, y al fondo, frente al ventanal, un par de sillas que se irán acomodando según la acción lo requiera. don carlos acomoda tranquilamente cojines, libros y fotografías desperdigadas por el cuarto, levanta un par de vasos usados y dispone todo para las visitas nocturnas. Suena el timbre de la puerta principal. don carlos, con calma, termina de acomodar los objetos desperdigados por la habitación y sale por la izquierda, regresa con gilda.
gilda Muchas gracias Don Carlos. ¿Mi hija ya está lista?
don carlos Aun está en su habitación, señora.
gilda Dile por favor que tiene que darse prisa. Esteban está por llegar y no quiero que nos esté interrumpiendo.
don carlos Enseguida señora.
gilda No, espere por favor. Mi hija Julia está por llegar, viene a ayudarnos con los últimos preparativos de la boda. Quiero que esté al pendiente para que la reciba.
don carlos Claro que si, señora.
don carlos sale por la puerta derecha. gilda se sienta en el sillón y toma una agenda que trae consigo. Revisa un par de citas, escribe algunos comentarios. Entra sara por la puerta derecha. sara es joven, su inocencia se nota en su mirada y sus movimientos, no aparenta más de 18 años de edad. Es delgada, discreta, y se dirige con tranquilidad y ligereza, casi flotando por la habitación. Su mirada es sumamente inocente, ingenua.
sara Madre, ya llegaste.
gilda Ah, Sara, que bueno que te veo. Te informo que voy a tener una reunión con Esteban y su asistente…
sara (Interrumpiendo.) ¿Va a venir Esteban? ¡Qué emoción! No lo he visto mucho estos días.
gilda Niña, por favor, no viene a verte a ti. Necesitamos discutir temas importantes.
sara Pero… Esteban es mi prometido.
gilda Por ahora hay cosas más importantes que una conversación romántica entre ustedes dos. Te pido por favor que esperes a que llegue tu hermana Julia y salgan a cenar. Pide al chofer que las lleve a donde ustedes quieran.
sara Madre, ¿podría verlo por lo menos un momento? Lo extraño mucho, no hemos podido estar juntos, y nos vamos a casar la próxima semana.
gilda Sara, por favor. Compórtate. Tenemos que cuidar la compañía que fundó tu padre, sabes que es lo único que tenemos. Esteban es el director general y no puedo permitir que él y su asistente tomen las decisiones sin consultarme. Retírate a tu habitación, prepárate y espera a tu hermana.
sara (Casi conteniendo las lágrimas.) Si madre, está bien.
sara sale por puerta derecha. gilda se levanta, pasea por la habitación y mira por el ventanal. Se escucha un automóvil llegar.
gilda Don Carlos.
Silencio.
gilda ¡Don Carlos!
don carlos entra apresuradamente por puerta derecha.
don carlos Dígame señora.
gilda La señorita Julia debe estar llegando. Abra la puerta y recíbala. Y por favor, no quiero estar gritando para que cumpla con su trabajo.
don carlos Usted disculpe señora. Estaba buscando a la señorita Sara.
gilda La señorita Sara está en su habitación, no tendría por qué estar en otro lado. Ahora, deje de perder el tiempo y haga lo que le pedí.
don carlos Enseguida.
don carlos sale por puerta izquierda, mientras gilda vuelve a sentarse en el sillón, hojeando un libro con poco interés. don carlos entra por puerta izquierda, cargando un veliz, seguido por julia. julia es una mujer de apariencia jovial, pero madura. Lleva el cabello suelto, blusa y falda de un corte menos conservador, pero sin perder elegancia. Lleva tacones de mediana altura y algunos accesorios en brazos y cuello. Viene cargando un neceser color vino. Su expresión es de tranquilidad.
julia Muchas gracias Don Carlos.
don carlos A sus órdenes, señorita Julia.
julia Madre, buenas noches.
gilda Buenas noches hija. Espero hayas tenido un buen viaje.
julia Si madre, no hubo ningún problema.
gilda Don Carlos, por favor lleve el equipaje de mi hija a su habitación y déjenos solas.
don carlos Enseguida.
don carlos sale por puerta derecha, cargando el veliz y el neceser.
gilda Muy bien hija, ¿me puedes explicar por qué has tenido que viajar sola, de noche, siendo que te esperábamos desde la hora de comer?
julia Lo siento madre, pero tuve un retraso por un asunto de Jorge.
gilda Eso me suponía. Ese esposo tuyo es un bueno para nada. Supongo que nuevamente tuviste que resolver algún problema en el que se metió.
julia Madre, no hables así de mi esposo.
gilda Sigo sin entender cómo pudiste preferir a ese pobretón. En fin, siempre has querido desafiar mi autoridad.
julia Madre, no es ningún pobretón, es mi marido y te pido que lo respetes. Si me retrasé, fue por un asunto entre él y yo. Ya estoy aquí para ayudar a Sara.
gilda Nada de esto sería necesario si hubieras obedecido. En fin, necesito hablar contigo.
julia Dime, madre.
gilda Voy a tener una reunión muy importante con Esteban y su asistente. Necesito que te lleves a Sara a cenar fuera de casa, no quiero que ustedes dos estén aquí.
julia ¿Alguna razón en especial para que no nos quieras en casa?
gilda Vamos a tocar temas importantes de la compañía. No es nada que a ustedes les incumba, y mucho menos a ti, que huiste a tu responsabilidad.
julia Madre, sabes muy bien que eso no es cierto. Si me casé con Jorge es porque yo quise, no porque no quisiera saber nada del trabajo de mi padre.
gilda Nadie te estaba imponiendo nada. Si tu padre sugirió que te casaras con Esteban hace tiempo, fue porque era necesario. Cumpliste tu capricho, pusiste en peligro la compañía y ahora las cosas son diferentes, así que te pido que me obedezcas, al menos en esta ocasión, y te lleves a tu hermana.
julia mira a gilda de forma retadora, aunque no se atreve a decir nada.
julia Si madre, como gustes.
gilda Por favor, mantén a Sara ocupada, ha estado muy inquieta últimamente con los asuntos de la boda. Tu hermana es muy ingenua, así que te pido no metas ideas en su cabeza, ya bastante tiene con las conversaciones que tiene con el asistente de Esteban. Sara está en su habitación, ve por ella y váyanse, Esteban debe estar por llegar.
julia sale por puerta derecha sin decir nada. Se escucha nuevamente un auto llegando. don carlos entra por puerta derecha.
gilda Don Carlos, haga pasar a Esteban y dígale que en un momento regreso.
don carlos sale por puerta izquierda. En ese momento, sara entra por puerta derecha, apresurada y con ilusión.
sara ¿Ya llegó Esteban?
gilda Creí decirte que te quedaras en tu habitación.
sara Madre, sólo déjame saludarlo.
gilda Haz lo que quieras, pero no te quiero ver aquí cuando yo regrese, ¿me entendiste?
sara Si, madre.
gilda sale por puerta derecha. sara se muestra muy emocionada, enamorada, se sienta discretamente en un sillón y espera. Por puerta izquierda entra juan pablo, seguido de don carlos, quien sale por puerta derecha.
juan pablo Sara, buenas noches, ¿cómo estás?
sara ¡Juan Pablo! Hola. Me dijo mi madre que ibas a venir con Esteban.
juan pablo Tu madre nos citó para discutir temas de la compañía.
sara ¿Y Esteban, no viene contigo?
juan pablo No, él viene un poco retrasado.
sara entristece.
juan pablo ¿Ya estás lista para la boda?
sara Pues los preparativos ya están, pero yo todavía no. Ríe. La verdad es que no lo puedo creer todavía.
juan pablo Es normal, me imagino. Es un cambio grande.
sara Pues sí, pero sé que estoy con un gran hombre.
juan pablo Si, Esteban es una buena persona. Van a ser muy felices.
sara Ya lo somos. Aunque últimamente no lo he podido ver. Deben estar muy ocupados.
juan pablo Vienen cambios importantes en la compañía. Al morir tu padre dejó asuntos inconclusos, y Esteban ha estado esforzándose por resolverlos.
Entra don carlos por puerta derecha.
sara Don Carlos, ¿le puede avisar a mi madre que ya está aquí Juan Pablo?
don carlos Ya lo hice señorita. Me pidió que le informara que su hermana Julia está lista para salir con usted.
sara ¿Mi hermana ya está aquí?
don carlos Si señorita, llegó hace apenas unos minutos.
sara Muy bien. Pida al chofer que tenga todo listo, vamos a salir.
don carlos De acuerdo señorita.
don carlos sale por puerta izquierda.
juan pablo ¿Vas a salir? Acabas de decirme que casi no has visto a Esteban.
sara Mi madre no quiere que estemos aquí. De cualquier manera no entiendo nada de sus reuniones y probablemente me aburriría. Mejor voy a hablar con mi hermana, necesito que me de consejos, soy una ignorante en temas de la vida de casada.
En ese momento, gilda entra a la sala, con un atuendo más conservador que el anterior, con zapatos bajos y visiblemente más relajada, incluso algo alegre y efusiva. Detrás de ella entra julia, visiblemente molesta con su madre, aunque no lo demuestre abiertamente.
gilda Juan Pablo, que bueno que ya estás aquí. ¿Puedes ayudarme a traer los papeles que necesito revisar con Esteban?
juan pablo Claro que si señora.
gilda Están en el despacho de Don Manuel, sobre el archivero.
juan pablo Vuelvo enseguida.
sara Ve, después seguimos platicando.
juan pablo sale por la puerta derecha.
gilda Hija, ¿de qué hablabas con Juan Pablo?
sara De nada madre, hablábamos sobre Esteban.
gilda Espero que estés diciendo la verdad. Sabes que no debes hablar con nadie acerca de la compañía, son temas que no te incumben, no me parece adecuado que tengas esas conversaciones ni con él ni con Esteban.
sara No hablábamos de eso, madre…
gilda Te repito, por favor evita esos temas. Los únicos involucrados somos Esteban, Juan Pablo, como su asistente, y yo. Y mi presencia solamente es necesaria para cuidar nuestros intereses.
sara Si madre, lo sé.
gilda Me parece que tú tienes que ocuparte solamente de los preparativos de la boda. Además, te pedí que no estuvieras aquí cuando yo regresara.
sara Discúlpame, madre. Quería saludar a Esteban, nada más.
gilda Por favor, necesitamos usar la sala. Julia, llévate a tu hermana.
sara Pero, aun no llega Esteban, ¿puedo esperarlo?
gilda Ya te dije que vas a salir con tu hermana.
julia Está bien, madre.
sara comienza a salir por la puerta derecha, julia la alcanza y sale con ella. gilda se sienta en el sillón, juan pablo entra, cargando papeles. Fuera, se escucha el auto en el que sara y julia se van. Poco después se escucha otro llegando.
gilda Sobre la mesa por favor. Acerca unas sillas para Esteban y para ti. Necesitamos trabajar de inmediato.
juan pablo De acuerdo, señora.
don carlos entra por puerta izquierda, dando paso a esteban, quien viste un elegante e impecable traje oscuro, cargando un portafolios. Su presencia se hace sentir inmediatamente en la habitación, pues él sabe, tanto como los asistentes a la junta, que es la máxima figura de autoridad entre ellos. Su elegancia debe ser en ciertos momentos tosca, ruda, recientemente aprendida pero no del todo digerida, después de todo, no es miembro de una familia de alcurnia, pero se prepara para serlo.
esteban Gilda, buenas noches.
gilda Buenas noches Esteban, pasa por favor.
esteban Gracias. (Pausa breve). Juan Pablo, ¿ya le comentaste a Gilda?
don carlos Perdón, ¿necesitan algo los señores?
gilda Don Carlos, por favor no interrumpa, retírese, ya le llamaré si necesitamos algo.
don carlos Si señora.
don carlos sale por la puerta derecha. esteban toma asiento a un lado de gilda, juan pablo en el otro extremo.
gilda ¿Comentarme qué, Esteban?
esteban Nada grave. Es sólo que Palacios se retira, deja vacante un puesto en la Junta Directiva.
gilda Ah sí, me imaginaba que ese anciano se iría pronto. Nunca fue de mucha ayuda. No sé por qué mi esposo lo tenía en tan alta estima.
juan pablo El problema es a quién vamos poner en ese lugar vacante.
gilda No es problema, ese lugar lo ocupará Sara.
esteban Disculpa Gilda, pero considero que no es conveniente que Sara ocupe ese lugar.
gilda ¿Qué quieres decir?
esteban Que Sara no está preparada para ocupar esa posición. Perdóname que toque este tema con tan poca delicadeza, pero es necesario dejarlo claro antes de ver los demás asuntos.
gilda Bueno, ¿y a quién tienes en mente para ese puesto?
esteban A Juan Pablo, naturalmente.
gilda Ah, ya veo.
esteban Me parece justo, tomando en cuenta todo el tiempo que Juan Pablo ha sido mi asistente en la compañía.
gilda Con todo respeto Esteban, pero ese puesto lo había pensado para mi hija, que no sé si deba recordarte, pero será tu mujer en muy poco tiempo.
esteban Prefiero mantenerla al margen. Juan Pablo hará un buen trabajo. Además, te recuerdo que tú eres la que quiere mantener alejada a Sara de los asuntos de la compañía.
gilda No pretendo que Sara tome decisiones, pero me parece importante que al menos un descendiente de Don Manuel tenga un puesto en la Junta Directiva, tomando en cuenta que yo pronto la dejaré. No se te olvide, Esteban, que Don Manuel, mi marido, fundó esa compañía.
esteban Supongo que eso se resolverá en cuanto Sara y yo estemos casados.
gilda voltea a ver a juan pablo, quien lucha por sostener su mirada.
gilda (Sin dejar de ver a juan pablo). Y exactamente, ¿cuándo tomaste esta decisión?
esteban Hace algunas semanas, cuando Palacios me habló de su retiro. Le platiqué a Juan Pablo y él aceptó de inmediato.
gilda No me sorprende.
juan pablo Me parece que la preparación que Don Manuel me dio, junto con la experiencia que he ganado al trabajar con Esteban me respaldarán.
gilda Claro, claro. Esteban, a fin de cuentas mi marido puso la empresa familiar en tus manos, debe ser porque sabes tomar decisiones. Pensé que yo tendría derecho a opinar en estos temas, pero ya veo que no es así.
esteban No es eso Gilda, claro que tienes derecho a opinar, pero necesito a Juan Pablo en la Junta Directiva, es por el bien de la compañía.
gilda Ya veo. Pues creo que no vale la pena seguir esta discusión. Felicidades Juan Pablo, tan joven y ya en la Junta Directiva. ¿Pasamos a los demás asuntos?
esteban Claro.
Las luces bajan poco a poco, dando fin a la escena.
Continuará.
***
Eduardo Celaya Díaz (Ciudad de México, 1984) es actor teatral, dramaturgo e historiador. Fundó el grupo de teatro independiente Un Perro Azul. Ha escrito varias piezas teatrales cortas, cuentos y ensayos históricos. Esta obra, Acuerdo prenupcial, cuyo texto se publica por primera vez en exclusiva para Tachas, ha estado en cartelera en teatros de la Ciudad de México.