Estaba tan ebrio que decidió marcharse del programa. ¿Fueron ellos quienes lo hicieron marcharse? ¡Vaya escándalo para las televisoras refinadas! ¡Vaya excitación para los underground! ¡Vaya atrevimiento del invitado! ¡Vaya excelente escena para los alternativos! ¡Vaya escena!

Pero la acción no iba más allá de un penoso talante bobalicón que acabó por retirarse del escenario y retornar a la vida que había elegido. Decía no importarle nada, decía vivir en la libertad del agitador, decía detestar la frescura de los campos y amar la calentura de las ciudades, decía gustarle Knut Hamsun… pero cómo le encantaban los recitales de poesía… cómo se interesaba por editar su siguiente trabajo… y cómo disfrutaba firmarlos para quienes pedían su firma. ¡Y cómo golpeaba a su chica! Qué gran héroe, ¿no?

Él alguna vez lo dijo: soy un hombre feo. No sé si hablaba del paquete completo.

Estaba tan ebrio que simplemente estaba ebrio. Tristemente, un superhombre urbano, un poeta exclusivo para las putas y los callejones. Pobre diablo, pagado de sí mismo.

¿Descanse en paz? No creo, él deseaba el infierno por rebeldía a lo establecido, y fue directito a donde deseaba irse. Pero en el infierno se castiga, y su castigo: no poder embriagarse jamás. Pobre. De haber elegido el cielo, ¡cómo la hubiese pasado!…

*un fuerte eructo alcohólico*

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Andrés Baldíos es escritor. Los primeros peldaños son peligrosos, su hasta ahora primer libro de cuentos, fue editado en 2012 por San Roque.

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