DIARIO DE NAVEGACIÓN
Abstinencia [XII]
José Luis Justes Amador
Abril, 9
No noto mejoría en mi cuerpo. Fume uno o fume veinte, la misma tos en la mañana, las mismas ganas de vomitar en la mañana. Antes pensaba que se debía, porque no eran tan frecuentes los ataques, a las copas, las demasiadas copas, de la noche anterior. Recuerdo a J. P. Cuando murió llevaba años vomitando todas las mañanas. Aunque nunca fumare ni beberé como él, lo recuerdo. Dejó de fumar, dice B., porque tenía tos de perro. I. me propone que vaya al doctor. Le contesto con una canción. “No me fío de la medicina occidental”. Sé lo que me dirá. No quiero, mejor dicho, no puedo dejarlo.
Abril, 10
“Volví a caer. Cada día se parece más al amor esto que siento”. Escribí eso hace un par de días. Sigo dándole vueltas a la idea. Aunque no activa, la relación con la nicotina, al igual que la relación sentimental con otra persona, está o puede estar llena de altibajos.
Hay veces que quieres y no puedes. Hay veces que puedes y no quieres. Hay otras, las más, en que se trata, sin más, de sobrevivir, de aprender a vivir con algo.
La gran diferencia, que puede que no sea tanta, es que con los vicios, como decía creo que Wilde, sólo hay dos opciones: la abstinencia total o la embriaguez total.
Abril, 11
Al menos los cigarrillos no hablan.
Abril, 12
Vienen días de descontrol. Sé que en estas semanas de fiesta grande de la ciudad habrá demasiadas ocasiones de salir con amigos o conocidos. Demasiadas ocasiones de beber y de fumar.
Hoy apenas había fumado cuando fui a una presentación de libro. Normalmente me aburren. Ésta logró aburrirme aún más. Durante el brindis de honor, así lo llaman, y que fue lo mejor de la presentación además del libro, fumé. Alguien se me acercó a recordarme que estábamos en un museo y que en los museos no se fuma. Le dije que no me importaba. Acabé el que estaba fumando y prendí otro.
Abril, 13
C. corrige mi pronunciación del francés. Ha traído desde Londres un paquete de Galois (sé que no se escribe así). Me asombro e intento pronunciarlo. Es cuando corrige mi pronunciación. Lee este diario y me pregunta si he logrado dejarlo. Le digo, le miento, le digo que casi. Quito el celofán de la caja y saco dos. Me dice, tarde, que ella solita sabe prender el suyo. Fumamos mientras hablamos de los viejos tiempos. Llegamos tarde al sitio donde tenemos que llegar. Fashionable late.
Abril, 14
Van tres días en los que no he tenido ningún tipo de medida sobre las dosis. Hay tardes en que prendo uno tras otro. Cualquier excusa es buena: el futbol, los amigos, la escritura. Tengo que volver a repetirme el propósito una y otra vez. Mientras tanto sigo escribiendo este diario que sólo está dejando constancia de la derrota.
Abril, 15
Dejar el cigarro no debe ser tan diferente a dejar a alguien. Sin sentimientos, sin resentimientos.