sábado. 20.04.2024
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Desasosiego

Sergio Inestrosa

Desasosiego

El hombre se levantó de la mesa del comedor en el que leía un libro y caminó hacia la puerta, que él mismo había abierto hacía apenas unas horas para ventilar la sala, se asomó para ver hacia afuera y sintió que estaba viviendo un día que ya no le pertenecía. Algo en su interior le decía que él ya debía estar muerto, que debió morir la noche pasada.

Pero no, allí estaba él con su jarro de café recalentado mirando la mañana clara y fría, un tanto inusual para el mes de agosto.  Tal vez, pensó, esta muerte que siento que ya ocurrió deba ocurrirme pero en un año diferente, en una noche semejante, una noche fatal como la de anoche.

Era interesante lo que le pasaba, pensó, esa sensación de estar viviendo demás no lo dejaba en paz; sentía como si todo lo viera ahora con los ojos de un difunto.  En la esquina una mujer hacía una venta de garage, varios coches estaban estacionados en la calle y la gente se arremolinaba alrededor de las mesas con diversas baratijas; en el jardín los gorriones pepenaban quién sabe qué cosas y una pareja de palomas buscaba alimento cuidándose de no interferir con la parvada de pájaros.

Dio media vuelta, regresó a la mesa para seguir con la lectura del libro que lo ocupaba, pero mientras trataba de concentrase tenía la sensación de que lo que ocurría en la vida ya no le importaba ni le afectaba.  

Volvió a levantarse y regresó a la puerta abierta, quería estar seguro de que esa sensación de desinterés persistía.  Y tuvo la certeza de que no todos los días eran iguales; esta mañana no se parecía a la de ayer. Y supo que no todo se rige por las leyes que conocemos, que algunas veces algo se escapa al orden, lo subvierte y voilà, llega una sensación del todo inexplicable, además de imposible. Un misterio en medio de un día que podía parecer tan ordinario.

Y entonces supo, frente a este nuevo día, que la vida, la suya ¡por supuesto! excedía a la muerte; su vida era ya una vida muerta, es decir, un estar presente en el mundo sin que éste lo afectara para nada y sin que él afectara al mundo.

Y se sintió extraño.

***
Sergio Inestrosa. San Salvador 1957. Profesor de español y asuntos latinoamericanos, Endicott College. Recientemente su novela Los motivos de la memoria recibió una distinción en el Latino Book Award.  Su último libro se titula El improbable espacio del haiku.

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