Versos nocturnos desde el fondo del abismo
Yoalli Ehecatl Villagrana Pacheco
Satanás, relegado a una condición errante, vagabunda, transitoria, carece de morada fija; porque si bien a consecuencia de su naturaleza angélica, tiene un cierto imperio en la líquida inmensidad o aire, ello no obstante, forma parte integrante de su castigo el carecer... de lugar o espacio propio en el que posar la planta del pie.
Daniel Defoe, Historia del diablo.
.la tierra sin suelo
El trasnochar; corto (y al mismo tiempo muy largo) trayecto que los ojos invadidos de insomnio siguen irremediablemente: se trata de la eterna espera de un salvador, sea la luz del día o el mágico estado del sueño. En fin, si el tema es el dormir, por qué pensar las cosas de manera individual; se pude hablar de un sueño que vive, que se sueña en más de una mente, continuando este camino, se puede hablar de sueños, primero solo en dos mentes (el amor), y después en el vasto ente colectivo que suponen la cultura, la lengua, la historia...
Para los pueblos, resulta imprescindible el poseer una tierra que dé sustento. Un lugar en el cual se puedan plantar los pies y la casa es un principio fundamental para la subsistencia del colectivo, que aparte de suelo, tiene también otras necesidades. ¿Dónde poner los sueños? Si se mantiene la romántica idea de que el sueño puede tener morada en más de una mente, es inevitable pensar en una tierra sin suelo, el hogar metafísico en el que se relacionan las ilusiones y las esperanzas de todo un pueblo: nace la fe como el piso que sostiene la esencia del hombre tras el paso de la vida, alimenta la esperanza del más allá, anhela vencer a la muerte.
La religión entendida desde un enfoque científico como el sistema de la actividad humana compuesto por creencias y prácticas acerca de lo considerado como divino o sagrado, que habla de temas de tipo existencial, moral y espiritual, es una manifestación de este suelo intangible, que al paso de los evos ha sido poblada por seres de la más diversa índole, se cierne como una nación que coloniza desde el imperio de lo inmaterial al mundo físico que habitan los hombres.
Una propiedad elemental de esta realidad alterna es la de que en la mayoría de los casos (casos distintos, suelos distintos para cada cultura) gira en torno a un ser supremo, un ente protector y guiador para los pasos de sus creyentes, punto céntrico al que se encaminan las angustias y la necesidad en el alivio de la soledad y de la estrechez del camino que supone la vida. Toma para occidente en su mayor parte el nombre de Yavé, para oriente Alá, Suda Gautama o Brahman. Es una estructura básica para el mundo metafísico en que reside la fe, y una potente lente que permite la visión del mundo en su totalidad como un espacio unificado y coherente. Las necesidades colectivas se agrupan apuntando juntas a Dios, se plantan en una tierra sin suelo.
..el big bang
La explicación del mundo ha tenido diversas caras a lo largo de la historia; en general, los nombres de seres supremos y creadores de todo el universo pertenecen a periodos históricos que datan de cientos de años. La mitología era la principal herramienta mediante la cual se entendía el cosmos en su origen y pleno desarrollo. Para los ojos del siglo XX y temprano siglo XXI, la teoría del big bang se plantea como la más aceptada de las posibles vías en lo que respecta al entendimiento que se puede tener del universo. Para la mayoría de los ojos modernos es más admisible la idea de que de un microscópico tumor de materia súper concentrada se haya expandido a manera de explosión el cosmos tal y como se ve desde la mirada que ofrecen la noche y el cielo a las almas insomnes.
Desde ese estallido cósmico las interminables galaxias y las estrellas con sus respectivos planetas y astros pasaron a poblar un espacio sin substancia, intangible, metafísico a final de cuentas. La cuestión radica en cómo funciona esta explicación, ¿en verdad es tan distinta a cualquiera de sus predecesoras? Si se piensa en la inmensidad del abismo del cosmos, ¿la diminuta existencia del hombre no se puede equiparar a un diminuto punto, capaz de contener en sí toda una inmensidad de mundos? Además, si se supone que desde un principio no existía nada más que esa micro esfera (y pensando que en verdad su forma se basaba en el círculo), de la cual emergió todo, al momento de la explosión todo lo que ella contenía necesariamente se desplomó por cada uno de los interminables ángulos de la superficie que lo encerraba.
De un origen basado en un tumor cósmico no se tiene la entera certeza, y éste, al igual que Alá o Yavé, funciona como el centro, como el tema central del origen del cosmos.
...el doble abismo
¿Pero qué es lo que arrebata el sueño? al pensar en que de alguna manera esa eterna marea de galaxias y de mundos existe. Los ojos no se cierran debido a las coordenadas que ocupan en el trazo. Están en un punto intermedio en el que dos abismos hacen contacto. Desde el iris parten dos perspectivas, una mira hacia el infinito, precipicio de vacío lleno de tinieblas y rociado con puntos de luz, la otra mira hacia el abismo en que cae la luz de todas las estrellas para nunca alcanzar el fondo: el sombrío acantilado en el cual la condición humana oscila entre la inminente caída y la salvación. Los párpados son jalados constantemente por ambas fuerzas... no pueden descansar. ¿En dónde se puede encontrar aunque sea una pequeña zona gris para depositar la vida?
Y de pronto llega otra pregunta como surgida desde lo más profundo del doble abismo: ¿Qué tipo de idea eres?[1] ¿Por cuál de las miles de visiones dirigidas al mundo han de optar los ojos del sin-sueño para por fin encontrar la paz?
....un bing bang en el universo de las letras
La mirada busca, se topa con un retrato, una satírica alegoría de la explicación moderna sobre el origen de los tiempos (y del universo por supuesto).
... /el jumbo Bostan, vuelo Af-420 de la Air India, estalló sin previo aviso o gran altura sobre lo grande, putrefacta, hermosa, níveo y resplandeciente dudad de Mahagonny, Babilonia, Alphaviile. / El avión se partió por la mitad, como vaina que suelta las semillas, huevo que descubre su misterio. Dos actores, Gibreel, el de las piruetas, y el abotonado y circunspecto Mr. Saladin Chamcha, caían cual briznas de tabaco de un viejo cigarro roto/…[2]
Con esta escena Salman Rushdie da apertura a su novela más polémica. Los versos satánicos trata de la historia de dos hombres de la India, ambos figuras célebres del mundo de la actuación: Gibreel Farishta y Saladín Chamcha, los únicos sobrevivientes de un trágico accidente aéreo. Los dos caen en picada hacia una de las costas de la Gran Bretaña, y de una manera que no queda del todo explicada en la novela, ambos conservan la vida. Tanto el tiempo como sus vidas han vuelto a iniciar para ellos. Del primero, se sabe que su infancia fue pasada en Mombay (estado capital de Maharashtra en la India) como repartidor de almuerzos al lado de su padre. Son empleados por una de las mafias de la comida (es necesario decir que, en lo concerniente a la industria del almuerzo, había varias mafias). Con el nombre original de lsmail Najmuddin, perteneciente a una familia sumamente pobre. Recién comienza la narración que se refiere a la vida del joven Ismail, se da cuenta de la temprana muerte de su madre y la inminente vejez de su padre.
Es importante recalcar el sentido que cargan sus nombres. Najmuddin significa estrella de la fe, nombre que le fue otorgado a causa del amor de su madre, quien lo veía como un enviado de Dios y que posteriormente fue cambiado por el de Farishta, al iniciar su carrera de actor, que significa literalmente ángel. Así, el inicio de la carrera artística de Gibreel Farishta coincide con la fecha en la que muere su padre, a causa de un colapso cardiovascular, durante una de las duras jornadas de repartición de almuerzos.
El joven, huérfano a los 17 años de edad, es recibido por el jefe laboral de su padre, persona que le dice por primera vez que, a sus 17, ya es un muchacho bastante guapo y bien parecido, por lo que no duda en ponerlo bajo su tutela y enviarlo a la academia de actuación.
A la edad de 21 años, Farishta ya resultaba todo un icono en su tierra natal debido a los numerosos rodajes de los estudios D.W. Rama, en los cuales había desempeñado un papel predominantemente primario, siempre interpretando a figuras divinas típicas del folclor de la India. Según la descripción de la novela, aparece como un hombre en exceso mujeriego y egoísta, en parte debido a que su infancia estuvo llena de carencias, al mismo tiempo que estaba constantemente rodeado de hermosas actrices, pues pasaba la mayor parte de su tiempo en los estudios cinematográficos. Nunca aprendió a valorar del todo a una mujer.
En la novela apologiza diciendo que el hecho de que las mujeres se lo perdonaran todo contribuía a la formación de su carácter. Nunca sintió que el trato a sus parejas fuera inapropiado o grosero porque, simplemente, las mujeres le daban a entender que no hacía ningún daño. En el apogeo del actor, la ciudad de Mumbai se encontraba invadida por miles de Avatares de la joven estrella. La narrativa en este punto se desvía hacia uno de los acontecimientos más misteriosos de la vida de Farishta, punto central para el entendimiento de su futuro papel y crisis en el transcurso de la trama.
Es presa de una enfermedad fantasma ya cerca de los cuarenta. Una hemorragia interna hace que todos sus órganos vitales se desangren, su trabajo artístico se ve repentinamente interrumpido y puesto en riesgo debido al percance.
Tanto para doctores como para teólogos, la aparición de la enfermedad es por completo misteriosa y desconocida, sin ninguna causa aparente. En esta parte de la narración se detalla el sufrimiento y la desesperación de la que el joven actor es presa, pues llega al punto de no poder mover absolutamente nada. Ruega a Dios por su salud durante incontables noches, pero entre más reza, más se acrecienta su desesperación y su incertidumbre. Como no puede hacer otra cosa, se pone a pensar en el nombre sagrado de Alá, ¿Realmente existía el ser supremo?
Al no percibir mejora alguna, a pesar de sus súplicas durante varios meses, Farishta llega a la conclusión de que es mejor perder la fe. Decide dejar de rezar. "Maldita sea Alá, ya no te pido que me salves, lo único que quiero es que existas”.[3] Una vez perdida por completo su fe, la renovación de Gibreel es milagrosa y tan misteriosa como el origen de su enfermedad.
Decide recobrar el tiempo perdido, se dirige, escondiéndose de los noticiarios e incluso de figuras propias de su espacio laboral, hacia un restaurant en el que consume la carne prohibida del cerdo, se atasca, y al mismo tiempo conoce a la mujer de su vida, la princesa de los hielos Alleluia Cone, ciudadana británica, que al poco tiempo de conocerlo parte a su hogar... La única mujer que se había atrevido a darle la espalda. Cae enamorado en el acto y se decide a dejar su carrera para ir a la conquista. No se percata de que su vida es el punto central en el que se comienza a trazar el radio de una inminente paradoja.
Situado en el mismo momento de la trama, pero en otro capítulo, se cuenta la historia desde la infancia de Salahuddin Chamchawala, oriundo de la zona residencial de Scandal Point, en la misma ciudad de Mummbai. a diferencia de Farishta, pertenece a una familia acomodada. Su padre Changes Chamchawala es un ricachón y al mismo tiempo una leyenda urbana, poseedor de la habilidad para robarle a su hijo casi cualquier momento de felicidad, por el puro gusto de espiarlo. Gustaba de retirarle las sabanas de la cama para sorprenderle masturbándose o de confiscarle cualquier objeto de su agrado que él pudiera encontrar en la calle.
Salahuddin toma la determinación de partir lejos de su hogar a los trece años, comprendía que su padre nunca lo dejaría vivir en paz, para él siempre sería como el ladrón de la lámpara maravillosa y de cualquier olla del oro en la que centrara su felicidad por pequeños momentos en la infancia. Además, comienza a ver en la ciudad de su niñez toda la suciedad con la que vive su pueblo, le parece cada vez más repugnante la idea de seguir viviendo en la India. Toma un avión a Londres y más específicamente a Vilayet, donde al inicio vive de una pequeña pensión que le otorga su padre. Años después, se une a una compañía teatral local, y comienza su trabajo como imitador de voces en diversos programas televisivos.
Al parecer su vida salía mejor de lo que esperaba, logra matrimonio con la británica Pamela Lovelace, con quien tiene una relación estable durante varios años. Solo había una piedra en su zapato: mantenía una riña a larga distancia por medio de cartas con su padre. A éste le parecía una aberración que su hijo se decidiera a negar su casa y su cultura, la riña llega a tener dimensiones significativas para Chacmcha (adoptó su nuevo nombre a la par de que obtenía la ciudadanía inglesa), por lo que decide regresar por unas semanas a su antigua casa en Scandal Point, para arreglar los lazos familiares con sus parientes.
Durante su estancia en su país natal, se reencuentra con una joven llamada Zeeny Vakil, de la que tenía un recuerdo no muy ameno (flaca y poco agraciada), pero que en la actualidad estaba hecha una verdadera belleza y que futuramente sería la llave para su auténtico renacimiento y salvación. Tiene relaciones con ella. Al cabo de unas semanas, a pesar de los ruegos de Zeeny para que se quede en su tierra y dé las charlas nada tranquilizantes con su padre, decide tomar un nuevo avión regreso a su casa en el jumbo Bastan, vuelo AI-420 de la Air India.
Su sueño de darle un hijo a Pamela se vería reducido en unos cuantos días a nada. El viaje de la reencarnación y de la pesadilla iniciaba para el joven par de actores.
.....el cruce
“Tal vez fuera o tal vez no”[4] pero las vidas de Gibreel Farishta y Saladin Chamcha estaban a punto de unirse de por vida, en una cadena de eventos que la mayoría escapa de la credibilidad, eran hechos que pertenecían más bien al mundo de la ficción y de los sueños. El primer evento, refiere al secuestro del avión en el que por azares del destino, el mismo vuelo que regresaría a su hogar a Saladín, había sido abordado por Gibreel para cumplir su cometido amoroso.
Durante las primeras horas de vuelo, el Bostan se ve tomado en posesión de un grupo de tres actores psicópatas masculinos y una actriz, todos de origen holandés, quienes argumentaban que el rapto del avión se debía a una causa noble. Hicieron aterrizar la aeronave en un puerto improvisado dentro de la propiedad de un jeque, donde decidieron que se quedarían únicamente con la cómoda cantidad de cincuenta rehenes, dentro de los cuales estaban tanto Gibreel como Saladin.
Durante cien días estuvieron inmóviles en el territorio del jeque, hasta que los terroristas se decidieron a volar de nuevo. Durante el trayecto (que milagrosamente aún se dirigía a Inglaterra), las riñas entre el grupo de asaltantes se hicieron inminentes, estaban desesperados después de no haber sacado algo de los cien días anteriores en tierra. La mujer, la más intrépida, tomó la drástica medida de volar el avión, a lo que se opusieron los demás asaltantes, pero el resultado fue inevitable. La catástrofe únicamente dejó a dos supervivientes.
Aterrizaron ambos en la playa de la anciana Rosa Diamond de ochenta y ocho años de edad. Fueron recibidos al interior de su casa y se les ofreció cama. Durante la caída, ni Farishta ni Chamcha se habían cerciorado de que una extraña transformación había comenzado en sus cuerpos.
......paradojas y avatares
El nuevo inicio tocaba a la puerta de sus vidas, después de todo, Chamcha se había puesto a llorar como un recién nacido en la orilla de la playa a la que el agua los había arrastrado; perfecto comienzo, la vida desde cero. Aquí sus caminos se verían de nuevo separados. La noche en la que se les hospedó a Chamcha le habían brotado unos extraños cuernos en los lados de las sienes, comenzaba a tomar la apariencia de macho cabrío, mientras que a Gibreel le empezaba a perseguir una luz amarilla y brillante siempre a la altura de su cabeza. Uno se transformaba en demonio y el otro en ángel. El departamento de migración se encargó de separarlos, ambos fueron identificados como inmigrantes ilegales, pero la peor parte le tocaría a la cabra.
Los agentes no se atrevieron llevarse al ángel debido a que su buena apariencia le otorgó el beneficio de la duda, y finalmente se le creyó amigo de la anciana. Para Chamcha la vida daba tristes giros. Su esposa ya estaba embarazada en su ausencia por uno de sus amigos de la juventud (indio también), mientras padecía las brutales golpizas que le propinaban los agentes de migración.
Todo eso hasta que fue abandonado en la calle y después acogido por algunos de sus antiguos compatriotas indios en un café restaurant, también residentes de Gran Bretaña. Su aspecto de demonio llegó a la cumbre mientras era alojado en restaurant. Su paradoja: siempre había huido de la India, negado su origen y despreciado a la gente que ahora le ayudaba, a él, los asuntos de fe le tenían de alguna manera sin cuidado, pero estar en aquella condición era algo que realmente lo golpeaba.
La Bretaña que se había dispuesto a conquistar ahora le arrastraba por el piso y lo humillaba de diversas maneras, todas maravillosas y, al mismo tiempo, repugnantes. No tardó en enterarse de que su esposa ya no lo quería, y que además estaba embarazada de su amigo Jumphy. Saladin perdía toda su vida y sus esperanzas. Era el avatar del demonio escondido en el apartamento del café-bar; paradójicamente, él nunca había sido mal sujeto, y aún en su metamorfosis no albergaba maldad.
A Gibreel las cosas le iban un poco más agradables. Se encontró la susodicha Allie, la reina de los hielos (enaltecida así debido a que de joven había montado el Everest y a que su piel y su cabello semejaban la nieve), para al fin conquistarla y tener una vida de desenfrenada pasión a su lado. Pero su metamorfosis se le iba presentando de manera lenta y amenazadora. Desde su partida a Inglaterra, Farishta había estado viendo al fantasma de Reckha Merchant, una de sus más fervorosas amantes, quién se había arrancado la vida al enterarse de la partida del joven actor. Era en realidad un delirio de su propia mente, se volvía loco a cada instante, sentía que el fantasma lo iba a terminar arruinando por completo. Reckha era el avatar que había tomado su pasado para seguirle y sin querer, Gibreel estaba cada vez más y más inmerso en cuestiones de religión, aun a pesar de su aparente falta de fe.
.......los versos satánicos
La parte más interesante de la historia de Gibreel reside en los sueños que le contaba a Saladin durante el rapto del Bostan. Se confesaba temeroso de dormir, era presa del insomnio. El capítulo titulado Mahound (que es un término cristiano que fue usado en el Medievo para referirse despectivamente al profeta del islam) narra los sueños del ángel Gibreel, y tanto en la parte en la que son contados a Allie, como cuando son confesados a Chamcha, se advierte la sombría y arcaica atmósfera en la que éstos se encuentran escenificados.
El relato se mueve en el tiempo para viajar a la remota ciudad de Jahilia, un lugar hecho de arena... Arena, siempre móvil, siempre ligera "quinta esencia de lo inconstante",[5] lugar en el cual el terrateniente Abu Simbel y su esposa Hind son los gobernantes y los sumos sacerdotes de una religión politeísta: Al-Lat, al lado de Mannat y Uzza, las hermanas de Shaitan. En general, la ciudad es descrita como un paisaje desértico con una fe tan movediza como la arena.
El principal móvil de la economía de la ciudad residía en que en su conjunto funcionaba como el templo de las trescientas sesenta deidades. A la ciudad acudían peregrinos de todas las partes del mundo a venerar a sus propios ídolos durante las famosas ferias anuales. Era un lugar que importaba fe cual producto de mercado, la religión adquiría para los Jahilianos un estatus corporativo imprescindible para el auge de su hogar.
Hay en este relato referente a Jahiha un punto de encuentro importante para con otras religiones abrahámicas.
En Jahilia se dice que este valle es el ombligo de la tierra; que el planeta, cuando fue creado, empezó a girar en torno a este punto. Adán llegó y vio un milagro: cuatro columnas de esmeralda que sostenían un rubí gigantesco y, debajo de este dosel, una gran piedra blanca, que resplandecía también, como una visión de su propia alma. Adán construyó fuertes muros alrededor de la visión a fin de atarla para siempre a la tierra. Aquella fue la primera Casa. Fue reconstruida muchas veces — una vez, por Ibrahim, después de que Hogar e Ismail se salvaran gracias a la intervención del ángel— y, poco a poco, la infinidad de manos de los peregrinos de los siglos oscurecieron la piedra blanca hasta hacerla negra. Luego llegó el tiempo de los ídolos; en los tiempos de Mahound, trescientos sesenta dioses de piedra se apiñaban alrededor de la auténtica piedra de Dios. ¿Qué habría pensado el viejo Adán? Sus propios hijos están aquí ahora: el coloso de Hubal, enviado por los amalecitas de Hit, se yergue sobre el pozo del tesoro, Hubal, el pastor, el pálidocreciente de luna, y el torvo y peligroso Kain, que es el menguante, herrero y músico; también él tiene sus devotos”.[6]
Es Jahilía en pocas palabras, el primer nombre de la cuidad que es la morada del objeto de fe islámico de más importancia: La Meca, el sitio más sagrado del Islam, transformado por el sueño de Gibreel en un burdel.
Pero había una figura en la ciudad que era temida por todo el pueblo; la de Mahound el profeta negociante. Aunque algunos lugareños pensaban que el temor que el grande Abu Simbel le tenía era desproporcionado. No obstante, en el sueño, Simbel siempre se preguntaba "¿qué clase de idea eres?" Advertía en La figura del profeta un inminente peligro; Mahound tenía el poder de instaurar una nueva fe, para él sus ideas eran de lo más radical, pero ¿por qué?
Primeramente, Mahound y sus hombres (el aguador Khalid, el esclavo Biilal y el vagabundo Salman) son partidarios del agua en una ciudad en la que el hecho de derramar una sola gota a la calle era severamente penado. El templo de las trescientas sesenta deidades (toda la ciudad) estaba construido de arena en su totalidad.
Constantemente sus pobladores se encontraban en tareas de reconstrucción y conservación, un sólo jarrón de agua derramado en la opulencia de las calles era capaz de desatar un cataclismo sobre toda la ciudad y el profeta y sus hombres compartían un arraigado gusto por el agua. En segundo lugar, se decía que Mahound subía cada fin de semana a ayunar a una de "las cuevas del monte Cone (situado a uno de los costados de Jahilia), para encontrarse con el arcángel Gibreel, quien era el mensajero de los designios de la voluntad de Alá. Por último, la influencia que tenía sobre el pueblo era tal, que bastaba con que se parase en una plaza pública a recitar las profecías del único, para que el pueblo entero sucumbiera en señal de obediencia hacia las palabras del profeta.
Abu Simbel era inteligente, podía ver que la fortaleza de Mahound residía en su radical idea de la fe encaminada a un sólo dios. El mismo profeta era como una unidad indivisible, autosuficiente, de manera paralela Alá era el dios que podía abarcar todas las cosas, responsable de cada uno de los cuatro elementos, un ente totalizador que a los ojos de Simbel parecía terrorífico, era como un monstruo universalista devorando a todas las deidades especialistas. "¿Por qué temo yo a Mahound? Por eso: uno uno uno, su aterradora singularidad. Mientras que yo estoy siempre dividido, siempre dos o tres o quince. Incluso puedo apreciar su punto de vista...”[7] ¿Qué tipo de idea era Mahound?, ¿Qué, tipo de idea era Simbel?
Gibreel Farishta, el soñador, veía toda la historia de la ciudad de arena transcurrir a manera de película, con flashbacks, fadedowns, cambios de ángulo en la cámara, juegos de luces y de sombras y una increíble nitidez, cada vez que despertaba, el sueño se quedaba en una parte y de ahí no se movía hasta que el actor volvía a sumergirse otra vez en él, de tal manera que nunca perdía el hilo de la historia. Así la película siempre continuaba donde él había dejado de soñar, pero lo más importante, dentro del sueño, era tanto espectador como actor; desempeñaba el papel del arcángel Gibreel, pero su voluntad no tenía ningún efecto en el transcurso de los hechos, la historia lo obligaba a hablar, a dialogar, a moverse, el no tenía poder de elección.
Entonces aparece Shaitán: Abu Simbel se resuelve a pactar un trato con Mahound en el que se reclama para las deidades principales de la ciudad Al-Lat, Mannat y Uzza, el rango de arcángeles, de semidiosas, para ser reconocidas por el dios único como sus hermanas, a cambio de darle al profeta una mezquita, un lugar en la corte y la nobleza de Jahilia. El profeta se ve tentado, pero no toma ninguna decisión (parece que la naturaleza del mismo dios único estaba subordinada a la voluntad de su propio súbito), así que se dirige a la cueva del monte Cone para entrevistarse con el arcángel Gibreel.
El actor Farishta, asume su papel de avatar dentro de la historia, es el portador (sin quererlo) de los mismos versos satánicos. Una inminente paradoja, que él siendo como un ángel en la vida real, dentro de sus sueños sea el portador de los versos del demonio. La entrevista se da, y Mahound baja después de dos semanas a la ciudad para dar el veredicto; a pesar de las súplicas del aguador Kalhid y de sus hombres, incluso de su tío Hamza el matador de leones, de que no diga el veredicto , de que de alguna forma había sido utilizado, entra a la plaza principal durante uno de los eventos con más público e interrumpe:
Mahound, con los ojos firmemente cerrados, avanza entre la gente, se apagan los abucheos y silbidos y se hace él silencio. Mahound no abre los ojos ni un momento, pero su paso es firme y llega al estrado sin tropezar ni chocar. Sube los pocos peldaños hacia la luz; todavía tiene los ojos cerrados. Los poetas líricos, autores de elegías de asesinatos, versificadores de relatos y comentaristas satíricos allí reunido... "
Y continúa,
«¿Habéis pensado en Lat y Uzza, y en Manat, la tercera, la otra? -Después del primer verso, Hind se pone en pie; el Grande de Jahilia ya está muy erguido. Y Mahound, con ojos amordazados, recita-: Ellas son oves preeminentes, y su intercesión es verdaderamente deseable».[8]
Gibreel Farishta ha sido cómplice de Satanás, pero al poco tiempo, después de intensas meditaciones, el profeta advierte el engaño y trata de revertir los efectos que causaron su propia lengua: el pueblo ha aceptado a Alá a un precio altísimo, su mensajero lo ha traicionado y se ha traicionado también a sí mismo. Mahound Regresa a la cueva del monte para enfrentarse a su demonio "La última vez era shaitán", pensaba.
Al encontrarse con Gibreel, se bate en duelo durante varios días, para al final darse cuenta de que no puede luchar con la deidad ni con la voluntad de Alá. Deberá redimir con su propia mano el error que acababa de cometer (pero esa es otra historia). Al ser finalmente reducido por el arcángel, acababa de crear la nueva fe. El nombre de la nueva religión es: «sumisión».
.........qué clase de idea es la reencarnación?
¿Qué clase de idea/ parece hoy «Sumisión»?/ Una idea llena de miedo. /Una idea que escapa.9 En este punto se esclarece el motivo del miedo a dormir de Gibreel Farishta; cuando duerme no es él, no habla como él, no se comporta como él. Siente que desde otro sitio le están soñando, que es parte de la imaginación de otro ser. Tiene miedo porque no tiene voluntad ¿No es ésta la peor sumisión?, desde su aparente mundo de glamour y falta de fe, se ha transformado en el más ferviente de los seguidores del islam, finalmente preso de sus alucinaciones, es un ser que en verdad se cree que puede redimir al mundo con sus poderes de ángel (termina suicidándose con un revolver de Saladin, se vuelve loco). Es un avatar que expande el mensaje de la palabra divina desde el mundo de la metafísica, es un colonizador desde el imperio de lo inmaterial, el enviado de Alá a las calles de la Gran Bretaña.
Un proceso exactamente colateral ocurre con el personaje de Saladín Chamcha. En Inglaterra, dentro del barrio de su escondite, los criminales ya soñaban con Satanás, ¿Qué extraña coincidencia, que en cuanto más duraba en Inglaterra después de su caída del Bastan, más adquiría el aspecto de un macho cabrío? Lo que ocurría con Gibreel, ocurría con Chamcha pero a diferencia del primero, a él las trasformaciones le sucedían en el mundo de lo tangible, y con la apariencia no de un ángel sino del mismo Shaitan. Paradójicamente no alberga en su ser ni una sola pizca de versos satánicos. Pero lo que es más importante en torno a su condición: siempre quiso huir de la India, y al final la India fue su único escape.
En una escena en la que dentro de un bar pierde por completo los sesos para sacar por completo su ira, sin querer, en la substancia de los bramidos de odio, sacaba a la vez que el aire del estómago, todo su odio por la India. Al cabo de unos segundos después del estallido su forma humana había sido recuperada. Él siempre huye de la india y, al mismo tiempo, se encuentra con gente india por todos lados, hasta en Bretaña. Escapar de su realidad nunca era realmente una opción. Tampoco para Farishta lo fue, nunca escapó de su religión, ni en el inconsciente ni en el mundo tangible (y Rusdhie no deja al lector con la certeza de que la bala en verdad lo liberara).
La novela recrea el nacimiento del islam dentro de un cuento, pero el alcance que tiene sobrepasa los límites de la frontera del sueño. Puede generar una ruptura entre mundo metafísico y mundo tangible. La capacidad del sueño en otros espacios fuera del onírico es fundamental. De ahí la ausencia de sueño, los ojos permanecen abiertos.
Saladín había perdido a su esposa, había perdido sus sueños, su dignidad, su odio, estaba por completo en ceros. Como un bebé, y a sus cuarenta y tantos se disponía a iniciar una nueva vida, a reencarnar y a creer que dentro de dos mentes se puede encontrar el mismo sueño: después de la muerte de Gibreel y de la pérdida de su esposa, su amiga Zeeny Vakil todavía soñaba con tener una vida con él, parece que a míster Chamcha lo había rescatado un sueño que provenía desde lo más hondo de su tierra (en Bretaña ya no le quedaba nada). En la última escena se encamina con Zeeny hacia su nueva vida.