Excélsior [Notas sobre Stan Lee]
Sergio Urbina
I’ve got the Dungeon Master’s Guide
I’ve got a 12-sided die
I’ve got Kitty Pryde
And Nightcrawler too
Waiting there for me
Yes I do, I do…
Rivers Cuomo
Hijo de inmigrantes judíos rumanos. Comenzó a escribir para los cómics como un trabajo temporal. Escritor editor y productor de cómics y actor ocasional de cine. Salvó en los sesenta la empresa que más tarde se convertiría en Marvel Comics, en ese tiempo casi siempre acompañado de Steve Ditko y Jack Kirby. A lo largo del tiempo llevó el negocio de una pequeña casa productora a una gran corporación multimedia.
Su principal sueño se frustraría. Siempre deseó ser un novelista como sus admirados Luis Stevenson, Conan Doyle o Rice Burroughs. Y tentado en reservar su nombre para futuras novelas, su primer trabajo lo firmó con el seudónimo Stan Lee. Décadas después cambia oficialmente su nombre adoptando el seudónimo ya universalmente conocido. “Stan the Man”, le llaman.
Detalles que lo destacan: La humanización de los personajes, más allá de su identidad de superhéroes. Él insistió en que todos los superhéroes deben de ser un punto débil.
Detalles que lo destacan: Un lenguaje grandilocuente y recargado que en el caso de los artículos y textos publicitarios llega estar entre autoparodia y lo circense.
Detalles que lo destacan: Daba gran libertad de movimiento a sus dibujantes a través del método Marvel; éste consistía en hacer una sinopsis de la historia que pasaba el dibujante y luego escribía los diálogos basándose en el dibujo. En ciertos casos esto ha hecho difícil saber qué parte de la historia era de él y que parte era del dibujante o del guionista.
Ganador de 11 premios, nominado a otros tantos, lo que de inicio consideró un trabajo pasajero lo volvió uno de los grandes de la industria y una leyenda. Trabajó desde 1939 hasta el 2006, con una baja del ritmo a partir de los años noventa. Más recientemente será conocido por la cantidad de cameos (44) en las películas del universo Marvel, entre otras películas, programas y series.
Y así se podríamos seguir durante el equivalente en texto a varias tesis doctorales, hablando de Stan Lee. Es de destacar lo importante de la perseverancia, en un tiempo de crisis de la compañía estuvo a punto de dejar los cómics; sólo por sugerencia de ánimo de su esposa persistió. A partir de entonces trabajaría creando un universo que desde hace unos años genera billones de dólares al año, especialmente gracias al universo cinematográfico.
Hace poco pensaba en lo influyente que es Stephen King y sus historias, gracias en buena parte a las adaptaciones de éstas, sobre todo en medios audiovisuales, pues en éstos tiene una presencia constante, desde el siglo pasado hasta nuestros días.
Aprovecho este espacio y estas líneas para invitarlos, lectores, a pensar en lo dicho en el párrafo anterior, solo que esta vez sea Stan Lee en quien fijemos nuestra atención para pensar en cuánto de la cultura pop y desde hace cuantos años está influyendo en los ilustradores, dibujantes, publicistas, las historias, los personajes en la vida cotidiana de los lectores y todos los ámbitos de la cultura y lo cotidiano.
Han sido muchas décadas y ahora más que nunca estas historias tienen una importancia. Obviamente en lo económico son una verdadera mina de oro, pero hay mucho más por desentrañar. Como en todo, probablemente pase la emoción y la moda, poco a poco estas historias y las producciones que nos acompañan ahora, en algún momento dejarán de ser dominantes en la taquilla y en las reproducciones, así como su presencia en los medios quizá vaya bajando o sean desplazas por otras.
El punto en el que deseo enfocarme ya casi al final de este texto y en otros posteriores, son los cómics con sus variantes y la miríada de temas que de ellos se derivan.
Deseo destacar esa intimidad que desde los años 30 estos equipos que escribían y buscaban contar historias tratando de ser lo más variados e innovadores. En un medio que a partir del final de la Segunda Guerra se vio mermado por el desinterés de sus lectores y acechado por la censura, ya que las voces conservadoras de su tiempo insistían en su mala influencia hacia la juventud, como posteriormente se fijarían las miradas en la televisión, el telecable o los videojuegos, según la época.
La letra de la canción con la que inició este texto hace referencia a dos personajes que son parte de las creaciones del autor (Nigthcrawler y Kitty Pride parte de los X-Men) a quien estoy dedicando estas palabras. Lo otro de lo que habla es del lugar donde se gestó esa canción (en un garage) y también una buena parte del álbum que la contiene. Los cómics, los juegos las imágenes y la parafernalia, son un lugar o una serie de mundos en los que se puede tomar refugio respecto a lo agreste de lo cotidiano.
Ese garage no es sólo el lugar físico donde resguardarse de lo cotidiano y los problemas que lo acompañan, son también los cómics uno de los grandes aliados que uno puede encontrar como individuo. La partida de Stan es uno de tantos hechos que se presentan hoy en día, de entre varios otros que no se habían vivido antes, o no como se presentan ahora.
Hay un reto para los creadores de hoy, así como lo hizo Stan y lo siguen haciendo muchos otros autores como Alan Moore (quien aún cuenta sus historias) o Neil Gaiman, quien está recibiendo mucha atención además que mucho de su trabajo se está adaptando para medios audiovisuales. Es difícil imaginar todas las posibles adaptaciones y cambios por venir que tendrá el medio para lograr seguir adelante. Quizá termine convirtiéndose en algo totalmente distinto o, también como ya pasado, continúe retomando las enseñanzas pasadas para afianzarse en el gusto del siempre caprichoso y cambiante público, o se incruste en un nicho específico, como suele suceder, desde hace tiempo.
Hay muchas posibilidades. Así como los distintos universos y realidades de los cómics de Marvel, este medio está recobrando fuerza. De una gran lista de nombres, alguien que ayudó a mantener el medio en lo popular fue Stan Lee y los equipos que lo ayudaron a lograr mil maravillas y otros tantos descalabros, en este llamado ‘noveno arte’ o ‘cine de los pobres’ que hoy genera ganancias billonarias.
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Sergio Urbina (Irapuato, Guanajuato, 1984) es fotógrafo, artista plástico y escribe poesía.