Es lo Cotidiano

SHAKESPIRIANAS [XXI]

El Soneto XVIII

José Luis Justes Amador

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El Soneto XVIII
El Soneto XVIII



94.
¿A un día de verano compararte?
Más hermosura y suavidad posees.
Tiembla el brote de Mayo bajo el viento
y el estío no dura casi nada.

A veces demasiado brilla el ojo
solar, y otras su tez de oro se apaga;
toda belleza alguna vez declina,
ajada por la suerte o por el tiempo.

Pero eterno será el verano tuyo.
No perderás la gracia, ni la Muerte
se jactará de ensombrecer tus pasos
cuando crezcas en versos inmortales.

Vivirás mientras alguien vea y sienta
y esto pueda vivir y te dé vida.
94.1. Manuel Mujica Lainez.
 


95.
¿Debería compararte con un día de verano?
Tú eres más agradable y mesurada.
Ásperos vientos agitan los queridos brotes de Mayo
Y el aliciente del verano no tarda en acabar:
A veces el ojo del cielo brilla ardiendo demasiado
Y a menudo ve atenuado su dorado rostro
Y es que toda belleza a veces pierde su belleza
Por azar, o por el cambiante curso de la natura.
Pero tu eterno verano no se ha de disipar
Ni perderás posesión de la belleza que detentas
Ni la muerte presumirá que entre sus sombras vagas
Cuando en las eternas líneas del tiempo crezcas.
Mientras los hombres puedan respirar y sus ojos ver
Así tanto vivirá esto y te dará vida.
95.1. Juan Carlos Villavicencio.
 


96.
¿Por qué igualarte a un día de verano
si eres más hermoso y apacible?
El viento azota los capullos mayos
y el término estival no tarda en irse;
si a veces arde el óculo solar,
más veces su dorada faz se nubla
y es norma que, por obra natural
o del azar, lo bello al fin sucumba.
Mas no se nublará tu estío eterno
ni perderá la gracia que posee,
ni te tendrá la muerte por trofeo
si eternas son las líneas donde creces:
Habiendo quien respire y pueda ver,
todo esto sigue vivo y tú también.
96.1. Andrés Ehrenhaus.
 


97.
¿Te comparo a un día de verano?
Vos sos más temperado y placentero.
El viento bate el capullito enano
y el verano se pasa muy ligero.
A veces quema el sol con su destello,
otras, sus rayos tórridos se opacan
lo bello cede a veces de lo bello
suerte o naturaleza los atacan.
Pero el verano tuyo no se amengua
ni perderás tampoco lo que es tuyo
ni la Muerte usará su engreída lengua
si con versos eternos te construyo.

Mientras los hombres respiren y ojos lean
vas a vivir en esos que me lean.
97.1. Miguel Ángel Montezanti.
 


98.
¿Qué debo compararte a un día de verano?
Tú eres más adorable y estás mejor templado.
Rudos vientos agitan los capullos de Mayo
y el estío termina su arriendo brevemente.
A veces brilla el sol con demasiado fuego
y a menudo se vela su dorado semblante.
A veces la belleza declina de su estado,
por causas naturales o causas imprevistas.
Mas tu eterno verano, jamás se desvanece,
ni perderá su instinto de tener la hermosura,
ni la Muerte jactarse, de haberte dado sombra,
creciendo con el tiempo en mis versos eternos.
Mientras el ser respire y tengan luz los ojos,
vivirán mis poemas y a ti te darán vida.
98.1. Ramón García González.
 


99.
Estás más buena que un día de verano
mucho más y además sos más hermosa
el vendaval de enero es inhumano
y el verano es cortito poca cosa
el ojazo del cielo nos aplasta
y el oro de sus rayos devalúa
lo hermoso de lo hermoso se desgasta
porque el tiempo es un chorro con ganzúa
pero el verano tuyo no termina
nadie puede robarte ese secreto
ni la muerte que a todos nos fulmina
porque sos inmortal en mi soneto

mientras siga este mundo respirando
esto sigue viviendo y vos brillando
99.1. Ramón Paz
 


100.
¿Habré de compararte con un día de verano?
Tú eres más hermosa y más suave:
En mayo las ventiscas azotan los retoños
Y el término de estío no tiene un curso claro.
El ojo de los cielos brilla con furia a veces;
Otras veces se ofusca su bruñida figura
Y lo que es bello, a veces, de su beldad declina
Porque el azar lo quiere o lo exige Natura.
Mas tu perenne estío jamás se nubla
Ni perderás esa beldad tan tuya;
No gritará la muerte que ya es suya
La que perdura en las eternas líneas.
Mientras aliente el pecho y vean los ojos
Todo esto vive para darte vida.
100.1. Salvador Elizondo





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