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GUÍA DE LECTURA

Al través de la vida, de Adolfo León Gómez

Jaime Panqueva

panqueva
Secretos del Panóptico
Al través de la vida, de Adolfo León Gómez

Hace un par de años, en la guía 234, comentaba sobre la vida del escritor, periodista, historiador, editor, dramaturgo, jurista y político, Adolfo León Gómez y su lucha contra la calumnia tras haber sido enterrado vivo en el leprosario de Agua de Dios, en Colombia, donde vivió los últimos ocho años de su vida. Mencioné algunos de sus libros, Secretos del Panóptico, el drama Los soldados, y sus memorias, En la ciudad del dolor, pero omití un compendio de sus creencias, que había publicado apenas un par de años antes de partir al forzoso exilio. Lo tituló de forma extensa pero precisa como Al través de la vida, intimidades, ideas, pensamientos y opiniones, impreso por su editorial Sur América en el año de 1917.

León Gómez, por entonces, rondaba los sesenta años de edad y acumulaba una trayectoria pública que lo había llevado tres veces a la cárcel durante la guerra de los Mil Días, además de haber fundado un periódico-revista que circulaba desde 1903, con una importante red de corresponsales que incluía numerosas ciudades colombianas y de la América hispanohablante. Para no excederme en comentarios, prefiero dejar una muy breve selección, pues el libro sobrepasa las 200 páginas, de aforismos y fragmentos de discursos que encarnan el pensamiento de este particular personaje de comienzos del siglo XX colombiano, y que le granjearon tanto amigos como acérrimos adversarios.

Los peores enemigos de la Religión no son ciertamente los que la atacan frente a frente: esos se combaten con la razón, con la ciencia, con la exhibición de sus vicios personales y con el buen ejemplo y la vida austera de los verdaderos cristianos. Los peores enemigos de la Religión son los que la convierten en arma de partido, los que la ponen de pantalla en sus ambiciones y los que se ostentan en los sacramentos cuando son notorias sus iniquidades. Son los hipócritas que siembran la duda en el ánimo de los creyentes sinceros.

Es inconcebible y antipatriótico el miedo cerval que los politiqueros manifiestan a la derrota eleccionaria y que los hace callar o adoptar candidatos adversos. Los partidos no están obligados a triunfar, ni a tener forzosamente mayorías ni a asumir la hegemonía, sino a manifestar y defender sus ideas, a ser correctos en la práctica de ellas, a no claudicar nunca y a ser dignos siempre.

La envidia es una brújula que señala siempre al mérito.

El matrimonio es un microscopio con el cual los dos amantes, que se creían perfectos, se encuentran llenos de defectos.

Prefiero los asesinos y los ladrones a los traidores y a los hipócritas.

El hombre es más valiente que la mujer ante el peligro; pero ante el dolor físico, la mujer es muchas veces más valiente que el hombre.

La mujer es un cero que el hombre inteligente coloca a la derecha y el necio a la izquierda.

La vida es un banquete en que unos comen, otros sirven por un bocado, otros roban y otros piden a los que comen, a los que sirven y a los que roban.

Los intrigantes son plantas rastreras que se convierten al final en trepadoras.

El pensamiento es un águila con alas de relámpago. Si mi mano ambiciosa pudiera atraparla ¡cuántas cosas grandes y bellas escribiera! Lo poco que he escrito son plumas caídas de aquellas alas en el antro oscuro de mi cerebro.

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