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CRÓNICA

Semana seis

Yara Ortega

Tachas W12
Tachas 360
Semana seis


Hoy salí a surtir la merma de la "Despensa del Fin del Mundo". Todo un peregrinar para conseguir la mísera grenetina que le da un valor nutrimental a las "jaletinas" con las que contribuimos al aporte calórico diezmado por las temperaturas de 40°C a las tres de la tarde. Y a las 4, acopio de valor para lo que falta. Obvi, del súper de los probes, donde te dejan entrar sólo con cubrebocas y de a uno, como en el mercado.

Tenía ganas de abrazar especialmente a una poeta a la que admiro, y pasé con la intención de hacernos "ojitos, muy de lejitos" cuando menos, pero tenía cerrado el changarro del pollo y el de la fonda en el mercado. No había visto su publicación. Murió su perrita, la "Greis" (y el fallecimiento de una mascota es equivalente al de un familiar o al de un cónyuge). El "Gildardo Magaña" se percibe con por lo menos el 50% de los establecimientos con la cortina baja. La mitad de ellos ofrecen servicios a domicilio por whattsapp.

1,800 defunciones al 30 de abril en todo el territorio. 21 en Jalisco por consumir alcohol industrial, con eso de la Ley Seca. Anuncian que el Santuario del Santo Patrono ("Santo Santiago", según una rectora local al canal Maria+Visión), abrirá el 1 de mayo, cuando apenas inicia lo "alocado" de la curva de contagio, que se mantendrá por lo menos durante la quincena, "aplanándose" a partir de la tercera semana, según lo esperado.

En el Defectuoso, la desmovilización se calcula de un 68-70%. Han disminuido en 30% las corridas del Metro. Los hospitales a un 50% de su capacidad.  Y la OCDE augura un incremento en la deuda externa en toda Latinoamérica. Lo que ya comentábamos con amigos, volvamos al sistema de trueque, porque el efectivo se empieza a ralentizar. Quienes ahora damos el "tarjetazo" para el súper mamalón, debemos estar conscientes de que el mes que entra llegará el pago. Y el petróleo sigue bajando, especulación de quienes ya han llenado sus depósitos. Pero les tendremos que seguir mandando, para que nos devuelvan gasolina. Y no de a gratis.

En una sucursal, a don Perfecto Prosapia no le respetaron los meses sin intereses con los que pagó a SIAPA, entre otras "promociones". Encima, le aumentan de a dos o hasta $15.00 en las "mensualidades" que sí se parcializaron. "Es que se ajustarán en el futuro". Pero el futuro es hoy. No saben los vizcarros qué alacrán se acaban de echar al seno. Como no tiene nada qué hacer después de las 10 am que termina el home-office, le invierte hasta las once de la noche a la conciliación de estados de cuenta. Y le va a gastar los pesos, con tal de que le reconozcan los centavos.

Pero aquí no pasa nada... y me acuerdo de Saúl Hernández y los "Caifanes". Tarareo algunas rolas mientras me erijo en dueña y señora de la cantera rosa (y el gris pórfido que un pérfido funcionario hiciera "uniforme" de los jardines municipales, plazas y andadores del Bajío). Miro la cara amadreperlada del reloj en el basamento del campanario diocesano. Impávido, marca la una desde que el tiempo se detuvo, si no mal recuerdo, desde antes de la pandemia. Qué falta le hace el "Maestro Manecillas", que por acuerdo con los curas Olalde y Ortega (sin parentesco con la signante), de oquis le daba cuerda y su mantenimiento, siendo tan puntual como pudiera estarlo al sincronizarse con el de la XEQ que daba la hora cada minuto en la radio del DF enmedio de las inserciones de sus patrocinadores, con unos textos y voces que eran como ecos de la XEW en la "Hora Azul". Así me lo contaba mi papá, a quien un rayo vino a hacerle tierra en el radio de bulbos de la sala, donde escuchaban desde la BBC de Londres los avances de los Aliados. Despertó tres días después, con el oído derecho dañado de por vida. Y el amor por la Onda Corta, que sintonizábamos en el Laboratorio buscando Radio Habana Libre.

Y llegué a casa, con el cilantro marchito. Arrastrando mi sombra que acarrea aún algunos remordimientos. Miro al frente, buscando una mirada de simpatía. Sólo hallo hosquedad, sobre los paliacates que hacen de cubrebocas a la rancherada que se anima a ir a la farmacia. Busco en el asfalto pegostioso de calor algún indicio de que esto va a mejorar. Pero me entero de nuevas agresiones al personal sanitario. Y mis niños, que entrarán a primer contacto de TRIAGE en la fase crítica a partir del próximo lunes. Les encortiné la casita a la que el sol visita en su escalada al cenit de rincón en rincón y no cesa en su empeño hasta pasadas las ocho de la noche.

Mañana, día del niño. Y se nos viene el 10 de mayo. En tanto, estaremos hasta la progenitora de deudas, y los comerciantes "de temporada" no podrán ejercer su derecho constitucional a un trabajo digno.

Mis cansinos pasos, como en escalada vertical. Libre, sin arnés. Van buscando un asidero para llegar a mañana, en tanto mi sombra me sigue, como una cobija vieja, enchinchada de recuerdos poco sanos, que el diablo se encarga de soplar los rescoldos de pasados que a nadie convienen.

Pero estas fechas ya pintaban las nubes en forma de coyotes arriba de la presa del Palote hace dos décadas. Y el piso era el único lugar decente para recibir visitas. La rabia de "Los Cristeros" o la suavidad de las dharboukas, el incienso hindú, un conejo de Nueva Zelanda que atravesaba el boulevard, el canto de las golondrinas. Mis vestidos de chifón, con sandalias. Martes de descanso. Y el calor, que derretía los propósitos de enmienda.

Un recluso en el locutorio trata de explicarle a su mamá que le van a dar mínimo ocho años de cárcel por haber vandalizado un comercio. La señora no alcanza a comprender que ahora tiene que apoyar al chamaco criado laxamente. Esto después de que la babosa tipa sentada en la entrada del centro comercial que hace meses no visito, me espetara: "Onde va. Qué no ve que no hay pase". Le respondí, tratando de no ser grosera - "A ver qué veo".- "Sálgase, no hay acceso a los que vienen a comprar. Nomás a los que vienen a pagar". Y me sentí humillada como personaje de Ismael Rodríguez

La próxima semana, hará cuarenta años que teníamos que huir del tormentón que se nos venía encima luego del rosario en La Purísima; en la ermita de la fundación bajo las cuales están las cuevas de los "dragones" y donde apenas fue escondrijo de malvivientes y mostrencos durante la colonia, y desde entonces a unos años, menos de treinta, se "cueviaba", es decir, se sacaban a mano a los bagres dormidos.

Adiós a la carbonería. Desde las fechas de la maicería. Ya no hay marimbas ni organillos. Luna llena de abril. Y la ebullición de la sangre adolescente. Nada habrá de volver.


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