La modernidad nos educó conforme a un programa cívico. Allí había grandes ideales, lugar para la razón y para el sentimiento, para la religión y otras ceremonias sobre la forma de vivir el aquí y el después. Se nos acondicionó para ser íntegros y dueños del universo. Sin embargo, había que enfrentarse a la realidad y al mundo de las necesidades y del dinero, a la reificación de objetos e ideas. Y entonces se criticó a quienes defendieron los principios fundamentales como encleques y sentimentaloides, como inadaptados, como soñadores sin oficio ni beneficio, sin darse cuenta que allí quedaba la historia de una estafa y la posibilidad de una vida diferente. De allí que ésta, la vida, estuviera siempre en otra parte.

Scott Fitzgerald nos acerca a ese mundo que se fue, que nos fue arrebatado o que nunca existió, acaso sólo como la zanahoria que persigue el conejo en su infinita carrera. Pero allí estaba la vida deseada, soñada, los principios que podrían hacer del hombre eso que se vivió como imagen, como idea, como anhelo. Gustavo O. Contreras R., Cecilia Llamas Ramírez y Alejandra Flores Casas nos llevan a algunos de los pliegues de Scott Fitzgerald, el último de los puros.

Inti García Santamaría nos entrega tres textos en donde la aliteración o el color o el rompimiento del verso, todos ellos mediante lenguaje de buena factura, nos reta a hacer nuestra propia lectura. Yarazel Carrillo nos habla de la soledad de su peculiar voz poética en donde o bien existe una bipolaridad o un misterioso encuentro. Eduardo Santiago Rocha Orozco juega con una de las manos del diablo. La otra mano es del narrador.

En Memorias del subdesarrollo Alejandro García vuelve a la relación afectuosa, contradictoria, entre la ciudad natal y su formación de escritor.

En El occipital de Einstein (Ciencia) la urraca ladrona nos comparte un texto de  Douglas R. Hofstadter que lleva a las comparaciones entre corazón y erebro.

En El Parietal de Chomsky (comunicación y lenguaje) Gerardo Ávalos  reflexiona sobre los problemas y retos de enseñar literatura en Preparatoria.

En Un ratito de tenmeallá Isaac Zepeda sigue con este papel entre destructor y redentor de ciertos gangsters, en este caso en Léon (The professional) de Luc Besson.

Francisco Rangel nos comparte algunas de las opiniones, prácticas y obsesiones de Inti García Santamaría.

En Viborero encontrará pañuelos y puñales para seguir festejando el día de San Valentín.