viernes. 13.09.2024
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POESÍA

Tachas 397 • Sobre la luz que no vemos y otras formas de desaparecer • Elisa Diaz Casteló

Elisa Diaz Casteló

Elisa Díaz Castelo
Tachas 397
Tachas 397 • Sobre la luz que no vemos y otras formas de desaparecer • Elisa Diaz Casteló

Hay estrellas hasta que se acaba la vista,
estrellas hasta que se cansa la luz, hasta que la luz 
no alcanza, dicen       más allá de eso, incluso,
donde no podemos ver, estrellas 
       sigue el universo inalterable, siguen
galaxias de entumidas espirales,
porque la luz no llega, porque la luz no alcanza 
       estrellas hasta que se nubla la vista, 
hasta quién sabe dónde y después
aún, o eso dicen, estrellas; así

con mis ausentes, no 
los muertos, los que viven
aunque no los vea: despejan
la mesa en casas que no conozco,
con un gesto cansado toman una manzana, 
se amarran las agujetas       no lo sé de cierto pero
puedo deducirlo      que andan por ahí
disfrazados de incógnitos, se saben de memoria
calles que nunca he visto, sus lenguas tocan
palabras de otras lenguas, concretos, afincados
en sus pies y en sus manos, se animan
por la nueva película y absueltos
rompen tazas y vasos y miran
sus reflejos sin sorpresa, 
       son como muertos, son como fantasmas, 
pero más torpes, más tibios,
       viven tanto como antes, tantas horas, 
días completos, todos los minutos de corrido,
cada segundo de cobre en el reloj de la iglesia,
       igual, les falta el cambio, se desesperan, 
se les hace tarde
y cuando los recuerdo
no son quienes son,
son quienes eran, los verdaderos,
no esos farsantes que existen
a mis espaldas, sino
espectros de años abajo,
a contracorriente, su dulzura
de manos y palabra, de obra y omisión, 
de juramentos que se han pasado un poco
de la fecha, se han tornado ácidos,
ligeramente malolientes,
por mi culpa, por mi gran culpa, 
       ni siquiera en la soledad estamos solos:
los ausentes andan por ahí 
con su caminar de autómata,
de forma oblicua siguen en el mundo,
se levantan, se cepillan el pelo,
qué cansancio,
       el mundo que no vemos
sigue precipitándose y existe,
       por lo menos los muertos
son más congruentes,
       aferran uñas y dientes a sus tumbas,
se llenan el nombre de ceniza,
sus huesos son de piedra,
se ahuecan en la duda, en la certeza,
y no les amanece nunca,
       les crece un poco el pelo, las uñas, 
pero nada más y nada grave,
       no andan por ahí pintándose los labios
saludando de beso en la mejilla,
       no andan por ahí recordando sus sueños
y olvidándome un poco, y pensando
que esta que soy ahora no es la misma,
       no andan por ahí llamándome farsante,
recordando a la otra y olvidando
mis lunares, uno a uno, estrellas
que se alejan, cuya luz ya no alcanza.




***
Elisa Díaz Castelo (Ciudad de México, 1986). Es poeta y traductora. Ha sido becaria del programa Jóvenes Creadores del Fonca y de la Fundación para las Letras Mexicanas. Obtuvo el Premio Bellas Artes de Traducción Literaria Margarita Michelena 2019 y el Premio Bellas Artes de Poesía Aguascalientes 2020. Es autora de Principia (FETA, 2018) y El reino de lo no lineal (FCE, 2020). Este poema fue publicado originalmente en el Periódico de Poesía de la UNAM.

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