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54 MUJERES, LA SERIE [37]

54 Mujeres [37] • Barbara Moore ('desconocida' es poco) • José Luis Justes Amador

José Luis Justes Amador
Barbara Moore
Barbara Moore
54 Mujeres [37] • Barbara Moore ('desconocida' es poco) • José Luis Justes Amador


I tell you – it was the most beautiful few minutes of 80 years.
Barbara Moore

En 1968 era casi imposible que una mujer dirigiera una de las orquestas de estudio más poderosas de la tierra, la de la multinacional EMI, y a Barbara Moore ni se le pasaba por la cabeza ya que, según declaró en una entrevista, “mi nombre estaba el último de la lista”. Pero una epidemia de gripe había hecho que el resto de la lista no estuviera disponible. La llamada fue tan directa como inesperada. “Creo que eres una arreglista y necesito que hagas un disco en seis días. ¿Puedes?”. Cuando llegó a dirigir a la orquesta, para su propio arreglo del tradicional Scarborough Fair que cantaría la recién llegada cantante folk Deena Webster –aún más olvidada que Moore–,  estaba tan nerviosa que la batuta se le escapó varias veces de las manos. Hace apenas unos años recordaba el aplauso que surgió de los músicos al final de la primera sesión al terminar la grabación. A eso se refiere con los minutos más felices de sus ochenta años.

A Moore ya la conocían los miembros de la orquesta, pero no como arreglista, sino como una cantante de estudio en un grupo que acompañaba a quien tocara, y que se llamaban The Ladybirds. Algunos incluso podían saber que había grabado poco tiempo atrás su propio disco instrumental de piano, titulado “A Little Moore Barbara”. The Ladybirds sacaron un par de discos con composiciones originales que entraban dentro del “pastoral folk” pero sin llegar, a pesar de la calidad de las composiciones propias, a la altura de sus contemporáneos.

Pero su destino era el de tantos y tantos músicos de estudio de aquellos años y durante gran parte de los sesenta y de los setenta Moore prestaba su voz, que a la industria le interesaba más que su habilidad pianística o su gran capacidad arreglística, y que normalmente pasaba sin ni siquiera mención en los discos ni en los registros de grabación. Pocos músicos tenían el detalle que tuvo, por ejemplo, Dusty Springfield al mencionarla en una presentación en la televisión. Su rango de trabajo iba desde las bandas sonoras para la televisión (como “The Saint” o “Bedazzled”) a cualquier disco para el que fuera requerida, de ser la banda corista de apoyo de la gran Sandie Shaw a aparecer en multitud de ocasiones en Top of the Pops como apoyo de las bandas invitadas. De esa época datan sus dos colaboraciones más escuchadas, aunque no por ella: el “Hey Joe” de Hendrix y su aparición como parte de The Ladybirds acompañando a Sandie Shaw en el festival de Eurovisión. De vez en cuando, alguien se acordaba de su faceta como arreglista, lo que la llevó a rearreglar el “At the Sign of the Swingin’ Cymbal” que introducía el conteo regresivo de Alan Freeman en la BBC. Ese polifacetismo la llevó a ser la voz de apoyo en uno de los mejores discos de “library music” de la historia.

Es la voz de Moore la que hace uno de los discos de De Wolfe, la casa de discos que se encargaba de hacer música multiusos para cualquiera que la pagara. Es su voz, en todos los registros posibles, la que hace de “Vocal Shades and Tones” una obra maestra del muzak, mientras que su colaboración con Roger Webb en “Moon Bird”, recuperado por el gran músico y enciclopedista Bob Stanley, hace que el sentido de música de fondo adquiera la categoría de obra de arte, con ese modo en el que la voz flota sobra la música, llevándola a una dimensión en la que solo parece existir la mágica voz de Moore y el escucha.

Pero en los años setenta las oportunidades de trabajo iban bajando, lo que hizo que prestara su voz a “Hot Hits”, un grupo formado por músicos y vocalistas de estudio, que habían encontrado una posibilidad en grabar versiones de canciones famosas y números unos, en ediciones que resultaban bastante más baratas que las originales. A pesar de la falta de composiciones propias, la voz de Moore logra que alguna de las versiones suene incluso mejor que las originales. Cada vez menos solicitada por la industria musical británica, se fue a trabajar como arreglista e ingeniera de estudio en Olympic, donde conocería a un jovencísimo Reg Dwight, al que invitó para sustituir a uno de sus cantantes de estudio que estaba enfermo. Reg, ya conocido como Elton John, le devolvería ese favor cuando le pidió encargarse de la orquesta y el coro para una de sus canciones tempranas, el góspel “Border Song”.

Moore murió sin haber conocido, salvo por unos cuantos completistas y coleccionistas, la fama que en un  mundo justo merecería.

PD: Además de la emoción de dirigir la orquesta de EMI, entre sus grandes recuerdos se encuentra el día en que en la cafetería de la BBC, después de haber grabado como corista el “Hey Joe” para Top of the Pops (en una grabación que solo existe —después de que la BBC reutilizara la cinta para grabar algo encima– como una cinta tomada directamente de la televisión por un fan), el mismísimo Hendrix compartió un pastelillo (pagado por Moore) con ella.

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