POESÍA
Poesía • Sin título • Francisco Fenton
Francisco Fenton
¿Cómo el aire puede convertirse en agua?
¿sentirse el peso de su humedad en la piel
o en los pulmones, igual que cosas vivas
se vuelven sin esfuerzo retratos vivos,
pero solo hay pintor cuando observamos?:
estábamos sintiendo y pensándonos
a nosotros mismos, ahora toca ver el amanecer
al abrir los ojos recostados; es fácil comprender cómo
las ramas del árbol cambian de tono,
un tratado de color, alegorías
de texto claroscuro, pero siempre el color
lo advertimos cuando entra desde las orillas.
Del momento a la deriva del pensamiento
cuando vimos que la luz no es nombre, decimos
que es el aire del amanecer quien se levanta,
la respiración del día, hojas negras estallan en la luz.
Dejó la aguja encallada en su sitio, da los primeros
puntazos, el trabajo queda comenzado
y el resto es sólo puro método, paciente elaboración.
Sueño, penélope, en la noche inaudita
deshizo en hilos lo que muestra el día,
siguió con el ojo la trama desde el amanecer
del transcurrir, durante toda su vida
medía el lugar donde había que despertar
los sucesos recostándolos y levantarlos
para devolverlos a la ausencia.
La luz variaba y esa era su forma de grabarse en nosotros.
Nube, mano de fotógrafo que pasa en un baile
sobre el paisaje, imitando justamente a una nube.
Cada momento del amanecer, los segundos cambiantes
hilan imágenes desiertas al pasar como voces sucintas,
no te pierdas de alguna, no te ahogues sin
su respiración de sonidos, su cambiante humedad de percepciones.
Saliva en la lengua y polvo en granillos que crujen sobre el piso.
Deja un momento eso; los alimentos también
amanecieron, las cosas que te piden atenderlas.
Ayer estabas acompañado, hoy quieres ver amistades,
cantar, bailar y conversar, compartiremos noticias,
doblaremos la hoja de otro año, vendrá otro amanecer:
al despertar nos vamos a reconocer mejor.
***
Francisco Fenton. Poeta, traductor y editor mexicano.