POESÍA
Poesía • Le Troquet • Daniel Acevedo
Daniel Acevedo

En el hormiguero, en sus cavernas de madera y paja, las niñas se besan y cultivan bajo los tablones el estallido. Los hombres se lanzan a la presa de queso y vino, son cazadores que habitan las tierras del humo y recorren sus senderos angostos. La cerveza refleja el verdadero rostro tras el vaso. No hay perdedores, ni ganadores, sólo hermanos que juegan a la vida con dados de cristal. Afuera, la lluvia no logra entrar, ni siquiera con sus coqueteos sonoros. Las voces de los contertulios agitan corrientes de calor y traen, en medio de la vigilia, el beso solar. Algún poeta refirió un verso insoluble, una artista pintó un par de pájaros caribeños en una puerta del baño de atrás. Dos filósofos discuten sobre la naturaleza del poder y la lucha de clases, una mujer agita suavemente sus brazos y baila la canción de la noche. Afuera, los fumadores no son los exiliados, sino la vanguardia que expande con su humo la llama que no muere y el espíritu depredador del animal. Hay arte impregnado en cada pared, mesa, ventana, alfeizar o puerta. El olor a pizza y empanada recién horneada se mezcla con el del perfume y el sudor. Al final, dicen, la inmortalidad de Le Troquet cabe, un poco incómoda, al interior de una botella de merlot.
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Daniel Acevedo nació en Medellín en 1986. Es poeta, gestor cultural e historiador, aspirante a magister en estudios literarios de la Universidad de Buenos Aires y tallerista de escritura creativa en El Retiro, Antioquia. Este poema se publicó en la revista Telúrica.