jueves. 23.01.2025
El Tiempo
Es lo Cotidiano

GUÍA DE LECTURA 432

Guía de Lectura • Prohíbo decir mi nombre, de Jaime Echeverri • Jaime Panqueva

Jaime Panqueva

Prohíbo decir mi nombre, de Jaime Echeverri
Prohíbo decir mi nombre, de Jaime Echeverri
Guía de Lectura • Prohíbo decir mi nombre, de Jaime Echeverri • Jaime Panqueva


En un país imaginario, que se parece mucho a Colombia, un gobernante imaginario, que se parece en demasía al expresidente Álvaro Uribe, se despierta en un hospital conectado a una pléyade de aparatos que lo mantienen con vida. Nos encontramos en un futuro no tan lejano donde la Torre Eiffel ha sido destruida por terroristas y ha fracasado de forma estrepitosa una invasión al “hermano país” de Venezuela.

Visitado esporádicamente por su esposa, hijos y vicepresidente, atendido por médicos y una androide robot enfermera, el anciano político se encuentra atrapado en sus recuerdos y devenires mentales tras haber gobernado los destinos de su país durante cuarenta años. Inmóvil y con los achaques de una misteriosa enfermedad, hace un repaso una infancia casi inexistente cuyos traumas han sido sepultados por los logros políticos y uno que otro fracaso.

Como furibundo seguidor de Maquiavelo, la retención del poder a toda costa ha envuelto al presidente, desde el inicio de lo que puede contar, con paramilitares, políticos transas, guerrilleros y los poderosos líderes de “el negocio blanco”. Muchos de los eventos desplegados en este extenso monólogo interior evocan una realidad nacional trágica con la misma sonrisa amarga que se nos narraban los excesos de los dictadores latinamericanos de los siglos XIX y XX. En el siglo de las luces LED, los dictadores, sin importar su trasfondo ideológico, pueden ascender a fuerza de votos y encubrir sus abusos a través de la maquinaria burocrática o sus oscuros aliados fuera de Estado. Prohíbo decir mi nombre proyecta un gobernante esperpéntico cuyo examen de conciencia consiste en una burda justificación de sus delitos y la reafirmación de su inescrupulosidad, hipocresía, visceralidad y misoginia como base de su accionar.

Para cerrar, comparto un fragmento de su credo político:

“Mientras la gente tenga miedo, está conmigo. Esa es la cosa. He sabido atender la necesidad de la población. Necesidades que son más imaginarias que reales. Ahí está mi fuerza. Mientras la oposición es racional y se desvive por hacerle entender al pueblo que sus necesidades son otras, yo logro confundirlo y al final me hace caso.”

Todo un manual del perfecto mandatario populista. Cualquier parecido con la realidad…

Comentarios a mi correo electrónico: [email protected]