CUENTO
Cerrarás los ojos para no ver
Florentino Solano

—Abue, cuéntame otra vez cómo es el cielo. Quiero saber más de las nubes y del sol y de la luna.
Felipa nació ciega, quién sabe por qué, tal vez porque Dios así lo quiso. Tenía dos años cuando murieron sus padres por un ajuste de cuentas. Desde entonces quedó a cargo de su abuela de setenta años. La anciana lavaba ropa ajena y molía para la única fonda del pueblo y de esa forma mantenía a su nieta. Ahora venían de visitar a un tío de Felipa que vivía en Los Llanos.
—El cielo es azul, m’ija, cuando no hay nubes. Pero ahora hay muchas y ya no se ve de ese color. Las nubes son blancas pero las que tenemos sobre nosotros se están poniendo negras y eso quiere decir que va a llover pronto. Debemos apresurarnos. No sueltes mi mano.
Cuando doblaron el cerro, dos cuerpos aparecieron a la vista, en medio del camino, antes de llegar al arroyo. Cuando la anciana los distinguió quiso contenerse pero no pudo.
—¡Virgen santísima! —gritó sin querer, deteniéndose por un momento y apretando la mano de la niña.
—¿Qué pasó, abue? ¿Por qué dijiste Virgen santísima? —preguntó curiosa la niña.
—Hay dos muertos en el camino, hija. Un señor y un niño. Los mataron porque hay mucha sangre.
—¿Como a mis papás, abue?
—Sí, m’ija. Cierra los ojos para no ver.
***
Florentino Solano (Metlatónoc, Guerrero, 1982). Su lengua materna es el mixteco. Ha publicado los libros Todos los sueños el sueño (SejuveGro, 2003), el poemario en su lengua materna La Luz y otras noches (CDI, 2012) y Cerrarás los ojos para no ver (ICBC-CONACULTA, 2013).