GUÍA DE LECTURA 465
Tachas 488 • Latín lovers, de Emilio del Río • Jaime Panqueva
Jaime Panqueva

“Sin el latín no seríamos quienes somos. Por las venas de nuestras palabras, de nuestra cultura y de nuestro pensamiento discurre la sangre del latín. El latín ha formado nuestra lengua (somos lenguaje), la sociedad y los sentimientos en los cuales todos vivimos. Sin el latín, nuestro mundo no sería lo que es.” Con estas palabras inicia Emilio del Río esta recopilación de artículos que lleva como nombre Latín lovers (ojo al uso de la tilde) publicada en España ha pocos años bajo el sello Planeta, con gran éxito de ventas. Del Río, doctor en Filología Clásica, además de ser muy activo en la política de su terruño, ha sido desde hace décadas un promotor y divulgador de los clásicos a través de medios masivos como Radio Nacional de España. Al leerlo o escucharlo en sus charlas, puede constatarse que su interés y conocimiento de la lengua del Imperio Romano son simplemente contagiosos.
Vale la pena recordar aquí que hasta el más recóndito rincón de la península ibérica fue colonizada por Roma durante siglos, y durante este tiempo fue cuna de grandes literatos; Marcial, Quintiliano y Séneca, por mencionar algunos; y le dio algunos de sus mejores emperadores: Trajano, Adriano y Teodosio. Para del Río no hay duda: seguimos hablando latín, pues la composición de nuestra lengua en gran parte nos remite al pasado romano, e incluso idiomas como el alemán y el inglés toman del latín para luego influir en el castellano.
Latín lovers es un viaje fascinante hacia el pasado y la manera en que nos ayuda a seguir desarrollando nuestro mundo verbal. Los episodios en que está fraccionado se enfocan con gran humor y referencias modernas en aspectos insospechados como la comida, el juego, la construcción, el futbol, la astronomía, con un largo etcétera que incluye muchas veces un entrecruzamiento con otras lenguas, no sólo las romances.
Para cualquier lector curioso y amante de la lengua, Latín lovers es una experiencia deliciosa que sabe criticar con estilo, pues luego, por ejemplo, de versar sobre los derivados de astér o stella, suelta este comentario final:
“Un desastre educativo y cultural es que todos los españoles no estudien al menos un par de años de latín en la Educación Secundaria Obligatoria. La estrella de la cultura clásica no les guía, y eso es un desastre.”
Por fortuna, el autor no ha vivido la realidad mexicana, que no sólo denigra su lengua, sino que apenas trata de reivindicar la de sus pasados prehispánicos, mientras se arrodilla sin miramientos ante el inglés, y si es con acento californiano, mejor.
Quien se acerque a Latín Lovers se convencerá que, como dice su autor, el latín no es una lengua muerta, sino una lengua inmortal.
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