viernes. 06.12.2024
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Tachas 493 • La ternura • Jeanne Karen

Tachas 493-
Tachas 493-
Tachas 493 • La ternura • Jeanne Karen

Hace un par de días me dispuse a leer el libro de una amiga. Es una especie de texto autobiográfico donde detalla momentos de su vida, rostros familiares, dificultades por las que ha atravesado con el tiempo. Después de leerlo con atención, me doy cuenta del parecido entre los seres humanos y de que hemos pasado por situaciones en este mundo que nos hacen hermanarnos, pero todo depende de cómo se vea, de cómo descifremos cada uno los símbolos que se presentan.

En un momento, la lectura me hizo sentir que la conozco un poco más; de alguna manera siempre la imaginé como es, una persona fuerte y experimentada, pero ahora la veo con ternura, una mujer que está abierta al amor a pesar de todo, a la sonrisa y que ha sido vulnerable tantas veces, entonces me pregunto: ¿quién habrá sentido lo mismo con lo que escribo, cuándo, cómo, con qué texto?

Ahora sé que me gusta el sentimiento de la ternura, como el que llegó a mí mientras leía el libro de mi amiga. Me agrada tener la capacidad de empatía, las ganas de abrazarla fuerte y agradecer lo escrito, el deseo de decirle que las palabras sirven siempre y llegan en el momento preciso, y no sólo las palabras sino todo lo que las acompaña, la sensación de estar conectada, de tener claridad de pronto, cuando la vida parece un larguísimo y neblinoso día.

Hay descubrimientos que me dan esperanza: más allá de este tiempo que me ha tocado vivir, sino para todos los tiempos, una esperanza para el futuro. Una vida en donde no se pierda la capacidad de enternecerse, de sentir dulzura y cobijo, esa paz, una vida tranquila donde quepan más demostraciones de cariño, más mensajes de aliento, una vida donde en los libros se pueda encontrar lo frágil de la otredad, sin perturbar, simplemente acompañando.

Leer a nuestras amigas es una forma de amar, un encuentro con nosotras a través de otros ojos, con otras voces, con otro lenguaje. Somos las señales irrefutables de nuestra propia existencia; sigamos contándola, haciéndola presente.




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