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Tachas 493 • Poemas• A.E. Quintero

Poemas de A. E. Quintero
Poemas de A. E. Quintero
Tachas 493 • Poemas• A.E. Quintero



Me dijeron: las manos sobre la cabeza.
Me dijeron: gírese hacia el auto.
Me dijeron: separe las piernas.
Me dijeron: no haga ningún movimiento.
Me dijeron: tiene derecho a guardar silencio.

Luego se dieron a la tarea
de buscar en la soledad de mi cuerpo
alguna arma, alguna bolsa de yerba,
alguna sustancia de asustada ilegalidad.

Las manos sobre la cabeza, me dijeron.

Siempre creí que las manos
eran para ponerse guantes si hacía frío.
Para rascarse el cabello si la mañana
pasaba de castaño claro a castaño oscuro
frente a alguna tienda.
Para escarbarse la nariz,
para ponerse anillos en los dedos.
Siempre creí que las manos
debían ponerse a imitar a las aves y no detenerse
como ellas
en cualquier altura,
en cualquier nube que no alcanza a formarse.
Que estaban emparentadas con ciertos pájaros
o con algunos veleros.

Las manos sobre la cabeza, me dijeron.
Castigadas, enjauladas, culpables
por pasar demasiado cerca de la luz roja de un semáforo.
Las manos sobre la cabeza, me dijeron,
hasta que finalmente
los policías encontraron mi cartera,
mi reloj de pulso, y dos de mis anillos que estaban en mis manos
sobre la cabeza.




***

Mi vecino dice que vio al diablo,
que lo vio bajar corriendo por la escalera de servicio
y estaba desnudo como un caballo.
Que tenía ojos encendidos como setas en llamas
y unos cuernos semejantes al manubrio de una bicicleta.
Que parecía un muchacho de diecisiete años
o un arbusto lleno de pájaros negros, no recuerda.
Pero que olía a mariguana
y sus labios tenían el color que dejan las moras cuando las cortas.
Que su pene estaba erecto y parecía un cazador de perdices,
una robusta escopeta a punto de disparar. Un arpón
a pocos segundos de atravesar una ballena.
Y que su cuerpo le recordó el cuerpo que él tenía de joven.
Nalgas como cascos de soldado
y una enorme espalda cuesta arriba, difícil de trepar.
Que no era nada feo, pero que era el diablo.
Y está seguro que tenía alas pero las tenía escondidas.

A sus noventa y ocho años
mi vecino dice que vio al diablo
y que se parecía a él cuando era joven **

*Extraído del libro Porque a veces el corazón se siente como ir montado en un caballo. Poesía reunida 1996-2019, México, Editorial De Otro Tipo, 2019.

**Extraído del libro Miedo: el libro de los espejos. México, Editorial De Otro Tipo, 2022



 

***
A.E. Quintero (Culiacán, Sinaloa. 1969). Poeta. Estudió Lengua y Literatura Hispánicas en la FFyL de la UNAM. Cursó la Maestría en Teoría Literaria en la UAM-I. Estudió el Doctorado en Teoría de la Literatura en la Universidad Autónoma Metropolitana. Colaborador de Casa del Tiempo, El Cocodrilo Poeta, Excélsior, La Jornada, Periódico de Poesía, Plural y Revista Universidad de México. Premio Nacional de Poesía Enriqueta Ochoa 1996. Fue finalista del Premio Internacional de Poesía Fundación Loewe en 2007 y del Premio Internacional de Poesía Jaime Gil de Biedma en 2010. Obtuvo el Premio Bellas Artes de Poesía Aguascalientes 2011 por Cuenta regresiva.




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