miércoles. 24.04.2024
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GUÍA DE LECTURA 474

Guía de Lectura 474 • Sólo es tiempo, de Jorge Olmos • Jaime Panqueva

Jaime Panqueva

Sólo es tiempo, de Jorge Olmos
Sólo es tiempo, de Jorge Olmos
Guía de Lectura 474 • Sólo es tiempo, de Jorge Olmos • Jaime Panqueva

A pocas páginas de terminar la lectura de Sólo es tiempo, pesco esta reflexión del autor sobre la materia prima de su trabajo. Anhelamos lo vasto, lo eterno; pero amamos la fugacidad de lo diverso a cada instante, escribe el poeta irapuatense Jorge Olmos, que vacila para luego afirmar con contundencia: Por eso, tal vez. Sí, para qué dudarlo, se inventó la palabra

A ese anhelo, a esa diversa fugacidad extrapolada tras visitar entre sus líneas a Vicente Aleixandre y al poeta persa Rumi, dedica los textos esta colección de artículos, reseñas y ensayos, publicada recientemente por la editorial independiente de Guanajuato, Los otros libros. 

Con una trayectoria sólida en el campo de la poesía, me parece un gran acierto que Olmos compilase en estas páginas textos publicados a lo largo de varias décadas, y que sirven para legarnos sus reflexiones sobre el acto poético, como lo hacen El deber inapelableUn cometido de la poesía o Nueve décimas, por mencionar algunos. También comenta el trabajo de sus pares como Ángel González o Juan José Araiza Arvizu. Por supuesto, no se limita sólo a la literatura, aborda diversos aspectos del arte pictórico (Goitia o Jesús Gallardo), fotográfico (Gustavo López o Sebastiao Salgado) o musical. Sobre este último, cuelo aquí una breve oración de su autoría que considero debería ser aprendida de memoria por cualquier fanático del inmortal Brahms: 

Todavía nunca serás bastante. El corazón concluye, sólo el silencio nos lo dice, uno de sus ciclos aún sin término justo cuando el pianista retira las manos de las teclas. Uno respiraba, al tiempo de ese compás vivía. Entonces, sólo entonces, el silencio es un asesino

Bibliófilo inveterado, nos lleva del Tao a la poesía de Marina Tsvietáieva o a la de Machado, y retoma las palabras de Antonio Muñoz Molina para convencernos de que un libro verdadero

[…] es algo tan material y necesario como una barra de pan o un vaso de agua. Como el agua y el pan, como la amistad y el amor, la literatura es un atributo de la vida y un instrumento de la inteligencia, de la razón y de la felicidad.

Para finalizar con esta exhibición de mi feliz caza de pequeñas epifanías, pues Solo es tiempo reboza de ellas, un fragmento de Ciudad con espejo roto, texto muy personal dedicado a su natal Irapuato:  

Hoy la avaricia empuja. Más arriba. Allá lejos. Sobre la montaña. Balcón de burgueses. Y los campesinos. Y los obreros. Y los pintores. Y Edgard Cardoza. Y los poetas. Y Efraín Huerta. Y mis amigos. Y mis parientes. “En el valle fértil”. En las tripas del espejo. En las tripas de calles indecisas. Donde tierra baldía cada tantos pasos. Entre casas engreídas. Vecindades en penumbra. Ya sin prestigio. Estacionamientos donde antes una caricia. Usura donde antes calidez doméstica. Silencio donde antes algarabía. Fábrica La Constancia. Cine Rialto. Llanos del Campo Militar. Árboles del Canal a San Roque. Río Guanajuato. Restaurant Selecto. Un horizonte de veras horizonte.

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