POESÍA
Tachas 497 • Norte • Eduardo Padilla
Eduardo Padilla
Recibes la orden.
Para ser exacto, recibes la renovación de una vieja orden.
Se te recuerda que aún tienes un asesinato que llevar a cabo.
El problema es—
ha pasado tanto tiempo desde la primera expedición
que has olvidado por completo el rostro de tu objetivo.
Te encierras en el peñasco (región temporal
en la que se encuentra el oído interno)
y abres el portafolios,
buscando norte.
En el diccionario encuentras, sin querer,
que decir peña
es también
decir sordo.
Luego
te dices a ti mismo
que entre la N y la P hay un sólo orificio.
Que el alfabeto es alfabeto
porque sabe lo que hace.
Que un error como este
le sucede a cualquiera;
así que no tiene nada de malo
abrir el diccionario
buscando ser exacto
para luego chocar de frente
y aplastarse la cara
contra algo que duele peor que una pared de concreto
pero que,
es curioso,
no pasa de ser una acepción marginal,
pequeñita,
de la que ya nadie se acuerda
y con razón, digo,
quién podría culparlos.
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