martes. 01.07.2025
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POESÍA

Tachas 499 • El embarazo • Omar Pimienta

Omar Pimienta

Imagen creada con IA
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Tachas 499 • El embarazo • Omar Pimienta

Doña Sara no salió durante su embarazo. 
Alguien le dijo que los niños procreados después de los cuarenta “salían mongolitos” 
ella tenía 44 años y don Marcos 50. 
Se escondió como quinceañera incestuosa y se dedicó a rezar. 
Su vientre tenía tres cicatrices de las cesáreas anteriores. 
Cuando murió eran diez las líneas que cruzaban su vientre: 
                                                                                            cuatro cesáreas y seis operaciones varias. 
El cómo se embarazó siempre ha sido un misterio. 
Tere de siete años dormía con ella. 
Don Marcos debido a un accidente automovilístico 
dormía con un arnés que soportaba su columna 
                                 en una diminuta cama paralela a la de doña Sara. 

Don Marcos en ese entonces apenas tenía tiempo para rascarse. 
Cuando fue tiempo de dar de alta a doña Sara con su niño, 
él juntaba cartón en Estados Unidos para reciclaje. 

Carlos y Tere tomaron un taxi para recoger a doña Sara y al nuevo miembro de la familia. 
Al llegar a casa, ella se sentó en el sofá reclinable de la sala. 
Los dos hermanos acomodaron al bebé en la cama y lo examinaron detenidamente. 
Le contaron los dedos, 
le miraron los ojos a ver si parecía o no “mongolito” 
le midieron la cabeza con cuartas usando de referencia otro recién nacido de la cuadra, 
le hicieron cosquillas, 
lo hicieron llorar, 
verificaron su latido, 
y al final diagnosticaron que el niño que había nacido el 6 de octubre a las cinco de la tarde y pesado 3 kilos 700 gramos era completamente normal. 

Luego se preguntaron, sin decirse nada: ¿Entonces por qué llora mi mamá? 





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