EXPERIMENTAL
Tachas 510 • Brujería y redes sociales • Jeanne Karen
Jeanne Karen

Hace pocos días abrí una cuenta de Tik Tok, por fin la red social logró capturarme. No estoy segura hasta el día de hoy con qué cuentas, personajes o situaciones me encontraré allí; parece ser una red que ofrece diversión y entretenimiento casi de forma ilimitada. Por ahora no he podido explorar Tik Tok tan ampliamente como se requiere, pero diferencia por ejemplo, de Instagram, que es donde estoy más activa, me parece que los tiktokers, para ser famosos o seguidos, deben tener cierto talento para saber interpretar un personaje.
Las cuentas con más seguidores o más famosas, definitivamente son de actrices, actores, cantantes, personas del mundo de la moda, gente que promueve estilos de vida; por ejemplo las cuentas con consejos sobre alimentación, medioambientales, finanzas personale. También es evidente el número de seguidores que poseen los tiktokers que hacen esa especie de parodias, chistes, videos chuscos, bromas para todas las audiencias; hay que admitir que todas esas cuentas entretienen, atraen, cuentan pequeñas historias. Pero, ahí está el gran pero, la cuenta que resalta, la cosa que siempre nos puede resultar extraña y vamos a checar inmediatamente.
Hoy por la mañana, cuando abrí mis redes para actualizarme con las noticias, de la nada me encontré de pronto con un corto de Youtube donde una persona explica que hay un tiktoker, llamado Ethan Keiser, que al parecer se atrevió a desafiar a toda la comunidad de brujería, hechicería, magia negra, blanca, adivinación, protección, que se encuentra por todas las redes sociales, específicamente las cuentas de Tik Tok. Según refieren algunos perfiles, no tardaron mucho en aparecer los más poderosos hechiceros y hechiceras de todos los reinos, para enviarle a Ethan un sinfín de maldiciones, brujerías, sortilegios, mala suerte, mala vibra, no solamente sobre él, sino también sobre familiares, amistades y por su fuera poco, sobre su descendencia.
Era de esperarse que el ahora ya famoso tiktoker siguiera el juego, así que una bruja mexicana le pidió algo tan personal como un mechón de su cabello, una foto y una playera. Al parecer, la bruja transmitió el encantamiento en sus redes y le aseguró a Keiser que en un tiempo máximo de tres semanas, el trabajo estaría hecho. Pues bien, pasaron tres meses y nada sucedió.
El tiktoker explicó que les había lanzado el reto para poner en evidencia la total carencia de poderes especiales y que, en resumen, la gente sólo debe ver esos perfiles como mero entretenimiento.
Pues bien, ahí no termina nuestra historia, resulta que no faltaron las personas que se anotaron como defensores de Ethan, brujos, hechiceras, encantadores con atribuciones de protección, que se adjudicaron la suerte del hombre, anotaron claramente desde sus perfiles que gracias a una cantidad no especificada de encantamientos, Ethan está libre de todo mal.
No sé ustedes amables lectores, pero yo, la verdad, tengo muchas preguntas y algunas respuestas que por el momento voy a reservar sólo para mí.
Me parece que aquí tenemos desde el principio de una buena historia para televisión, hasta un tema para tesis. Son tantas las ideas que vienen a mi mente, que no puedo parar. Todo el asunto me ha llevado desde la risa hasta a las carcajadas, pasando por la incertidumbre y la duda.
Solamente las personas que están realmente inmersas en el mundo de la magia y el esoterismo, creo, nos podrán compartir sus pensamientos y apreciaciones del caso con mayor exactitud. Aquí en la Columna Experimental no pongo en duda a ningún actor de dicha historia, simplemente la manejo desde mi perspectiva.
Lo que para mí es asombroso es el hecho de que las redes sociales tienen relativamente poco tiempo entre nosotros y que es claro, obvio, evidente y hasta esperado, que estén pasando por una especie de era oscurantista, aunque cibernética y, por lo que se ve, a pasos agigantados.
¿Está ya en la Era Medieval?, ¿Cuánto le tomará sobrepasar la historia humana?
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Jeanne Karen (San Luis Potosí, México, 14 mayo 1975). Estudió Ciencias de la Comunicación en la Universidad Autónoma de San Luis Potosí. Temas como la muerte, la introspección y la complejidad semántica en la comunicación en relación con el autismo y las ciencias exactas como las matemáticas y la física, influyen su trabajo en un debate casi ético. Premio estatal de poesía Viene la muerte cantando (1998) Premio de Poesía Salvador Gallardo Dávalos (1999), de Poesía Manuel José Othón (2002 y 2006) Premio de Periodismo Francisco de la Maza por Publicación o Programa de Difusión Cultural (2009).
Ha publicado los libros: Simulación dinámica (Bitácora de Vuelos, 2015), Cementerio de elefantes (Múltiples editoriales). Hollywood (Ponciano Arriaga), Menta (Ponciano Arriaga).