EXPERIMENTAL
Tachas 545 • ¿Quién nos enseña a escribir una obra literaria? • Jeanne Karen
Jeanne Karen

Vuelvo al tiempo de la infancia gracias a los recuerdos, para aclarar lo que pienso, lo que siento. Hace unos días surgió (de nuevo), un tema importante para las personas que nos dedicamos de una u otra manera a la literatura, ahora con la pregunta de: ¿quién puede enseñar literatura?
Mi historia es la siguiente: viví rodeada de libros, no de algún tipo en particular, más bien de todo un poco, desde enciclopedias (mis favoritas), hasta libros de poesía. Tomé muchos conocimientos de cada uno, fueron mi compañía en las largas tardes de verano o de invierno cuando la escuela estaba cerrada por vacaciones. Transcurrió el tiempo entre una lectura y otra, una enciclopedia más terminada era un gran triunfo, es decir que leía de la A a la Z, sin dejar un solo tema de lado.
Fui entonces aprendiendo a leer con atención, con ritmo, pero sobre todo con mucha alegría, era sin duda mi actividad preferida. Después, me dio por leer cuentos, los que encontraba en los libros de texto que nos daban en la Primaria, llegué a un punto de desear escribir mis propios relatos, ahí comenzó todo.
No tuve en esa época alguna maestra o maestro de literatura, solamente los grandes escritores de todos los tiempos, a los cuales me acerqué sin miedo y con mucha curiosidad a través de sus obras monumentales, textos que encontraba en casa o que mi maestra de primer año llegó a prestarme en más de una ocasión. No esperé a cumplir la mayoría de edad para adentrarme en el mundo de las letras, tampoco esperé lo que quizás nunca tendría: la oportunidad de estudiar más.
El debate en redes es sobre ¿quién puede enseñar literatura?, es decir, ¿quién nos puede enseñar sobre la lectura, la escritura, el abordaje de los temas literarios? Yo creo que las personas idóneas para esa tarea son precisamente las que aman la literatura, las que tienen una verdadera pasión, vocación y además saben enseñar.
Una persona que opinó sobre el tema en la red social X, escribió una idea, aunque equivocada o mal escrita, depende de cómo se vea; ella expresó que solamente las personas que tienen un título relacionado con Letras, Literatura o afines, pueden impartir clases, cursos, diplomados, etc., y que existe una suerte de charlatanería por el mundo, gente que solamente se dedica a dar cursos, sin realmente tener un diploma que sustente el conocimiento.
Entiendo perfectamente el punto, pero quizás lo que quiso escribir fue algo así como: si desean estudiar Literatura, Letras o las carreras afines, deben hacerlo en las universidades, porque dichas instituciones están facultadas para otorgar documentación con validez curricular; y las personas que enseñan fuera de alguna escuela, no están capacitadas para expedir documentos oficiales; pero, irónicamente lo escribió mal y quizás por eso mucha gente empezó a refutar la idea.
Para transmitir un conocimiento sobre Literatura y demás, no es necesario contar con títulos; sin embargo si el alumnado requiere un título profesional, entonces sí es obligatorio cursar en una institución de educación superior y recibir la instrucción a través de doctores, maestros o licenciados en Letras o carreras afines, creo que al final todo depende de qué es lo que cada persona está buscando.
Muchos de los grandes escritores no esperaron el momento de estudiar Literatura para comenzar a escribir, los motivos son diversos y muchos, pero lo importante es que se aventuraron a comenzar y gracias a ello existen algunas de las obras más poderosas de la humanidad, no les haré una lista porque me parece interesante y necesario que ustedes la hagan por su cuenta, pero podría decirles algunas de las obras literarias que más he disfrutado y admirado: Las Flores del Mal de Charles Baudelaire, Hospital Británico de Viel Temperley, Temporada en el Infierno de Rimbaud. No digo más, vayan a leer para conocer, para disfrutar, para vivir y también para escribir.
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Jeanne Karen (San Luis Potosí, México, 14 mayo 1975). Estudió Ciencias de la Comunicación en la Universidad Autónoma de San Luis Potosí. Temas como la muerte, la introspección y la complejidad semántica en la comunicación en relación con el autismo y las ciencias exactas como las matemáticas y la física, influyen su trabajo en un debate casi ético. Premio estatal de poesía Viene la muerte cantando (1998) Premio de Poesía Salvador Gallardo Dávalos (1999), de Poesía Manuel José Othón (2002 y 2006) Premio de Periodismo Francisco de la Maza por Publicación o Programa de Difusión Cultural (2009).
Ha publicado los libros: Simulación dinámica (Bitácora de Vuelos, 2015), Cementerio de elefantes (Múltiples editoriales). Hollywood (Ponciano Arriaga), Menta (Ponciano Arriaga).