lunes. 23.06.2025
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Tachas 550 • En un baño publico • Esteban Morales Calatayud

Esteban Morales Calatayud

En un baño publico, Esteban Morales Calatayud, Fideo
En un baño publico, Esteban Morales Calatayud, Fideo
Tachas 550 • En un baño publico • Esteban Morales Calatayud
En un baño publico, Esteban Morales Calatayud, Fideo
En un baño publico, Esteban Morales Calatayud, Fideo

siempre que entro en un baño público, ya sea este de un restaurant, local de comida alguna, pub o discoteque, feria o centro comercial, tengo la sensación de estar en una película, de tener algún otro motivo de estar en aquel lugar aparte de lo obvio, entro a drogarme, a buscar a alguien, a esconder un arma en el estanque del retrete o a sacarla porque alguien la dejó ahí para mí, quizás el extractor de aire que gira sobre tu cabeza al estar orinando de pie dentro de la caseta que envuelve la solitaria blancura de la loza del retrete en cuestión, tiene una cámara de video conectada al notebook de algún depravado que sube las imágenes de tus gónadas al internet, en fin, es como si pasar por esa puerta te transportara a otra realidad, o quizás, tal vez, a la ausencia de esta, y nadie lo nota, podrías cometer el asesinato perfecto ahí y nadie podría notarlo nunca, podrías penetrar el alma de alguna desconocida y no volverla a ver, o quizás divisarla a lo lejos un par de años después con un hijo con un leve parecido a ti en sus brazos, pero si la ves fuera del baño ya no importa, ocurrió en una realidad alterna,  aun así eso puede pasar, podríamos decir que podría pasar cualquier cosa, como una vez cuando entré al baño de un pub y solo había un tipo orinando en una de esas canaletas que sirven de urinarios masivos, traté de entrar a la caseta que es un submundo de este submundo pero estaba en mal estado y cerrada por dentro, aquel individuo le estaba quitando la soledad a este espacio tiempo que debería ser solo mío, así que apunté con mi dedo índice en su nuca con una imaginaria glock de nueve milímetros, negra y pequeña, miré al espejo que estaba a mi costado derecho y me vi apuntando a su cráneo mientras que el tipo ni notaba mi presencia, tuve miedo de disparar, quizás no estaba en una película, o peor, quizás lo estamos todo el tiempo.

Venía viniendo.
Sinfonías para sordos cantaba yo
Caminando,
Sin pasos por sueños
Cantaba y mareaba el alba,
Vomitaba,
Me arrastraba,
Serpenteaba yo por tu orgullo,
Me burlaba,
Fantaseaba,
Me cogía tu felicidad y
Entraba en tu casa vacía, 
Disminuía el pulso al mínimo y
Moría feliz en sonrisas de mudo.
Zapateaba una cueca falsa
Y tú llorabas de envidia,
Bebía y bebía,
Follaba y follaba,
Garabateaba un discurso
De pésimo gusto para el hombre,
Me reía a saltos y
Paseaba de vez en cuando,
Caminaba otro poco,
Cantaba otro poco,
Vomitaba otro poco.

fui abortado en una estación de trenes, pero ninguno es el mío, aun así me subo a todos a cantar y pedir limosna la cual nunca llega, siempre canto con instrumentos desafinados y en un idioma extraño para los que viajan en trenes, no es mi culpa, todos y cada uno de ellos son los extraños, felices en su única dirección en fila hacia sus destinos, sus finales, entonces, de vez en cuando, corto las cadenas, y los vagones se separan causando accidentes, eres un idiota me gritan, yo me río, perdiste tu tren me gritan, como si yo tuviera uno, me vuelvo a reír, me siento en el suelo bajo la señal que dice prohibido fumar y enciendo un cigarrillo, pero no crean que es un acto pendejo de rebeldía no, solo me dan ganas de fumar más seguido de lo que debería, así que lo hago, fumo y miro sus ojos rojos a través de la neblina que crean mis exhalaciones.






***
Esteban Morales Calatayud (Arica, Chile). Tatuador, baterista y encargado de talleres dedicados a la Narrativa Gráfica. Ilustrador de portadas de libros y dibujante de cómics. Eterno colaborador en el área de la literatura como ilustrador, guionista o escritor.

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