GUÍA DE LECTURA 541
Tachas 567 • Lenz, de Georg Büchner • Jaime Panqueva
Jaime Panqueva

Mayo de 1835, Georg Büchner regresa a Estrasburgo, donde años antes había estudiado medicina y realizado contacto con escritores de la corriente Sturm und Drang, Goethe, entre ellos. Büchner es perseguido la policía del Gran Ducado de Hesse y el Rin por escribir en un libelo revolucionario, El mensajero rural de Hesse, donde se proclamaba entre otras cosas: «¡Paz a las cabañas, guerra a los palacios!». Su amigo y editor, el pastor protestante, Friedrich Ludwig Weidig, que decidió quedarse con su esposa e hijos, ha sido apresado y sometido a prisión domiciliaria.
Büchner, acusado de alta traición, acababa de terminar la pieza teatral La muerte de Danton cuyo manuscrito había enviado al editor Karl Gutzkow, pidiéndole publicarla lo antes posible, con la esperanza de reunir dinero para la huida. Entre el intercambio de cartas con Gutzkow, comenta que piensa escribir una narración sobre la crisis mental del poeta romántico Jakob Michael Reinhold Lenz, de la generación de Goethe, famoso por dos de sus comedias teatrales, Los soldados y El preceptor. La primera, sobre todo, se le considera aún una obra adelantada a su tiempo.
Büchner encuentra una biografía del pastor y pedagogo Johann Friedrich Oberlin que acogió a Lenz en su comunidad en los Vosgos durante sus peores quebrantos. Escrita por el padre de sus amigos en Estrasburgo August y Adolph Stöber, quienes también publicarían cartas inéditas del mismo Lenz. Con esa figura en desgracia, apartado por la insania mental incluso de sus grandes amistades, Büchner relaciona el estado psicológico de su personaje con los paisajes boscosos centroeuropeos y traza un derrotero descendente a través de las crisis de esquizofrenia catatónica que le habían diagnosticado. Las descripciones de la enfermedad y su ambición por mostrar al personaje como un ser humano real influyeron décadas después en los primeros escritores naturalistas. Dice Büchner a través de Lenz: “Mi poeta o artista preferido es aquel que me presenta la naturaleza de la forma más real, de modo que sienta su creación, todo lo demás me sobra.”
La obra, sin embargo, queda inconclusa y se publicará de forma póstuma, pues Büchner emprende otras tareas, como las traducciones al alemán de obras de Víctor Hugo, Lucrecia Borgia y Maria Tudor, además de continuar sus trabajos académicos como médico, que le permitirían conseguir una cátedra en Zürich, a donde no llegaba el guante de la ley de Hessen. Allí puede vivir por pocos meses, pues tras contraer el tifo morirá en febrero de 1837, sin alcanzar la edad de veinticuatro años. Curiosamente, Friedrich Ludwig Weidig, su compañero de infortunio se suicidará cuatro días después, tras haber soportado por casi dos años las torturas y vejaciones por parte de los jueces de instrucción de su caso.
El final del Lenz histórico no fue menos desconsolador: aunque superó por un buen tiempo sus dolencias mentales, moriría en la miseria, catorce años después de lo narrado por Büchner. Su cuerpo se encontró congelado en una calle de Moscú. Aún se desconoce el paradero de su tumba.
De Büchner podría parafrasear su dicho al respecto de Lenz: “…como un meteorito fugaz, pasó sólo momentáneamente por el horizonte de la literatura alemana y desapareció de repente sin dejar huella tras de sí en la vida”. Por fortuna quedó su obra, de la cual hablaremos todavía en un par de guías futuras.
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