Hay mujeres que tienen olor a manzana.
Mujeres que sueñan, que vibran, que sufren, que ríen, que lloran;
hay otras que no sienten ni huelen a nada.
Hay mujeres fugaces, mujeres eternas que no llegan a olvido.
Mujeres soñadas, perdidas, abandonadas, violentadas,
dolientes, olvidadas, asesinadas;
hay otras queridas, amadas, deseadas y por siempre esperadas.
Hay mujeres que tienen mutilado algún seno o los sueños,
mujeres que viven pariendo ilusiones,
con vientre latente o también añejado.
Mujeres de pechos grandes, pequeños o de pirámide.
Mujeres con cuerpo de ensueño, mujeres con cuerpo inventado.
Mujeres altas, esbeltas, bajitas, redondas; con belleza de más.
Mujeres valientes, sumisas, pudientes; 
también existen atadas, vendidas o que viven apretando los dientes.
Hay mujeres de casa,
mujeres con olor a cocina o a leche materna.
Hay mujeres de calle, de pena, que venden su amor al mejor postor,
hay otras que se entregan completas a cambio de nada.
Hay mujeres de lucha,
mujeres de guerra que no piden ni otorgan tregua.
Hay mujeres gastadas, moribundas, gimientes,
otras que van apenas naciendo: sonriendo o llorando, inclementes.
Hay mujeres felices, 
mujeres de luz y de sombra.
Mujeres en sepia, mujeres en rosa, 
mujeres que huelen a flores marchitas o a pasto mojado.
Hay mujeres que esperan, mujeres que no dan para más,
mujeres que pujan, que gimen, que gritan, que gozan;
y muchas que desconocen lo que han de gritar o callar.
Hay mujeres que son pesadilla,
mujeres tornado,
mujeres que arrasan con todo como lava de volcán.
Mujeres que siembran amor a su paso, que ponen la otra mejilla,
mujeres que brincan, que corren, que viven al día.
Hay mujeres que esconden celosas el sexo,
mujeres que dejan verse más allá de la sombra,
mujeres serpiente, mujeres pecado,
mujeres que viven con el Jesús en la boca.
Hay mujeres de todo tipo y para todos los gustos,
mujeres que huelen a todo lo que no se ha inventado;
mujeres hay de las que no hay.
Algunas contadas, otras ocultas,
pero todas llevamos cargando una historia detrás.

Paola Juárez. Nací en la ciudad de Guanajuato un 15 de septiembre de 1980. Soy ama de casa, casada y con una hija a la que le encanta leer y a veces también escribir. Me encanta la fotografía y leer. Nada más.