DISFRUTES COTIDIANOS
Tachas 606 • Jason Isbell and the 400 Unit: Reuniones de sirenas y zorros • Fernando Cuevas
Fernando Cuevas

Originario de Alabama e hijo de padres adolescentes, Jason Isbell (1979) aprendió a tocar varios instrumentos con su abuelo y su tío, entre sonidos bluegrass, gospel y country, género que desarrolló con la primera banda en la que participó, a los 16 años. Cuando cumplió 22, se integró a Drive-By Truckers con importantes aportaciones compositivas, junto a Patterson Hood y Mike Cooley, e interpretativas como guitarrista, entre 2001 y 2007, hasta que decidió que era el momento de emprender el siguiente tramo del recorrido en solitario, ya con la sólida base de la experiencia desarrollada en la reconocida banda asentada en Atenas, Georgia y su trabajo en los estudios FAME.
Fue así como debutó con Sirens of the Ditch (2007), álbum en el que participaron algunos de sus ex compañeros y donde retomó varias composiciones que había estado trabajando a lo largo de los años a través de las cuales presenta relatos cercanos de gente común que habita los ambientes rurales, entre tonalidades de cierta melancolía blusera con apuntes country y discreto rock sureño que recorren pueblos de navajas, bodas arregladas con un mago ambulante y algún paseo marítimo por Chicago con ese elegante vestido azul. Un debut, como cabría esperar, sorprendentemente sólido. Grabado en una tienda de discos en Denver, cuando todavía se podían encontrar estos establecimientos con más facilidad, EP Live at Twist and Shout (2007)
Para su siguiente disco, el homónimo Jason Isbell and The 400 Unit (2009) que discurre en similar tesitura que su predecesor retomando la música de raíces, aunque con un acento ligeramente más rockero entre lances románticos en tiempos de guerra y vidas suspendidas en el tiempo mientras circula el vino y se enciende algún cigarrillo, el también activista en favor de los derechos humanos se acompañó de la banda así nombrada en honor al pabellón psiquiátrico de un hospital en Florence, Alabama y cuya alineación inicial fue con Derry deBorja (teclados, acordeón, coros), Browan Lollar (guitarra, portada), Matt Pence (producción, batería) y Jimbo Hart (bajo y producción), a la que se han ido sumando Sadler Vaden (guitarra), Anna Butterss (bajo), Chad Gamble (batería) y Will Johnson (guitarra, coros, percusiones).
Here We Rest (2011) incorporó apuntes folk, violín incluído de Amanda Shires, y lances de rock de bar a la melancolía generalizada con algún despunte más optimista entre una galería de personajes que buscan darle sentido a sus vidas tras regresar de la guerra o a través de la bebida, sin olvidar los corazones sostenidos por una cuerda o la esperanza infantil de un futuro más luminoso que atraviese los pinos de Alabama un domingo cualquiera, mientras se detienen para ver un partido de béisbol o se cumple con el servicio. Vendría después la publicación de Live From Alabama (2011), segundo impreso en directo.
Tras superar un difícil periodo de adicciones, grabó el reflexivo Southeastern (2013), redentora obra en la que predominan las canciones de directa sencillez en clave folk y que revisan el extravío y analizan las nuevas responsabilidades en tiempos de sobriedad, como la posibilidad de un amor duradero: confesiones personales que sirven como una especie de expiación sobre lo vivido, sin victimismos o exageraciones melodramáticas, acá vuelto inspirada docena de canciones que parten de lo íntimo para asomarse a lo colectivo, incluso para cantarse a la sombra de un roble vital o, ya en confianza, dentro de la regadera mientras se vuela sobre el agua o se recurre al humor en una mirada de Super 8.
Confeccionado a partir de un pop que se entromete en el soul country de rigor y con enfoque de cantautor de sensibles melodías y evocativas letras, Something More than Free (2015) funciona como una secuela en la que se asume la necesidad de seguir trabajando en la construcción de una nueva existencia, nunca ideal pero claramente mejor porque el asunto puede tomar toda una vida resumida en 24 fotogramas; Isbell recuerda el pasado como hijo de padres adolescentes y reconoce las dificultades cotidianas que implica la adultez, cargando con cicatrices de amores dolidos.
De regreso con la Unidad 400, firmó el exitoso The Nashville Sound (2017), revisitando con amplitud la música de raíces para proponer rutas de innovación que pueden ir de la acústica pausada de Last of My Kind y If We Were Vampires a la robusta guitarra de Anxiety y Hope the High Road, y de ahí al rock sureño de The Cumberland Gap, la tensión contenida de White Man’s World, el country clavado de Tupelo y Something to Love y la gracilidad armónica de Molotov y Chaos and Clothes, siempre con las puntuales adhesiones vocales y el violín atmosférico de Amanda Shires, en aquel tiempo esposa de Isbell.
En Reunions (2020), plagado de encuentros presentes y pasados, se advierte un sentido de urgencia, como anticipando la pandemia que vendría, desde la abridora What’ve I Donna to Help hasta Be Afraid, pasando por el desasosiego causado por la separación de los padres descrito en Dreamsicle y las consecuencias de las malas decisiones de Only Children en clave acústica; la intensa Overseas parece resignarse a que el amor y la revolución no cambiarán nada pero River funciona como vehículo cómplice, a sabiendas de que no será fácil como lo plantea It Gets Easier, mientras que Letting You Go, en contraste, cierra el disco con una perspectiva optimista acerca de la paternidad.
Y para celebrar el triunfo demócrata en Georgia y cumpliendo una promesa, Isbell y su cada vez más conjuntada unidad entregaron Blue Georgia (2021), integrado por versiones de piezas de artistas georgianos con R. E. M. encabezando la lista y la participación de Bela Fleck, además de varios invitados notables como Brandi Carlile, Julian Baker, John Paul White y Britney Spencer, entre otros: desfilan composiciones de Otis Redding, James Brown, The Allman Brothers, Vic Chesnut, Indigo Girls, Cat Power y The Black Crowes, por mencionar algunos.
Mientras participaba como actor en Killers of the Flower Moon (2023), obra maestra de Scorsese, Isbell fue componiendo las canciones de Weathervanes (2023), en efecto cual veleta que detecta los vientos y se sacude en consecuencia, entre deseos de muerte y de salvar al mundo a media mañana: una vez más aparecen los personajes en constante búsqueda que deambulan entre el countryrock sello de la casa de corte más guitarrero. Foxes in the Snow (2025), firmado en solitario y de acústica orientación, se anuncia para salir completo en un par de meses, al tiempo que ya se puede escuchar Bury Me, interpretada en modo de cantautor que revisa el pasado al que habría que cubrir de tierra, si bien todavía quedan pendientes por hacer en esta vida.