GUÍA DE LECTURA 586
Tachas 617 • Memorias de un amante sarnoso, de Groucho Marx • Jaime Panqueva
Jaime Panqueva

Hijo un sastre francoalemán y una descendiente de artistas itinerantes, ambos judíos, Julius Henry Marx nació en Nueva York por año de 1890. Desde muy joven formó con sus hermanos y madre diferentes grupos que actuaban o cantaban en vodeviles a lo largo y ancho del territorio norteamericano. Cuentan que en una de esas actuaciones, en una lejana población de Texas, descubrieron su vocación para la comedia. Durante los años 20 los Hermanos Marx dan el paso a Broadway con el show Cocoanuts, que les dio gran fama y la entrada al mundo del cine. En los treintas, con Paramount, filmaron algunas de sus películas más reconocidas El conflicto de los Marx (1930), Plumas de caballo (1932) y Sopa de ganso (1933). De allí pasarían a MGM donde producirían películas que siguen siendo referentes de la comedia.
Groucho, apodo que significa gruñón, cultivó un estilo irreverente, ácido e inteligente, donde la risa no riñe con la lucidez. Sus gafas, cejas y bigote se convirtieron en un icono del humor que ha marcado generaciones.
En los años 50, Groucho cambia el plató del cine por la televisión y conduce durante una década el programa de concurso You Bet Your Life (Apueste su vida), donde hacía gala de su enorme capacidad para la improvisación. En 1959 publica su autobiografía Groucho y yo, donde cuenta su ascenso a los escenarios y la relación con sus hermanos. Unos años después, tras haber cesado su actividad en la pantalla, Memorias de un amante sarnoso (1963) donde se enfoca en anécdotas y disquisiciones sobre la vida amorosa.
Si te has dedicado a estudiar la historia de la joven América, cosa que pongo en duda, de lo contrario no estarías perdiendo el tiempo leyendo esta porquería, sabrás que originalmente existía una razón práctica para que los mormones practicaran la poligamia…
Su impronta literaria es inconfundible: juega con el lenguaje, desarma la lógica, subvierte lo convencional y se ríe de todo, incluso de sí mismo. Aunque algunos comentarios y chistes serían pasto de la ira implacable del feminismo actual, es crítico con todo y todos. Su mirada sin filtros, aun en la ancianidad, no deja de hacer eco en nuestro presente de redes sociales y realities:
Apenas existen un hombre y una mujer en esta vida que no ansíen alocadamente a exhibirse en escena, en la pantalla, en la tribuna. El mundo está lleno de exhibicionistas. Creo que la mayor parte de la gente que se mete en la política lo hace para subir a una plataforma y dejar que los demás los miren. Esto explica por qué los concursos de televisión tienen tanto éxito. Millares de personas escriben a las emisoras pidiendo una oportunidad para aparecer en estos espectáculos. En la mayoría de los casos no es el dinero lo que les interesa. Lo único que desean es aparecer ante el público. Como observó acertadamente un oscuro poeta llamado Shakespeare, “todo el mundo es un escenario”, y parece como si todos quisieran estar en él, en la parte delantera y en el centro.
La versión que encontré la editó Edhasa para Librerías Gandhi en 2019, con traducción de 1993 y 2009... señas de que su amante sarnoso siguió editándose y traduciéndose saludablemente décadas después de su muerte. Poco antes de que se lo llevara una neumonía el 19 de agosto 1977, dicen que acuñó esta maravillosa cita:
"Cuando muera quiero que me incineren y que el diez por ciento de mis cenizas sean vertidas sobre mi empresario". Genio y figura…
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