Contradicciones académicas
Lo sostenido en diferentes documentos oficiales de las academias de la Lengua es contradictorio. Opuesto al espíritu de disponer de documentos que permitan la precisión y conciliación entre las diferentes modalidades del idioma, la página electrónica (en su sección Consultas) de la Real Academia Española, el Diccionario de autoridades (DRAE), así como el Diccionario panhispánico de dudas (DPD) presentan contradicciones que ameritan una profunda revisión general.
Todos estos recursos electrónicos son referentes obligados para la composición escrita u oral. Sin embargo, al revisarlos surgen inconsistencias.
Anilú Macías, estudiante guanajuatense de preparatoria, observó una contradicción. El 4 de abril de 2013 reproduje lo que publica la Academia española en Preguntas más frecuentes: Solo hay tres verbos en español con doble participio: imprimir, freír y proveer. Al revisar el DRAE, la estudiante se topó con ‘poseer’. La obra asegura que este verbo tiene doble participio: poseído y poseso. Consultada la Real Academia de la Lengua respecto de esta diferencia de información, basó su respuesta en lo publicado en el DPD: «El participio verbal es poseído, única forma que debe usarse en la formación de los tiempos compuestos…». No obstante la contestación, la incongruencia persiste; cualquier persona podría sostener que son más los verbos con doble participio, basado en lo enunciado por el diccionario oficial.
Marcela Croitoru, rumana quien ahora domina el español gracias a varios años de estudiar nuestro idioma (y amable seguidora de esta columna), en una red social, respecto del género de una palabra, escribió: «Con respecto a la palabra Internet, observo que el DRAE la considera ambigua mientras que el DPD nos aconseja usarla sin artículo o en femenino. ¿Por qué no se ponen de acuerdo ?».
Personalmente, ya me había topado con otras diferencias. Por ejemplo, el DPD dice de la palabra ‘membresía’: «…está muy extendida en el uso la forma *membresía, la grafía correcta es membrecía…». Sin embargo, en el DRAE aparece la palabra ‘membresía’ y es totalmente ausente una entrada para ‘membrecía’, ni siquiera como adelanto de la siguiente edición del DRAE (¡!).
Muy seguramente estas diferencias han aparecido a causa de una participación más activa de las diferentes agrupaciones académicas de los países de habla hispana. Los últimos 20 años, aproximadamente, los trabajos entre las academias han sido intensos y, gracias a ellos, han renovado muchos postulados, incorporadas gran cantidad de voces y conciliado diversas formas de usar el idioma.
La labor es de gran mérito porque hoy como nunca las academias trabajan como instituciones equivalentes –homólogas– y no como dependientes de la española. También, debe destacarse que la Española ha abandonado su papel rector para asumir un trabajo colectivo, de igual a igual con las correspondientes en los países de habla hispana. La Real Academia Española cuenta con la fortuna de un presupuesto oficial y el apoyo de empresas que valoran el papel del idioma español en el concierto internacional. Esto le permite sostener publicaciones, recursos electrónicos y una estructura operativa. El resto de las academias no tiene esas condiciones. Por ello parecería la responsable de no actualizar o hacer coincidente los documentos de consulta por los hispanohablantes.
Pero la labor de difundir la formas más recomendables del uso del idioma se ve opacada por las incongruencias entre obras de consulta. Urge la siguiente edición del Diccionario de la Real Academia Española revisada a cabalidad para que sea coincidente con las otras obras.