lunes. 23.06.2025
El Tiempo

El Tesoro de Luis Alberto

"No murió en una poltrona, acomodado y descansando, viendo a un pasado del que se podía sentir orgulloso; sino de cara al futuro, construyendo nuevos proyectos, como si fuera un joven que tiene toda la vida por delante..."

El Tesoro de Luis Alberto

Para Luis Alberto Ramos
Y para Angélica Sosa

 

Hay en el Nuevo Testamento una parábola pequeñita, pequeñita, pero que tiene una gran fuerza didáctica para la vida. Dice así: “El reino de Dios es semejante a un tesoro escondido en el campo, que, al encontrarlo un hombre, lo vuelve a esconder, y de alegría por ello, va, vende todo lo que tiene y compra aquel campo” (Mt,13). La idea que se desprende de esta parábola, aún para los no creyentes, es que hay cosas en la vida que permanecen ocultas, o que no son fáciles de descubrir, pero que son tan valiosas que, una vez descubiertas, te empujan a relativizar todo lo demás. Para los que no saben lo que hay en ese terreno, lo que significa ese tesoro, el comportamiento de esa persona será extraño, contracultural. Pero para quien sabe del tesoro, todo adquiere una gran lógica.

Los valores dominantes en el mundo actual: la acumulación, el consumo, el lucro fácil, el individualismo, el poder por el poder… hacen creer que una persona que dedica su tiempo y sus recursos a trabajar por los demás, está loca, o tiene intereses ocultos: “algo ha de estar sacando, si no, porqué se metería a hacer esas cosas”.  Cualquiera que haya dedicado su tiempo a hacer “esas cosas”, descubrirá que hay algo que es mucho más grande que el dinero y otros valores que la sociedad normalmente encumbra. Las neurociencias han reforzado esta enseñanza milenaria: el servicio a los demás genera dopamina, sustancia que nos produce placer. Todo eso explica que haya personas como Luis Alberto Ramos, quien murió este sábado, y que se consagró al servicio.

Luis Alberto acababa de dejar la presidencia del Observatorio de León –organización que dirigió seis años– y formaba parte del consejo de AUGE, organización que desarrolla su trabajo en Las Joyas. Luis Alberto fue un hombre de origen sencillo, que fue obteniendo, a base de perseverancia y capacidad, diversos cargos públicos. Fue también empresario exitoso, pero el centro de su vida, además de su familia, fueron sus proyectos sociales y la ayuda concreta a quien lo necesitaba.

En el Observatorio preparábamos, desde antes, el relevo de Luis Alberto en la Presidencia, pero sabíamos que el hueco que dejaba sería difícil de llenar, porque pocas personas tienen la pasión que él tenía por la participación ciudadana en labores de auditoría gubernamental. Es difícil explicar cómo hacía para mantener el negocio que le procuraba recursos para vivir, y atender, al mismo tiempo, todos los compromisos que adquiría en las causas sociales que lideraba o acompañaba.

A sus 72 años, acababa de terminar una nueva maestría. Cuando muchos hombres de su edad podrían estar preparando su retiro, quizás pensando en administrar sus rentas para descansar, Luis Alberto acababa de adquirir una nueva responsabilidad ciudadana al encabezar el Observatorio Legislativo del Congreso del Estado, sin renunciar a su participación como consejero del Observatorio de León, de la Mesa Ciudadana de Seguridad y de AUGE. Recién había regresado de un viaje a Mérida en donde había buscado un acercamiento con el Ayuntamiento para tratar de entender los éxitos de su administración, con el fin de proponer nuevas ideas en nuestra ciudad. No murió en una poltrona, acomodado y descansando, viendo a un pasado del que se podía sentir orgulloso; sino de cara al futuro, construyendo nuevos proyectos, como si fuera un joven que tiene toda la vida por delante.

No me queda duda de que Luis Alberto era una de esas personas “raras” que descubrió el tesoro escondido del servicio y relativizó muchas de las cosas que la sociedad considera importantes, para dedicarse a trabajar por los demás. El tesoro escondido, lo sabía Luis Alberto, lo llevó a tener una vida plena y abundante, emocionante y creativa.

Fue un privilegio compartir proyectos con Luis Alberto, y aunque tristes por su partida, nos sentimos agradecidos por su presencia fecunda en nuestras vidas.