Ensamble intercultural
“En una época en que el tejido social se resquebraja, especialmente por falta de vínculos de calidad y referentes de sentido, la música se convierte en vehículo para construir la paz…”
Tuve el privilegio de vivir un tiempo en una comunidad mixe y participar en sus fiestas patronales. Éstas inician con “la recibida de las bandas” que otras comunidades envían, que constituyen verdaderas embajadas de los pueblos y ayudan a mantener las relaciones en la región mixe. La banda local espera en la iglesia el aviso de que, por la entrada, llega ya la primera banda. Una buena parte del pueblo, encabezados por la música de la banda local, se dirige al encuentro de los visitantes. Van con ellos niños de preescolar y primaria, y las madrinas -más mayorcitas- con trajes típicos, con canastas de flores y dulces que entregarán a la banda foránea. El festejo se inicia con la banda local que toca una pieza en señal de acogida. La banda visitante responde con otra y se da paso a los discursos de bienvenida a cargo de las autoridades comunales. Los visitantes responden con mucha formalidad, se aplaude y se reparten flores y dulces. Los visitantes entregan también flores para el santo patrono del pueblo y se inicia entonces el camino a la iglesia, con las dos bandas tocando al unísono y el enorme comité de recepción en una procesión alegre. En cuanto llegan a la iglesia y los visitantes entran, su banda toca un himno religioso. La banda local se queda afuera, esperando a los otros grupos, con los que se repetirá la ceremonia. Durante toda la fiesta, las bandas de los pueblos vecinos tocarán todo el tiempo en diversas partes del pueblo. Cuando la banda se dirige a comer con la familia comprometida para tal tarea, tocan por el camino, y otros invitados y gorrones van detrás. La banda interpreta una o dos piezas de cortesía para sus anfitriones y después pasan a comer.
Las bandas estarán presentes no sólo en las fiestas como embajadores de buena voluntad. Aparecerán en todos los eventos civiles y religiosos, acompañarán los velorios y los nacimientos, las bodas y las graduaciones. En las comunidades todos tienen que cumplir con cargos obligatorios y secuenciados: desde los topiles, mayores y alférez, hasta quienes detentan los cargos más altos. Sin embargo, los músicos se pueden dedicar nada más a la banda. Después de 15 años de servicio se pueden retirar y quedan exentos de cumplir con cualquier otro cargo. Eso habla de la importancia que dan los mixes a la música, y por qué tienen bandas de tan buena calidad. Interpretan música para bailar, redovas y marchas, pero alternan en los tiempos libres con piezas clásicas y algunas con cierto sabor a jazz.
Queríamos que los niños y niñas de las Joyas que forman parte de nuestra orquesta comunitaria, conocieran cómo se vive una cultura en la que la música atraviesa todos los momentos de la vida comunitaria. Establecimos contacto con las autoridades de Santa María Tlahuitoltepec, una de las comunidades mixes que han llevado a un mayor nivel de desarrollo la educación musical, y acordamos realizar un intercambio que consiste en una visita recíproca, honrando la tradición que existe entre las bandas de esa región de Oaxaca.
Esta semana los niños, los de las Joyas y los oaxaqueños, trabajarán juntos para producir tres conciertos interculturales. Para los niños y niñas mixes la experiencia será también novedosa: además de integrar cuerdas a su banda, visitarán el museo Explora (que generosamente nos obsequió las entradas) y visitarán la ciudad de Guanajuato. En diciembre devolveremos la visita y tocaremos en la fiesta principal de Tlahuitoltepec. Para todos nosotros es, además, la oportunidad de escuchar a una de las mejores bandas filarmónicas de Oaxaca y conocer más de su cultura.
En una época en que el tejido social se resquebraja, especialmente por falta de vínculos de calidad y referentes de sentido, la música se convierte en vehículo para construir la paz. ¡No te pierdas las actividades!: Facebook: augeautogestion