Haz un experimento • David Herrerías Guerra

“Si pensamos en el agua como derecho humano, no como mercancía que se vende al mejor postor…”
Haz un experimento • David Herrerías Guerra

Tengo una propuesta para ti ahora que es Cuaresma. En lugar de solo cambiar el filete de res por el de pescado, haz el siguiente experimento: llena unas tres o cuatro cubetas con agua de la llave que tengas más cerca de la calle. Cierra la bajada de agua del tinaco de forma que no tengas agua corriente y luego, durante toda una semana, utiliza el agua de esas cubetas para bañarte, lavar los trastes, echar en el excusado, lavar la ropa (ni pienses en usar la lavadora, porque no te va a alcanzar), lavarte los dientes, trapear…

En León, Guanajuato, existen 275 asentamientos llamados irregulares donde habitan alrededor de 120 mil personas. Por una absurda normativa, a las personas que “eligieron” irse a vivir en esas zonas, el municipio está impedido de dotarlos de servicios de electricidad, agua y saneamiento.

Los llamados fraccionamientos irregulares son una válvula de escape a un problema más complejo, la vivienda para el 50% de los mexicanos que no tienen seguridad social. No son sujetos de ningún tipo de crédito, ni tienen la mínima capacidad de ahorro, porque lo que ganan apenas les da para irla pasando. Si no fuera por los fraccionamientos irregulares, ¿dónde estarían viviendo? Estos fraccionamientos y las condiciones en que pasan la vida quienes los habitan son una muestra palpable de un fracaso social colectivo: nuestra incapacidad para construir ciudades más equitativas.

Como no hemos podido garantizar a estos 120 mil leoneses el derecho a una vivienda digna, hace algunas décadas establecimos una ley (la llamada Ley Vera) que buscaba frenar la venta irregular de predios, pero en realidad castiga a quienes compran esos terrenos, negándoles los servicios básicos. Los habitantes tienen que recurrir a pipas de agua con las que rellenan tinacos o tambos para cubrir sus necesidades, como tú estarás haciendo si aceptas mi propuesta de vigilia alternativa para la Semana Santa. Al final, por ser pobres, pagarán mucho más cara el agua que consumen. Si les va bien, pondrán en su colonia una toma pública, de la que podrán llenar sus cubetas. Estas tomas serán más útiles para quienes la suerte de quedar a unos metros de distancia, pero menos para quienes quedaron lejos y son motivo frecuente de conflicto entre vecinos, dado que algunos conectan mangueras, adueñándose de algunas de las tomas. Respecto al drenaje, algunos tendrán fosas sépticas que frecuentemente rebosarán materia fecal que rodará por las calles.

Aquí ayuda pensar de forma egoísta e imaginar estos detritus secados por el sol y volando en las tolvaneras que cubren toda la ciudad en el estío, aun sobre las colonias que tienen la etiqueta de “regulares”.

Se podrá decir que algunas colonias irregulares se han construido en lugares en a donde es difícil llevar el servicio. Lo sorprendente es que algunas de ellas se asientan sobre tubos de conducción que llevan el líquido a los vecinos “regulares” del asentamiento contiguo.

Si pensamos en el agua como derecho humano, no como mercancía que se vende al mejor postor, podemos entender fácilmente que este derecho no puede depender de la forma de propiedad de la vivienda, que, por lo demás, está claro que no es una condición que las personas puedan elegir fácilmente.

Más que seguir pensando en criminalizar y castigar a quienes compran en terrenos irregulares urge pensar en alternativas para dotar de vivienda a quienes están fuera del Infonavit, como fraccionamientos de urbanización progresiva y, por otro lado, modificar la legislación que impide a los municipios dotar de servicios a los habitantes de estos territorios excluidos.

¿Qué tan grave es el asunto para estos 120 mil leoneses sin acceso al agua entubada? Después de vivir una semana tomando agua de las cubetas, creo que estaremos mucho más sensibilizados para responder la pregunta.