Patria y sus derivados
"Generada por las condiciones económicas actuales, muchos funcionarios han reducido su sueldo. ¿Patriotismo o patrioterismo?"
El vocablo ‘patria’ nos viene del latín. De forma original, estaba integrado por dos vocablos: terra patria. Es decir, ‘la tierra o lugar de origen de mi padre’; pero en sentido último era el lugar donde se encuentran las raíces de la persona que lo enunciaba. Desde la aparición de la sociedad, la pertenencia a una familia (identificada como la del padre; hoy lo hemos heredado por el apellido) era elemento distintivo. Con el paso del tiempo, el concepto en dos vocablos perdió la primera parte, pero mantuvo el género femenino, y solo quedó en la segunda voz. En forma moderna, el Diccionario de la lengua española (el oficial) indica: «Tierra natal o adoptiva ordenada como nación, a la que se siente ligado el ser humano por vínculos jurídicos, históricos y afectivos».
Esta palabra ha dado origen a diversos vocablos. De esta derivan ‘patriota’ (persona que profesa amor a la patria y que procura su bien), ‘patriotismo’ (amor a la patria) y ‘patriotero’ (persona que alardea de amor a la patria y de forma inoportuna de patriotismo).
Historia de patriotas y de patriotismo abundan en cada nación. Algunas de ellas reflejan no solo la valentía de quienes arriesgaron su vida, sino también visiones grandiosas para la nación a la que pertenecieron. En nuestro país la más antigua corresponde a Tlacaélel. Sobre él, sin ser el tlatoani (vocablo que algunos historiadores traducen como equivalente a emperador), se fundó y reformuló la visión de Nación Mexica. Una vez conseguida la independencia de Azcapotzalco, fue el consejero de varios tlatoanis. Entonces, consolidó el rostro y el corazón (la personalidad) de esa nación.
No menos importante están las historias de miles de personas que han aportado pública o privadamente actos que marcaron el rumbo de la nación. Hechos de verdadero patriotismo abundan.
A Vicente Guerreo, el último de los líderes de la Independencia, las condiciones no le eran en absoluto favorables. El movimiento independentista parecía ya sin futuro. El virrey Juan Ruiz de Apodaca, entonces, concedió indulto a todos los alzados y también les ofreció un lugar en el Ejército Real. Muchos se acogieron; Vicente Guerrero, no.
En un segundo intento, el virrey de Apodaca pidió la intercesión de don Pedro Guerrero, padre del insurgente, para convencerlo de que depusiera las armas. Reunido con sus lugartenientes declaró: «Señores, este es mi padre que ha venido a ofrecerme el perdón de los españoles y un trabajo como general español. Yo siempre lo he respetado, pero la Patria es primero». Esta última frase ha sido colocada en lugar destacado en el Senado de la República para tenerlo siempre presente. La patria es primero; esta frase, presuntamente, guía la conducta de quienes en el senado se reúnen.
Generada por las condiciones económicas actuales, muchos funcionarios han reducido su sueldo. ¿Patriotismo o patrioterismo? Honestamente, algunas reacciones me dan la impresión de lo segundo. Podría tener mejor impresión si todos los partidos políticos asumieran la decisión de reducir el número de diputados federales. Podría ser proporcional, para no ceder ante sus adversarios. Eso sería una actitud patriótica; porque la declaración de un senador indispuesto a bajarse el salario al asegurar que en menor cantidad se vería obligado a robar, me da la impresión de patrioterismo. El senador aludido fue secretario del Trabajo. Me parece que tiene suficiente consciencia que el 99% de los trabajadores de este país ganan mucho menos que él. Entonces, ¿ello justificaría que el resto de mexicanos robaran? ¿Dónde quedó el discurso patriótico de los partidos? Eso me convence que la mezquindad mueve algunas de las medidas adoptadas, un acto de patrioterismo y no un verdadero amor a la patria.