La primera jornada de los partidos de vuelta de los cuartos nos dejó perplejos, por la sorpresa y la intensidad emocional. Los equipos que estaban en desventaja salieron con todo, pero se enfrentaron a rivales que parecían estar, al final, preparados para las agresivas reacciones de las fiera heridas, aunque por momentos daban muestras de flaqueza: terminaron calificando, con sufrimiento más allá de lo planeado, quienes sacaron ventaja en la vuelta, como sigue.

Fallan los radares muniquenses contra los submarinos amarillos

Vistosa combinación de los uniformes en rojo y amarillo distinguiendo de entrada las formaciones y planteamientos, con cambios notorios en el local. Dominio del Bayern Munich pero sin inquietar lo suficiente las compuertas del submarino, como si los ataques no encontraran las coordenadas correctas. Una incursión por la izquierda y un cabezazo cerca de la media hora que controló el portero, fueron las únicas aportaciones del anfitrión, mientras Lewandowski entraba en pleito callejero con y salvando el segundo cartón. Mientras tanto, el Villarreal, si bien se comportaba a la altura de las circunstancias, no parecía aprovechar del todo el amplio espacio que tenía para el contragolpe, salvo alguna escapada hacia el término de la fase inicial. La tensión se mantenía y el graderío mostraba rostros de preocupación dado el pantanoso accionar de su conjunto.

Como cabría esperar de un equipo de alcurnia, para la segunda parte se mostró una disposición distinta, desde lo particular hasta lo colectivo. Muy pronto y después de un aviso, el estelar polaco tomó un servicio y lo convirtió en gol con disparo directo a la base del poste que terminó por incrustarse en la puerta rival.  Era el momento de los de casa, con casi todo el complemento por jugarse, pero no tuvieron la contundencia esperada, ni la capacidad para aprovechar el momento: Müller tuvo un par pero no definió, al contrario de Chukwueze, quien casi al final consiguió concretar un letal, mordaz y vertical ataque del cuadro español. El triunfo de los de amarillo le sigue dando sentido al juego, finalmente: la sorpresa, lo inesperado, la recuperación. David contra Goliat, aunque la diferencia no fuera tan abismal ni si se tratara de un asunto tan importante.

Recuperarse siempre

Con un planteamiento inteligente, dadas las circunstancias, el Chelsea se presentó en el Bernabeu con toda la intención no solo de emparejar, sino superar el global, mientras que el Real Madrid parecía más apaciguado de lo esperado, como esperando abril que, dicho sea de paso, ya está en sus medios terrenos. Con mejor control de la pelota, los ahora de amarillo se mostraban más enfocados y pronto Mount puso el primero al cuarto de hora, lanzando el mensaje de que todo estaba por escribirse, por más que se tratara del equipo blanco jugando en su histórico recinto. La anotación motivó a unos pero no descolocó a otros, y las acciones siguieron sucediendo más en la lógica de unos viendo la puerta de enfrente y otros confiados por la ventaja, sin que se modificara el marcador.

Peligrosa combinación del visitante apenas iniciada la segunda parte, como enviando el aviso de que la emparejada era cosa seria, tal como se advirtió en un tiro de esquina que no era, cuando el cuadro londinense hizo lo que rápidamente se presagiaba: Rüdiger, defensor clave, remató de cabeza para poner el segundo y emparejar el global, con toda la segunda parte por desplegarse: vimos una batalla ofensiva en la que cualquiera podía hacer el de la diferencia, como lo hizo el cuadro de amarillo pero el VAR se encargó de anularlo por una discutible mano. Luego de un cabezazo de Benzema al travesaño, el joven alemán Werner logró darle la vuelta a la tortilla con buena jugada individual, y cuando todo parecía finiquitado, apareció una atajada fundamental de Courtios y el cuadro merengue empató, con pase de otro planeta de Modric, ese medio eterno que parece salido de una inacabable batalla, que Rodrygo concretó para el empate global con certero remate.

El resto del tiempo regular, seguía pareciendo a favor del Chelsea, empujando más hacia el frente, mientras que ambos equipos mostraban una forma digan, entrada y talentosa de seguir adelante ante la adversidad y, sobre todo, cómo puedes luchar cuando creyéndote ganador, vas hacia la puerta de enfrente en la que no encuentras aparentes respuestas. En el tiempo complementario, Benzema remató de cabeza para marcar diferencia en duelo épico que termina por ser una buena muestra de la emoción deportiva que puede causar este deporte, además de la lucha cuando se supone la causa está perdida. Todavía tuvieron Harvertz  y Jorginho el empate al final pero no se concretó, no obstante la inesperada voltereta que ya había sido consignada como tal. Un partido que se volverá clásico.