Futbol • Liguilla Apertura, la ida de las semifinales • Fernando Cuevas
"En ambos partidos terminó imponiéndose el anfitrión, de manera apretada en un caso y con un marcador holgado en el otro, si bien el desarrollo resultó equilibrado y determinados momentos específicos fueron decisorios para cambiar el destino de los resultados."
En ambos partidos terminó imponiéndose el anfitrión, de manera apretada en un caso y con un marcador holgado en el otro, si bien el desarrollo resultó equilibrado y determinados momentos específicos fueron decisorios para cambiar el destino de los resultados.
El infierno sigue encendido
Se introdujo el Águila a los territorios infernales para apagar fuegos y salir avante, aprovechando su condición de líder del torneo, la goleada en la serie previa y favorita indiscutible para llevarse la serie y el título. Así sucedió en los primeros minutos, incluso generando peligro serio en la puerta de Volpi, otra vez rifándose físico y espíritu. El Toluca, rebasado de inicio, empezó a entender de qué se trataba el asunto y fue recomponiendo de a poco, lanzando un aviso a balón parado y después, por la misma vía, convirtiendo la primera anotación pasados los veinte minutos con un tanto de Ortega tras error de Ochoa, mostrando sus dificultades cuando sale de los tres postes. Otra falla, ahora de Lara, provocó un penal que Fernández concretó para la segunda diablura, antes del fin del primero medio: sin mucha elaboración los de rojo ya estaban arriba por dos en el cartón.
Para la segunda mitad, el esquema se mantuvo por parte de ambos equipos y la presión del América iba creciendo, aunque en un contragolpe con el consabido error de la zaga, Sanvezzo puso el tercero que no contó por estar ligeramente adelantado de acuerdo con la revisión del VAR. Las llegadas fueron incrementales y el tanto del descuento flotaba en el ambiente, tal como finalmente sucedió por conducto de Lara, sacándose la espina, quien empujó un servicio preciso de Martín al ’79. Los minutos restantes transcurrieron con mayor posibilidad del empate que de la ampliación de la ventaja y el cuadro choricero parecía darse por satisfecho con el triunfo mínimo, sobre todo por las expectativas que se tenían y las mayores opciones de la visita. El infierno ardió de nuevo y ya veremos si las llamas alcanzan a encender el Azteca y coartar el vuelo del ave.
Atrapados en la madriguera del tuzo
En un duelo que se antojaba equilibrado, el Pachuca trató de aprovechar su condición de local sin dejar de pasar un solo minuto: pronto se lanzó en busca de la puerta del Monterrey y logró tocarla y abrirla por conducto de Ibáñez antes del minuto diez, empujando la pelota en tiro de esquina. Pero los del norte estaban más que puestos para el toma y daca y Moreno puso el empate con remate de cabeza unos minutos después y para seguir con esta lógica, Romario al ’23 volvió a poner adelante al anfitrión con una mortal escapada. Ya para terminar la primera parte y por no dejar, Romo lanzó disparo bien colocado desde fuera del área para emparejar el marcador y sellar una gran primera mitad que, como diría el lugar común, resultó de poder a poder.
Muy pronto en el segundo medio, los de casa se fueron arriba con un remate de cabeza en el área chica: De la Fuente aprovechó un servicio medido que emujó con tranquilidad. Almada y Vucetich, en estratégico duelo desde la banca, movían jugadores y funciones, sobre todo a raíz de la expulsión de Aguirre, dejando a los Rayados con uno menos y abajo por un gol: se introducían cada vez más en la madriguera del tuzo y la luz se alejaba hasta que llegó un penal a su favor. El ingresado Funes Mori se encargó de cobrarlo y el portero Ustari enmendó de inmediato su error al atajarlo entre mareos y cotonetes en la nariz. Aparecieron los errores arbitrales que ahora perjudicaron a los del norte: un penal muy discutible generó el cuarto gol y segundo de Ibáñez, quien ya sobre la hora anotó el tercero en lo individual y quinto de su conjunto después de una falta que no se marcó, jugada de la cual se derivó el tiro de esquina en cuyo rebote aprovechó el estelar hidalguense. La remontada se antoja difícil, no imposible.