Sobre terreno resbaloso, el Puebla recibió al León en partido intenso y nivelado, en particular por la motivación que traían los locales gracias a la forma de lograr su clasificación. Poco antes de la media hora, Barreiro aprovechó un rebote tras un tiro de esquina para mandar la pelota a las redes pero de inmediato, el local emparejó con gol de Parra, aprovechando una salida precipitada de la Fiera. Era ligeramente superior la visita, si bien los de casa empezaron a meter presión alta a lo largo del segundo medio, en el que se presentía la llegada del tanto de la diferencia en cualquier portería: resultó que fue para los de la franja vía sólido disparo cruzado de Araujo, a poco más de diez del final. Nunca se conformó el conjunto leonés y buscó el empate hasta las últimas instancias.

Para el partido de vuelta, el conjunto de la franja salió con buena disposición, tratando de inquietar en la parte elevada del campo, tal como lo ha hecho a lo largo de su etapa con Lacarmón. Incluso generó una jugada que derivó en un jalón en el área no marcado, y a partir de ahí el de casa empezó a tener más la pelota y a dominar las acciones y movimientos, al grado de irse arriba en el marcador con gol Mena al 25’, aprovechando un servicio de manos que se fue escurriendo entre la incapacidad de los defensores para rechazarlo, al final bien resuelto por el atacante leonés.

Para la segunda mitad, el conjunto poblano siguió intentando ir al frente aunque con escasa puntería, en tanto el cuadro de los esmeraldas mantenía una actitud temeraria, considerando que la diferencia sólo era de una anotación, hasta que al 80’ un penal fue bien ejecutado por el propio Mena, para sentenciar la disputa y dejar fuera a uno de los principales animadores del torneo. Curioso: la eliminatoria terminó con idénticos resultados en la ida y vuelta que hace un año.

Tigres-Guerreros

Resuelto desde el inicio y como para controlar rápido a los Tigres, los Guerreros se lanzaron al abordaje y cuando sus rivales apenas rugían, Valdés conectó de cabeza y Aguirre concretó un buen servicio por el centro para enmudecer a la visita. Doce minutos y Santos ya ganaba por dos. Pero la UANL reaccionó bien, como equipo maduro que es, y se enfocó primero a la posesión y después a la generación, en logrado trabajo de control de daños.

Empezaron a merodear cada vez con más peligro, pero Doria se erigía como un baluarte en defensa mientras que su equipo parecía recular demasiado, si bien todavía tuvieron alguna opción para el tercero. Fue Gignac con un disparo tan lejano como implacable e impredecible, quien puso a su equipo en el marcador a poco más de quince minutos para el final, dándole vida al cuadro neoleonés para la vuelta.

Como lo hiciera en su casa, el conjunto de Santos saltó al campo de la UANL presionando al frente, lanzando el mensaje de que no habían hecho el viaje nada más para intentar mantener su mínima ventaja; claro que ahora los Tigres, desde un inicio, se mostraban más compenetrados con el partido, aprendiendo del anterior. Así, la primera parte transcurrió entre una fuerte batalla por dominar la tierra media y algunos avisos en los arcos, sobre todo uno de parte del anfitrión, que salvó con veloz salida el portero de Torreón.

Los visitantes siguieron manejando bien el partido en la segunda parte (con algunos excesos reprobables en el fingimiento de lesiones), en tanto los anfitriones cambiaban sus piezas y continuaban intentando, hasta que Salcedo tomó una pelota en el área y la incrustó en la portería con plena convicción, como si un delantero experimentado se tratara, dejando los minutos finales para la resistencia.