Les llaman ‘de alto impacto’ a los crímenes que sacuden a la sociedad más allá de las muertes violentas, lamentables todas, que sirve en su menú diario el crimen organizado en los municipios del estado.

La semana anterior el asesinato de Mateo, escolar de secundaria, coincidente con la sentencia de cincuenta años de cárcel al homicida de Montserrat, cuya muerte atestiguó el mundo en vídeo en las redes sociales, ambos casos en León, concentraron la indignación social.   

Pero la ira popular vaga incansable de municipio en municipio. El lunes volvió a Celaya, su hostal en Guanajuato.

Josué Ismael Yáñez López era estudiante de Ingeniería Mecánica en el Tecnológico Nacional de México campus Celaya. Se empleaba como chofer de una ‘moto Uber’. El lunes, por ahí de las dos de la tarde, circulaba con un pasajero. En el rojo del semáfoto en Mutualismo y Río Lerma, mientras aguardaban atrapados en el tránsito vial, dos pistoleros en motocicleta los tirotearon. Josué murió en el hospital.

A la noche, el Instituto Tecnológico de Celaya confirmaba en esquela en su página oficial de Facebook el fin trágico de Josué Ismael. Ningún rodeo en sus lamentos y su protesta por la violencia que agobia a su comunidad:

“Con profundo pesar, lamentamos el sensible fallecimiento de nuestro estudiante. Este doloroso suceso representa la segunda pérdida de un miembro de nuestra familia ‘Lince’ en menos de un mes, como consecuencia de la inseguridad en nuestro estado.

“Exigimos a las autoridades una investigación inmediata y exhaustiva, así como el esclarecimiento de los hechos. La comunidad tecnológica seguirá levantando la voz hasta que se haga justicia. Descanse en paz…”

El Consejo Estudiantil del Tecnológico de Celaya convoca a una "Marcha pacífica por la seguridad estudiantil”, que partirá de la entrada principal del Campus 1 del TEC a las ocho de la mañana de este este jueves 20 de febrero.

Están hartos.

Apenas el miércoles 22 de enero, ni siquiera un mes atrás, otro de sus compañeros fue asesinado en Juventino Rosas –en una de esas historias cotidianas de Guanajuato que desafían a cualquier escritor de novela negra.

Asesinos a sueldo irrumpieron a las siete de la mañana en la vivienda de la maestra de una primaria rural, Juana Edith Rivera Álvarez, y la mataron a balazos. Se llevaron a sus dos hijos, Samuel y Diego.

Veinticuatro horas después encontraron muertos también a los dos muchachos. Diego, el menor, era estudiante de Ingeniería Mecánica en el Tecnológico Nacional de México campus Celaya. Como Josué Ismael.

¿Y Harfuch?

El jefe de los gendarmes de Celaya, Bernardo Cajero Reyes, dice que ‘mantiene acercamiento’ con el estudiantado del Tecnológico -mientras la fiscalía estatal investiga el crimen, claro-. “Estamos trabajando, es el segundo acercamiento; ya tuvimos un intercambio de información con el representante de los alumnos y acordamos algunas acciones que llevará a cabo la policía municipal.” 

Que ‘se han implementado’ recorridos en los alrededores; que ‘con el trabajo conjunto’, esos patrullajes se reforzarán en las zonas ‘donde se detecten incidencias delictivas…’

Esos compromisos son un cuento viejo y ajado.

En febrero de 2022, por ejemplo, el entonces secretario de Seguridad local, Jesús Rivera, acudía a ese plantel y ‘se comprometía’ a lo mismo. Rondines de los policías, paraderos seguros, ‘fomento a las medidas de prevención’. Antes habían acordado con el alcalde panista Javier Mendoza –hoy los funcionarios son ‘morenos’- la vigilancia perimetral de los campus en las horas de entrada y salida de alumnos. A todo les dijeron que sí. ‘Atole con el dedo’.    

Como sea, las garantías que puedan ofrecer los municipales y nada, son ‘dos nadas’. Y nadie más aparece a la vista. La estrategia ‘Confía’ del gobierno estatal se mueve despacio, y los federales… Hm, los federales.

Prácticamente cada semana la Presidenta Claudia Sheinbaum arremete desde su ‘Mañanera’ contra Guanajuato, por los índices delictivos en ascenso, dice. El martes anterior exhibió que en el gobierno de Libia García los homicidios dolosos han incrementado en un 23.4%–que representarían el 15.2% de los asesinatos en el país-. Y que mientras en los otros cuatro estados críticos diminuyen, acá aumentan. 

Bueno, sería lógico que esa preocupación se tradujera en la concentración de los esfuerzos de seguridad federales en el sufrido Guanajuato.

Sólo que…

Omar García Harfuch, el secretario federal de la Seguridad y Protección Ciudadana, despacha en Sinaloa.

Eso sí, todavía este lunes, Harfuch y el titular de la Sedena, Ricardo Trevilla, desdeñaron entrevistarse con el gobernador morenista Rubén Rocha Moya –indefendible a estas alturas.

De los frutos de la incursión federal allá habló el mismo lunes la presidenta Claudia. Destacó el descubrimiento y la destrucción de un laboratorio el viernes 14. “Ahí se desmanteló un laboratorio muy grande de metanfetaminas, estuvieron presentes ellos.”

Así que Guanajuato preocupa, pero no.

(A)La Jaula

Otro Fiscal

Mientras tanto. La Fiscalía federal ha designado a Ignacio Alejandro Vila Chávez como su nuevo emisariio en el estado de Guanajuato. Releva-a-ya-saben-quén, que ahora sí, documentos tramitados, despacha como fiscal estatal. Vila Chávez es licenciado en derecho por la Universidad Panamericana. También es doctor. Lo obtuvo en derecho procesal, en el Instituto Nacional de Estudios Fiscales de la Facultad Libre de Derecho de Chiapas. Allá estuvo en el empleo que hoy tiene acá. Suerte, pues. La va a necesitar.

Correspondencia: [email protected]

‘X’: TigresDePapel