Tigres de Papel • La hora marcada • Francisco Javier Mares
Mientras brotan opiniones a favor y contra el perfil de quien será el nuevo secretario estatal de Seguridad Pública en Guanajuato, y en lo federal los diputados aprueban la adscripción de la Guardia Nacional a la Sedena, en oootro crimen frente al que la autoridad no debiera simplemente mirar hacia otro lado –como sin duda lo hará-, fue asesinado a tiros el jefe de inspección y vigilancia de la dirección de Movilidad de León. Y porque algo hay qué hacer, el gobierno de la ciudad, entrega más patrullas…
La realidad es muy, muy terca.
A Jorge Álvaro Ponce Padilla, jefe de inspección de la dirección de Movilidad en León, algunas voces lo hacían ya el nuevo director. Se encaminaba al trabajo en su Volkswagen desde Los Pinos, colonia brava al sur de la mancha urbana. Dos motocilistas le alcanzaron y dispararon hasta matarlo. Serían las ocho de la mañana del jueves; la alcaldesa Alejandra Gutiérrez se alistaba para la foto del Día de la Protección Civil en la plaza principal.
Puede apostar usted, doble contra sencillo, a que ninguna investigación ministerial nos dirá quién o quiénes se interesaban en asesinar al inspector del transporte público urbano en la tercera ciudad más poblada del país, y así lo ordenaron.
Apenas comenzaba un día más en la rutina de sangre que vive León.
Una hora después, los balazos alertaron al vecindario de Real Providencia, pequeño núcleo de viviendas sobre Francisco Villa, a nada del Poliforum Centro de Negocios. Asesinaban a dos mujeres y un hombre, al interior de un domicilio en Imperio y Almirante. Viridiana, de 32 años, María de los Ángeles, de 60, y Jorge Alfredo, de 35.
De noche, cosa de las nueve y media, Fernanda Guadalupe, de trece años de edad, atendía el puesto de dulces de su familia, a la puerta de su domicilio en la colonia Villas de San Juan. Desconocidos llegaron en una camioneta y la mataron a balazos
Y así. León como botón de muestra -que podría ser Celaya o Irapuato o los apaseos o Villagrán o los pueblos del Rincón o…- de los ataques incesantes e impunes del crimen organizado en Guanajuato, un estado que urge un freno a la violencia criminal.
Justo un día antes la gobernadora electa, Libia Dennise García Muñoz Ledo, con el resto de su próximo gabinete, presentó a Juan Mauro González Martínez como el nuevo secretario estatal de seguridad, en relevo de Alvar Cabeza de Vaca, después de su reinado de doce años en esa estructura.
Las opiniones a favor y en contra son la carta el día. Que si trabajó con Genaro García Luna, el jefe policial nacional preso por narco en Nueva York; que es esposo de Sophía Huett, la renunciante vocera de la seguridad en Guanajuato; que también Omar García Harfuch, promovido por la presidenta electa, Claudia Sheinbaum, como secretario federal de Seguridad, trabajó con Genaro, y avala a Mauro; que, ciertamente, ni al caso viene su relación matrimonial con Huett…
Definitivamente, la discusión justo en los días en que se decide la suerte -cadena perpetua para Genaro García Luna en los EU, casi seguro-, no es una coincidencia feliz con el nombramiento acá, aunque tampoco tendría que venir a cuento demasiado.
Lo que sí es irrebatible, y lo advirtió la gobernadora electa, es que Juan Mauro González Martínez no tiene tiempo para una ‘curva de aprendizaje’ –tampoco la luna de miel de la opinión pública con Libia Dennise durará seis años- Resultados, a partir del 26. La cuenta regresiva expira.
A trabajar
La apuesta no tiene mayor misterio. Un modelo metropolitano de las policías en los municipios de Guanajuato, y trabajo de inteligencia y coordinación sistemática con las fuerzas federales -las gendarmerías locales no dan para más y están más cerca de la corrupción que de la victoria.
Lo primero fue anunciado por la entonces candidata panista a la gubernatura, con el agregado, acertadísimo, de asegurar cercanía con el prospecto federal García Harfuch –bandera que, para variar, arrebató a las huestes morenistas en Guanajuato.
Esa cercanía le permitiría salvar las resistencias en Celaya, cabeza de la zona metropolitana más violenta del estado. El nombramiento del jefe de la policía local es facultad constitucional del Gobierno municipal, circunstancia que sería salvada con la mediación de Omar García Harfuch –y los mandos nacionales de Morena, claro.
Ya nada más faltan los hechos, pues. Que esto se comience a ver diferente, luego de la larga noche de los señores Alvar Cabeza de Vaca y Carlos Zamarripa –por cierto, del relevo del fiscal, comprometido por la candidata/ gobernadora electa, el Congreso local sigue sin decir ni pío.
En tanto, la Cámara de Diputados federal aprobaba la reforma en que insiste el presidente AMLO para que la Guardia Nacional quede en la esfera de control de la Secretaría de la Defensa Nacional. La GN es una corporación de seguridad con más de 120 mil efectivos, y es la apuesta mayor de los gobiernos federales morenistas para devolver la seguridad a los mexicanos. Concluida la rebatinga acostumbrada en la Cámara baja del Congreso de la Unión, por fin —la tercera es la vencida–, la reforma se aprobó con 362 votos a favor, 133 en contra y ninguna abstención.
Así las cosas, la alcaldesa panista De León, Alejandra Gutiérrez, invirtió la mañana de este viernes en entregar, en la velaria de la feria, patrullas, muchas patrullas a sus policías. Bonitas que se ven las patrullas en los desfiles.
(A)La Jaula
Voto en contra
A propósito, atrasaditos, la Comisión de Gobernación y Puntos Constitucionales del Congreso de Guanajuato, reprobó por mayoría de votos el dictamen de reforma al Poder Judicial, que les remitió la Cámara de Senadores del Congreso de la Unión. Esa reforma ya fue aprobada por la mayoría de los congresos estatales y publicada el 15 de septiembre en el Diario Oficial de la Federación, para su entrada en vigor. Ya sin más qué hacer, acá dieron por concluidos los trabajos de la Comisión en la Sexagésima Quinta Legislatura. Ya se van.
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