Lo 'histórico' del segundo debate presidencial

“Después de verlo me di cuenta de que tienen sumamente claro que los mexicanos nos conformamos con basura, que se nos puede alimentar con argumentos sin sentido ni sustancia. Que nos ven tontos, desvalidos, menesterosos…”

Lo 'histórico' del segundo debate presidencial

El segundo debate presidencial ha sido, en mi opinión, una bofetada para todos los mexicanos.

Los temas que debían tratarse eran: comercio exterior e inversión, seguridad fronteriza y combate al crimen transnacional y derechos de los migrantes.

Yuriria Sierra, al comenzar el debate, lo calificó de "histórico". Histórico porque por primera vez los ciudadanos podrían hacer preguntas directas a los candidatos. Con lo que no contábamos, es que incluso estos ciudadanos, se quedarían sin respuestas.

En mi caso, califico el debate de histórico no por el nivel de discusión, sino por el nivel de humillación. Es una vergüenza tener cuatro candidatos a la presidencia que poco o nada saben clarificar y proponer en un espacio que ha de aprovecharse precisamente para persuadir al votante.

La ambigüedad con la que respondieron los presidenciables me parece una falta de respeto. El bajísimo nivel de debate que se suscitó el domingo es un reflejo más de la perspectiva que tiene la clase dominante sobre los votantes. Después de verlo me di cuenta de que tienen sumamente claro que los mexicanos nos conformamos con basura, que se nos puede alimentar con argumentos sin sentido ni sustancia. Que nos ven tontos, desvalidos, menesterosos.

Es sumamente preocupante que, en temas tan importantes, ningún candidato tenga bien apuntado hacia dónde va el huarache.

Andrés Manuel optó por la unanimidad de que todo en este país ha de resolverse acabando con la corrupción, siendo honesto y generando empleos. Mas no se le ve capaz de explicar cómo lo hará. Aunque si nos remitimos al primer debate presidencial, él mismo indica que la corrupción ha de terminar con "el ejemplo". Ojalá alguien me hubiera dicho que solucionar los problemas más trascendentes en este país sería tan fácil. De ese modo, no estaría estudiando Ciencia Política ni me sentiría tan profundamente indignada de que quienes me gobiernan sean más ignorantes que yo.

Anaya, por su parte, es bueno para envolver la basura en retórica, y es que también creo que dejarse llevar por la labia y no por la sustancia, es una gran falta de criterio de parte de muchos mexicanos. Su imposibilidad para responder un "sí" o un "no", y la facilidad con la que él mismo exige este tipo de respuestas a otros candidatos, sólo me deja concluir que no es más que un provocador incompetente. Porque para exigirles a los otros, como él dice, primero hay que estar bien uno. Y si no es capaz de responder un sí o un no a la legalización de la marihuana, sobre lo que se ha abierto el debate en múltiples ocasiones, dudo que pueda actuar con firmeza en áreas fuera del lavado de dinero o del despliegue de láminas con estadísticas, que poco representan las vías por las cuales impulsará al país.

José Antonio Meade sólo nos dio más certeza de que todo está cayéndose a pedazos. Porque sólo repitió las cosas que ya sabemos, en lugar de haber agilizado el debate debido a su tan conocida experiencia en el ámbito. En cuanto a Trump, dijo que no permitiría que se nos falte al respeto (lo mismo dijeron todos los candidatos) pero no mencionaron vías diplomáticas específicas para lograrlo, ni estrategias claras y posibles negociaciones para socavar el efecto que Trump ha tenido en la economía mexicana.

Enrique Peña Nieto le ha pedido respeto a Trump, y fue muy alabado por el público; no obstante, las irreverencias y prejuicios en contra del mexicano por parte del gobierno de Trump, no han cesado.

Meade dice que el comercio y la inversión han de servir para reducir brechas, pero se olvida de explicar que es precisamente el cómo se lleva a cabo el comercio y la inversión, lo que determina si la brecha se disminuye o se acrecienta, y ninguno pudo hacerlo, aun teniendo la oportunidad de definirse y diferenciarse de los otros, precisamente en esta área tan importante

Y por último el Bronco, que se identifica tanto con los ciudadanos, que por lo mismo no le interesa que su conocimiento sea equivalente o menor al de todo el pueblo que intenta gobernar. Propuestas sin pies ni cabeza, que cualquier persona sin argumentos podría inventarse sólo para presumir que no se quedó sin nada qué decir.

Ayer no hubo debate. Fue un circo más. Y al menos yo, me quedé sin candidato. Nunca pensé que evaluaría la posibilidad de anular mi voto. Pero es que el sistema mediante el cual se elige a los candidatos y lo que éstos representan es una grosería mucho mayor que todas las que nos ha dirigido Trump. Creo que no es posible exigir que otros gobiernos, o los mercados, mejoren sus expectativas ante la cooperación con México, cuando tenemos posibles gobernantes y gobernantes con este nivel de incompetencia. Unos candidatos que no tienen la capacidad de mantener tener un debate sólido en cuanto a la inversión, al papel que juegan los tratados de libre comercio, que no saben si optar por una economía abierta o una cerrada, que creen que la clave de todo se esconde detrás del salario mínimo, que nada parecen saber del desequilibrio que puede generarse en la economía tras la posible implementación de las barbaridades que plantean, que no pueden sostener una discusión fundamentada acerca de las causas y posibles consecuencias de la legalización de las drogas, que cuando debaten uno con el otro no debaten sobre el tema en cuestión, sino sobre la porquería que todos han hecho en su carrera política.

Entiendo que como ciudadanos nos encontramos prácticamente incapacitados para reestructurar nuestro sistema, pero sí creo que nuestros candidatos son producto de una sociedad profundamente despolitizada y permisiva. No nos acercamos a los procesos políticos salvo en la elección y, aun así, teniendo candidatos tan indignos, nos atrevemos a pronunciarnos a favor de uno.

Hoy, creo que autodenominarse simpatizante de cualquier candidato, es irresponsable y denota una falta de criterio abismal. No hay manera de que podamos simpatizar con ni uno solo de estos payasos. Es burlarnos de nosotros mismos, es conformarse con migajas cuando la calidad de vida de millones de mexicanos se encuentra en juego. En lo personal, me daría vergüenza y lástima que la gente (y yo misma) pudiera ver que me encuentro convencida con la candidatura de cualquiera de estos actores.

Este debate es histórico, porque por primera vez nos hemos quedado sin candidatos. Nos dejaron sin esperanza, sin preferencia política ni ideológica, nos dejaron confundidos y atareados. Nos dejaron con una profunda preocupación, porque me pregunto yo... si no son capaces de resolver los problemas a modo de debate ¿cómo serán capaz de hacerlo a modo de práctica?