martes. 17.06.2025
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Parentalidad • El despilfarro, la austeridad • Gaudencio Rodríguez Juárez

“El consumismo que padecen no pocas niñas y niños de nuestra época es una forma de maltrato posmoderno…”

Parentalidad • El despilfarro, la austeridad • Gaudencio Rodríguez Juárez

Educar en la austeridad y para la sobriedad en un entorno de abundancia
es un reto ineludible para todos los educadores.
La austeridad es un valor propio de personas generosas y solidarias.

Jaume Soler y Mercè Conangla

El consumismo que padecen no pocas niñas y niños de nuestra época es una forma de maltrato posmoderno porque impide el florecimiento de la creatividad, aniquila la imaginación, opaca la fantasía, inhibe la capacidad para la resolución de problemas, aliena. En resumen, perjudica seriamente el desarrollo infantil al afectar habilidades esenciales para la vida. Por eso es maltrato, el cual se intensifica en ciertas temporadas del año, la navideña es una de ellas, ¡cuidado!

Esa tendencia inmoderada a adquirir, gastar o consumir bienes no siempre necesarios resulta peligrosa cuando atrapa a las niñas y niños, pues el mensaje que se anida en su mente es que pueden tener todo lo que deseen. Pero la vida no es así, en la vida no siempre se tendrá todo ni en el momento oportuno.

Una de nuestras labores educativas consiste en ayudarles a diferenciar entre necesidad y deseo, porque, como dicen los autores de Ámame para que me pueda ir, Soler y Conangla, no todo lo que deseamos es necesario ni nos conviene, aunque sería bueno aprender a desear y a apreciar lo que necesitamos y nos conviene.

El consumismo es peligroso porque además de transmitir la idea de que se puede tener todo lo que se desea, instala una actitud de despilfarro. 

Al respecto Soler y Conangla advierten que permitir que nuestras hijas e hijos despilfarren les va a perjudicar muchísimo en la vida, porque van a hacer lo mismo en otros campos: van a abusar de los recursos, de las palabras, de las personas, van a desperdiciar oportunidades, harán mal uso de los medios, serán poco empáticos con las necesidades de los demás… y, así, este mundo será cada vez menos justo y menos equilibrado.

Así de peligroso es el consumismo, así de trascendentales sus consecuencias negativas.

Fomentar la generosidad, el servicio, la solidaridad, la austeridad y la sobriedad es una de las principales funciones parentales porque permite a las niñas y niños adquirir habilidades, actitudes y conductas basadas en la conciencia de la existencia del otro, de la otra, en la responsabilidad de cuidar el entorno. 

Un sector de la población somos afortunados al tener acceso a múltiples bienes. Pero en lugar de llenar de regalos a las niñas y niños y de satisfacer todos sus deseos, limitémonos a cubrir sus necesidades y uno que otro deseo y vivamos con ellos esos valores propios de las personas generosas y solidarias, la austeridad y la sobriedad. Estas son algunas alternativas para tal fin:

· Facilita la capacidad para jugar con pocos juguetes y aun sin ellos.

· Dales tiempo y espacio para que puedan descubrir lo que pueden hacer utilizando su imaginación y creatividad. 

· Promueve espacios de soledad, ocio, calma y relajación, que eviten formar personas enajenadas, ansiosas de adquirir cosas y de buscar estímulos de manera compulsiva.

· Obséquiales regalos solamente en ocasiones muy especiales y explícales que la obtención exagerada de productos genera mucha basura que contribuye al deterioro del medio ambiente. 

· Señálales que el acaparamiento y el despilfarro es un acto inmoral. Y muéstrales la generosidad con los semejantes.

· Enséñales a cuidar, reusar y reparar las cosas que se tienen.

· Facilita el contacto y aprecio por la naturaleza.

No está de más decir que todo lo anterior se ha de transmitir no con palabras, o no sólo con ellas, sino sobre todo con el ejemplo.

El despilfarro destruye, la austeridad detona el florecimiento de las facultades mentales indispensables para la vida, así como la asimilación de valores profundamente humanos.