¿Dónde está Alonso?
“…ayer grité la frase que encabeza esta columna al finalizar el ensayo general de Carmen, la ópera que estrenará el Teatro del Bicentenario este domingo…”
No me arrepiento, ayer grité la frase que encabeza esta columna al finalizar el ensayo general de Carmen, la ópera que estrenará el Teatro del Bicentenario este domingo, 13 de agosto. Me parece una buena pregunta y espero que, tras la vergonzosa expulsión de Alonso Escalante como director de este espacio, no tengamos que volverla a gritar si la calidad que impuso durante los siete años de su gestión empieza a declinar.
Porque me sigo preguntando: ¿es justo que lo echaran de esa manera, que no esté presente para ver el fruto de este extraordinario trabajo, con una puesta en escena arriesgada, sensual, que dará mucho de que hablar al público leonés y a esa quinta parte del público que proviene de otras ciudades del estado o de la República? Dicho sea de paso, las entradas para tres de las cuatro funciones programadas están ya agotadas. ¿Dirigir de forma “soberbia” e íntegra el mejor teatro del México merece ese castigo?
Mi grito no fue para el elenco; una Alessandra Volpe visceral, deslumbrante, que despliega con naturalidad el voluntarioso erotismo de la cigarrera; un José Manuel Chu muy sólido en su desempeño vocal. Tampoco para el trabajo intachable de José Areán, con una orquesta y coros bien consolidados a lo largo de estos años.
Mención aparte merece la puesta en escena de Mauricio García Lozano, al potenciar el erotismo con las coreografías y los desplazamientos en escena dentro y fuera de estructuras móviles que juegan permanentemente con la jalousie (celosía o celos, en francés se expresan con la misma palabra). La mirada invita, acaricia y desata las pasiones. García Lozano asumió muchos riesgos con este montaje, incapaz de dejar indiferente al público.
Pero regreso a mi grito: grité porque no considero justo que tras liderar un proyecto de esta calidad, su gestor haya salido por la puerta trasera, ninguneado e infamado con desplegados pagados con recursos públicos por el director del Fórum Cultural Guanajuato, Arturo Joel Padilla Córdova. Grité, también, porque tuvo la complicidad del Juan Alcocer Flores y los titulares de un Consejo que, por una aberrante disposición emanada del director del IEC, es suplido por funcionarios del mismo Fórum, como una burla a la acción de control que debe ser ejercida por ciudadanos. Grité porque aún no se nombra un director definitivo que garantice al público de Guanajuato mantener la calidad que puede verse en esta Carmen. Grité porque no quiero ver al Teatro del Bicentenario convertido en un botín político (no olvidemos que genera casi tres cuartas partes del ingreso del Fórum Cultural), ni como un nuevo nido de nepotismo y burocracia; hay tantos en este país, que este espacio se antojaba un oasis.
Grité, y por fortuna, no grité solo: algunas voces también se unieron a mi reclamo como el millar de personas que ya firmó la petición de Change.org #AlonsoSeQueda
https://www.change.org/p/miguel-márquez-márquez-alonsosequeda
Lamento haber gritado en el ensayo general, pero tuve que aprovechar la oportunidad ya que no podré asistir a las funciones regulares, donde, se los aseguro, lo habría vuelto a hacer para escuchar a otros gritar conmigo.
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Nota: por asueto vacacional, esta columna se suspenderá durante dos semanas. :)