lunes. 30.06.2025
El Tiempo
03:42
21/08/13

Ciudades humanas y competitivas

Ciudades humanas y competitivas

 

Si México le apuesta a estar entre las principales economías del mundo, el modelo de desarrollo urbano debe ser un motor de crecimiento y no un ancla que impida detonar la competitividad
Presentación sobre Política Nacional Urbana y de Vivienda

El pasado martes 13 de agosto asistí en Guanajuato al Foro Regional de Desarrollo Urbano y Ordenamiento Territorial: Análisis y Prospectiva Legislativa. Los detalles se encuentran en la sección de noticias de la página del Iplaneg, donde se pueden incluso descargar las interesantísimas presentaciones del evento de las cuales les recomiendo particularmente revisar la de Política Nacional Urbana y de Vivienda de Jorge Wolpert, de la SEDATU, de donde tomé mucha de la información que les comparto en este artículo.

En México de los 50’s a los 70’s hubo una migración masiva del campo hacia ciudades que no estaban preparadas para recibir ordenadamente estos flujos migratorios, lo que propició multitud de asentamientos irregulares en medio de una política pública reactiva, orientada a la regularización y no a la oferta ordenada de suelo, Guanajuato no fue la excepción.

La Ley General de Asentamientos Humanos que data de 1976, aunado a las reformas, leyes, planes y programas relativos que se han venido generando desde entonces, han complicado tanto los requerimientos, que han hecho prácticamente imposible para los municipios, sobre todo los pequeños, el bajar recursos, ya que no cuentan con la capacidad técnica, tiempo, recursos ni visión de planeación a largo plazo indispensables para esto.

Como tantas otras cosas que parecieran diseñadas por el enemigo, en los últimos 30 años la población de las ciudades se duplicó, mientras que las manchas urbanas se expandieron 8 veces, como consecuencia de una política federal que otorgó financiamiento masivo, sin consideraciones de impacto territorial y urbano, completamente desvinculada de las capacidades e instrumentos locales de planeación. Esto en torno a un modelo de producción de vivienda de interés social basado en la compra de suelo barato, alejado de los centros urbanos y haciendo un uso extensivo de la tierra. Como complemento perfecto a este esquema perverso, la planeación de la inversión federal en infraestructura y servicios no siempre correspondió a las necesidades reales de la población.

Las buenas noticias son que, al parecer, la Política Nacional de Desarrollo Urbano y Vivienda por parte del Gobierno de la República va en serio, y con miras a elevar la calidad de vida de las familias y consolidar ciudades competitivas, productivas y sustentables. Esta política pretende alinear los tres órdenes de gobierno en torno a cuatro estrategias fundamentales:

1. Controlar la expansión desordenada de las manchas urbanas acomodando eficientemente a los 20 millones de mexicanos que se incorporarán a la población económicamente activa en los próximos 30 años, bajo un modelo de ciudades compactas y competitivas, dentro de una lógica urbana sustentable, incrementando la densidad habitacional y vinculando la producción de vivienda a la oferta de empleo.

2. Consolidar las ciudades aprovechando de manera óptima el suelo, la infraestructura y el equipamiento existente en las ciudades, incentivando el uso del suelo intraurbano y aprovechando los predios ociosos, vacantes o subutilizados para la construcción de vivienda.

3. Reducir el rezago de vivienda y rehabilitar el parque habitacional existente, apostándole a la mejora o reemplazo de los 14.6 millones de viviendas deterioradas o en estado precario que requieren de alguna intervención.

4. Promover sistemas de movilidad sustentables y eficientes, integrando las políticas de desarrollo urbano con las de movilidad, de manera que esta última funcione como elemento estructurador de las ciudades, a través del diseño de programas para desalentar el uso del automóvil, promover el uso del transporte público masivo, replicar estrategias exitosas de fomento al transporte no motorizado: sistemas de bicicletas compartidas y peatonalización, privilegiando la inversión en transporte masivo sustentable y no motorizado, sobre la inversión en grandes obras viales (autopistas urbanas o distribuidores viales).

Nuestros diputados y senadores tienen en puerta este gran reto y oportunidad que es simplificar, unificar y enderezar de una vez por todas este entuerto, de manera que se rectifiquen las políticas de vivienda en el país y en el estado, y podamos empezar a construir las ciudades humanas y competitivas que necesitamos.

Presidente del Iplaneg

[email protected]