viernes. 19.04.2024
El Tiempo

Los piojosos

"Millones de niños en el mundo están en manos de gobiernos incapaces de garantizarles sus derechos universales; de padres de familia incapaces de darles una educación digna y una vida económicamente suficiente; de ejércitos de un lado y otro, dispuestos a quitarlos de en medio a tiros si es necesario"

Los piojosos

Cuando era niño conocí de piojos. Afortunadamente, no en cabeza propia sino ajena, la cabeza de Acela. Ella era la hija de Lorenza, la dama que trabajaba en casa haciendo labores domésticas. Un día, mi madre nos avisó que Acela tenía piojos, y nos sacó a todos al jardín para ser minuciosamente auscultados.

Pese que Lorenza y Acela se había integrado a la dinámica familiar, algo en mi imaginario infantil cambió. Pensaba... "¿De dónde vendrán ellas que han adquirido estos animales a los que mi madre tanto teme?" La respuesta podría decirse de muchas maneras, pero el mensaje dominante era: de la suciedad. Los piojos desaparecieron un día y seguíamos queriendo a Lorenza y a su hija, pero descubrí que no todos los niños vienen del mismo sitio.

No es mi intención, aventurado lector, hacerle rascar la cabeza. Quiero llamar la atención hacia algunos temas fundamentales: los piojos, los niños y la discriminación. Recientemente, la prensa se ha dedicado especialmente a los niños. Y estoy seguro que nos es porque novedosamente a los infantes les estén sucediendo cosas terribles, sino que éstas siempre han existido y ahora se juntó la chamba. Tengo tres imágenes que me sirven para darme a entender.

Primera: Un video donde una familia de israelitas, integrada por una mujer adulta y tres niños, protestan en la frontera de Gaza a favor del pueblo palestino. Los soldados israelitas que presencian el evento, los detienen con la sorpresa de ver gente protestando contra la política oficial y, con la vergüenza de tener que usar la fuerza con gente tan pequeña. Toman a la mujer adulta y la suben al camión para desaparecer con ella. Los tres infantes corren inútil y desesperadamente tras el vehículo. (Nota: Más de quinientos niños palestinos han muerto en los últimos enfrentamientos entre Palestina e Israel.)

Segunda: Ciudadanos norteamericanos de Murrieta, localidad al sur de California, una típica ciudad pequeña del all american, detienen autobuses que llevan a niños migrantes para ser ubicados ahí, antes de su extradición. We don´t want you les escupen en la cara a los niños unas mujeres blanquísimas de rostro enrojecido. Su argumento es que Obama lo hace por joder, y lo peor, que los niños son gente indeseable, piojosa y portadora de infecciones dignas del peor apocalipsis. (Nota: En el último año, se ha incrementado un 129% el número de menores migrantes a los Estados Unidos.)

Tercera: Una vez abiertas las puertas del albergue La Gran Familia, de la infame Mamá Rosa, donde miles de niños fueron recluidos a la fuerza o por engaños, se deja ver las condiciones indignas en las que vivían, dormían, trabajaban o morían ahí adentro. Sin identidad, sin educación, preparándolos para ser unos parias sin rumbo cuando todo ese infierno hubiera acabado. (Nota: Un informe de este año sobre las Procuradurías de la Defensa del menor y la familia del DIF Nacional, sostiene que 2013 cerró con 15 mil 700 menores institucionalizados. Las cifras contradicen a las publicadas por el Inegi, que cerraba la cifra en 19 mil niños.) Ni siquiera las autoridades aparentemente competentes tienen un control sobre la identidad, la demografía ni la información completa de los menores a su cargo.

Millones de niños en el mundo están en manos de gobiernos incapaces de garantizarles sus derechos universales; de padres de familia incapaces de darles una educación digna y una vida económicamente suficiente; de ejércitos de un lado y otro, dispuestos a quitarlos de en medio a tiros si es necesario. Pero no todos los niños sufren las mismas inclemencias. Esa suerte la corren los niños piojosos, los que no alcanzaron el estatus de tener un padre con influencias. Los que viven y vienen de la suciedad social.

No sé quién fue el inútil que aseguró que los niños son el futuro de la humanidad. Son definitivamente nuestro presente, el más vulnerable, el más frágil y el más hermoso. Nos toca cuidar de ellos para evitar que el día de mañana sean unos delincuentes; hay que cuidar de ellos porque el día de hoy tienen tanto derecho de ello como el día de mañana. Empecemos en casa: no a la violencia contra los niños, no al chantaje contra ellos, no al arrojarlos como adultos a componer un mundo deshecho por nosotros.