martes. 23.04.2024
El Tiempo

¿Triunfo sí o triunfo no?

"...Si llega al poder Obrador le daré el beneficio de la duda, pero creo que no es la respuesta. Tampoco creo que las otras opciones a presidente lo sean..."

¿Triunfo sí o triunfo no?

No me parece casual que justo hoy le gane México a Alemania.

Hoy, a días de una elección que ha tenido un gran efecto en nuestra alma colectiva.

Yo siempre dije que México no le ganaba a equipos formidables como el de Alemania porque tenemos un problema psicológico.

Somos un gran equipo pero desde siempre hemos padecido de un complejo de inferioridad como nación y no creemos que podemos ganar.

Hoy lo hicimos y creo que tiene todo que ver con la posibilidad de un cambio político en México.

Es como un paciente deprimido que de pronto vislumbra la posibilidad de que salga el sol por detrás de las nubes de su estupor. Hay un momento de energía nueva.

Eso es lo que creo que ocurrió hoy.

La posibilidad de ser el país que podemos ser se esbozó en esta victoria.

No me malentiendan, no creó que López Obrador sea la respuesta, creo que es una trampa, pero por lo menos es una avenida de expresión para millones de mexicanos que han sido dejados atrás por el desarrollo y que, inocentemente creen que López Obrador verá por sus intereses.

Este México olvidado necesita expresar su voz, su capacidad, su hartazgo y ganas de brillar.

Si llega al poder Obrador le daré el beneficio de la duda, pero creo que no es la respuesta. Tampoco creo que las otras opciones a presidente lo sean.

Líderes dignos de gobernar México tienen que surgir de un pueblo digno y despierto. Aún no estamos ahí.

Lo maravilloso que se desencadenó  en estas elecciones venideras y que vimos en el partido de hoy contra Alemania es la energía de la posibilidad de un pueblo que, desde su inicio, ha sido marcado por ambos polos de la dualidad: un espíritu de lucha incansable y un derrotismo terrible, un sentido del humor maravilloso que se ríe de sus errores y una incapacidad de aprender de ellos, un orgullo profundo y un complejo de inferioridad terrible.

Somos hijos del injerto doloroso de la conquista y  ya es hora que nos quedemos con el tesoro y soltemos el veneno.

El veneno es el aceptar ser un pueblo dividido donde algunos “pueden” y otros “no pueden”, donde hay un México olvidado que a través de López Obrador ha expresado su voz y con esto ha liberado energía que estaba atrapada.

Tenemos que dar a Todo México una solución que remiende la enorme brecha entre el pueblo olvidado e impotente y la élite que si tiene opciones.

Eso es lo único que nos va a llevar a que el “ganar a Alemania” sea la constante y no solo un acontecimiento aislado.

 

Despertemos con la fuerza de una sociedad civil que ya no dejará que abusen los políticos de ellos. Una fuerza incansable que puede mover montañas, ganar a adversarios formidables como lo es el coloso de la podredumbre política en México.

Comencemos a educarnos, a involucrarnos, a no dejar que nos sigan humillando como país unos pocos poderosos por medio de la intimidación y el miedo.

Ataquemos nuestra avaricia y nuestra flojera que nos lleva a ser cómplices de esta farsa simplemente porque “yo si tengo” o “a mí no me afecta”.

Lo que afecta a un solo mexicano nos afecta a todos.

Si hay un solo niño con hambre y sin educación, nos afecta a todos.

Yo hace 8 años comencé a trabajar en comunidades en pobreza y me he dado cuenta que hay una oportunidad de sanación de esta herida ancestral. Ese momento es ahora, es cuando se rompen las creencias falsas de nuestro no merecer por ser hijos del español violador y del indígena tonto violado y se despiertan las creencias correctas de saltar nuestra sombra y recrearnos día a día en nuestro merecer y nuestro verdadero poder.

Somos hijos de una tierra maravillosa y exigimos tener la infraestructura interna y externa para brillar.

Hay que decir ¡viva México! Todos los días y soltar nuestros hábitos destructivos. Debemos de robustecer nuestra capacidad crítica y dejar atrás el “ahí se va” al creer que porque las cosas así han sido quiere decir que así siempre serán.

¿Cuál es tu granito de arena? ¿Cómo puedes ayudar donde estas ahora?

No mas conformismo, no más duda a nuestra capacidad. Lo vimos en el campo de futbol hoy y lo podemos ver todos los días en cada esquina de nuestro país.

Cuando creamos que “no se puede” recordemos el estadio cantando “Cielito lindo” al unísono y las lágrimas corriendo por nuestro rostro incrédulo al ganar…

Así día a día puede cambiar México, poco a poco.