viernes. 14.02.2025
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León en el siglo XX [VI] • Opulencia y miseria • Miguel Ángel García

“Con otras formas de nombrarlos, la persistencia de estos problemas urbanos se presenta hoy en la escala metropolitana de León…”

León en el siglo XX [VI] • Opulencia y miseria • Miguel Ángel García

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El 4 de julio de 1963 se publicó en el Periódico Oficial del Estado el Decreto número 74 del XLV Congreso, mediante el cual se disponía la

[…] apertura en la ciudad de León, Gto., de un eje vial oriente-poniente, que la cruzará a partir de la esquina oriente del Instituto Lux, prosiguiendo de oriente a poniente a través de las manzanas 23, 24 y 25 del cuartel IX, continuando por las calles de Amapola y Granado, las manzanas 13, 16 y 17 del cuartel V las calles de Manuel Acuña, Morelos y Azucena hasta llegar al parque Migue Hidalgo, cruzando este hasta entroncar con la Gran Avenida, en un desarrollo total de 3,000 metros de longitud.

El 11 de septiembre de ese año (recién se cumplieron 58 años)

[…] frente al Instituto Lux y en propiedad del sr. Paul Killian, las máquinas iniciaron la demolición dentro del área previamente señalada como trazo […] el 70 u 80 por ciento de las fincas a lo largo del eje avenida se encuentran ya desalojadas y la piqueta oficial generalizará las demoliciones esta misma semana […] (Sol de León, 11 de septiembre).

Hubo entonces y persisten en la memoria, evidencias de las resistencias a las afectaciones y a las acciones emprendidas para desalojar las familias de las fincas afectadas por esta obra vial, pero la necesidad de resolver los problemas urbanos de tránsito y vialidad permitía pensar que

[…] exige sacrificios la transformación de nuestra ciudad, las molestias que se están dando por la apertura del eje vial deben sufrirse con el ideal de ver transformada nuestra ciudad conforme al progreso que le corresponde, pues este eje vial es el punto de partida para muchas obras urbanas que colocarán a León en el lugar que le corresponde. (Sol de León, 18 de septiembre 1963, citando al Lic. Arturo Valdés Sánchez, jefe de urbanización municipal, y quien sería posteriormente presidente municipal 1970-1972)

Cuando el 11 de junio de 1964 se inaugura esta obra vial, actual bulevar Adolfo López Mateos, habían transcurrido dos décadas desde el inicio de la introducción de pavimentos y redes de infraestructura urbana.  León tenía, según en censo de 1960, 260,633 habitantes, 2.5 veces más de los existentes en el inicio del periodo de urbanización intensiva (la población era de 103,305 en 1940). En estos veinte años surgieron colonias periféricas que habrían desbordado los límites de la ciudad histórica, existente hasta antes de la expansión intensiva de los cuarentas, y las nuevas colonias se materializaban como ahora, en función de las posibilidades económicas de los nuevos habitantes. Muchos de ellos, migrantes del campo con bajos recursos, lo hacían en condiciones de precariedad formando verdaderas “ciudades perdidas”, como se les llamaba entonces. El 5 de julio del año de inicio de las obras del Eje, el Sol de León publicaba en primera plana y en ocho columnas: CINTURÓN DE MISERIA SUPERA AL DESARROLLO URBANÍSTICO. En el cuerpo de la nota se apuntaba que La ciudad de León está rodeada por un “cinturón de miseria” de casi un centenar de colonias, donde muchos miles de gentes se ven condenadas a vivir en una ambiente de promiscuidad y de dificultades […] Estas colonias fueron desarrollándose durante los veinte años de expansión intensiva, para los diversos estratos socio económicos y en distintas modalidades.

En  1954 los leoneses leían esta nota periodística:

[…] SE FUNDAN COLONIAS PROLETARIAS EN LEÓN. Pugnando por resolver el grave problema de falta de viviendas populares que cada día es más grave en nuestra ciudad, los miembros de la Unión Proletaria Pro Colonización y defensa Inquilinaria pretenden iniciar la construcción de casas a bajo costo invirtiendo por su cuenta las cantidades necesarias de dinero de acuerdo con las posibilidades de cada uno, previa compra del terreno con la ayuda de las autoridades.

La superficie en donde iniciarán sus actividades ya ha sido localizado a un lado de la carretera a Lagos de Moreno, y hoy se dio a conocer. (La Voz de León, 14 de noviembre de 1954)

Así como surgió la colonia Flores Magón como una iniciativa popular en la modalidad de cooperativa […] 28 manzanas en lotes de 8 metros de frente por 25 de fondo, a los que fijaron un precio de 150 pesos a cada uno […] Con unas cuantas estacas y bultos de cal con los que señalaron los límites, los 150 colonos iniciaron el proyecto […] (a.m. 18 enero 1980), surgieron otras, siempre con los mismos problemas como constante: falta de servicios urbanos, sin pavimentos, algunas como emprendimientos colectivos, de autogestión y autoconstrucción, otras como fraccionamientos mercantiles en los que privaban en unos casos los “malos manejos”, o los fraudes y engaños en otros. Eran comunes en la época notas periodísticas como las siguientes: “45,000 leoneses carecen de agua potable” (Sol de León 20 de febrero de 1960);  “Angustiosa petición de auxilio hacen las colonias proletarias […] vecinos de las colonias San Sebastián, Los Olivos, Los Limones, Las Américas […] (Sol de León 4 de marzo de 1960); “suplirán con letrinas la falta de drenaje en los suburbios […] gran parte de la zona urbana, principalmente las colonias periféricas carecen de drenaje y de los más elementales servicios sanitarios […] (Sol de León 10 de enero de 1961).

No sólo las colonias populares, como se les llamaba, vivían este tipo de circunstancias. En los fraccionamientos residenciales ocurrían situaciones similares, el 5 de febrero de 1961 se publicaba en el Sol de León:

Más de un año hace que los numerosos habitantes de la colonia “León Moderno” se encuentran sin servicios de agua para usos domésticos […] La Junta Federal de Agua […] ordenó que se suspendiera el servicio a los usuarios en virtud de que el dueño del fraccionamiento tiene un adeudo pendiente en la junta […]

 O el día 20 del mismo mes y en el propio periódico:

“Plantean al presidente el fraude en la colonia Arbide. Un grupo de propietarios de lotes, casatenientes y vecinos de la colonia Arbide, esperan plantear al sr. Presidente de la República […] un fraude […] concretamente, esos vecinos han señalado a la señora Arbide, propietaria del terreno en el que se realizó el fraccionamiento, como responsable de la engañita (sic) […] En la colonia Arbide, según se ha dicho, hace falta energía eléctrica, pavimentación, banquetas, agua potable y no existe ni siquiera un trazo correcto y apegado a las necesidades urbanísticas de todo centro de población […]

Aún más, dos días después de iniciados los trabajos de construcción del Eje Avenida, el 13 de septiembre, el Sol de León publica: Con cuentagotas se da agua al Fraccionamiento Andrade […] el fraccionador está utilizando el líquido del pozo destinado a dar agua para los usos domésticos de la colonia, en regar sus cultivos de alfalfa y solamente les da agua quince minutos al día sin presión […]

Contrastes, desigualdades, rezagos, son las características de este periodo de expansión intensiva de León, donde el incremento de la población, las necesidades de vivienda, las formas de producción de la misma, la falta de satisfactores urbanos y las escasas posibilidades del municipio para atenderlas, configuraban una ciudad de medio siglo XX en un aparente camino al progreso, pero con grandes brechas urbanas, en ausencia de un marco normativo que permitiera el control urbano (existía desde 1936 un reglamento de construcción que poco o nada se observaba, pero no había leyes ni reglamentos de fraccionamientos, tampoco planes urbanos) que entonces hacía falta, en un medio siglo en el que había ya un amplio boulevard, pero en una ciudad de contrastes donde se observaba que si bien:

El progreso material y económico de León es indiscutible y está a la vista. Sin embargo este movimiento ofrece contrastes rudos entre la miseria y la opulencia. Véase si no esta composición gráfica (la que encabeza este texto y que está tomada de la misma nota periodística) que señala la forma de vida que llevan los privilegiados frente a la miseria de los más. La colonia Arbide es sin lugar a dudas una de las zonas residenciales más aristocráticas (FOTO 1), pues se levantan en ella verdaderos palacetes; pero véase el reverso de la medalla, cuando a escasos doscientos metros de la más pretensiosa (sic) de las edificaciones residenciales, se inicia la nueva Ciudad Perdida (sic) que viene formándose en el lecho del vaso de Chapalita (FOTO 2); calles anchas y bien pavimentadas bordeadas de frondosas arboledas, forman parte del fraccionamiento Arbide, mientras que abajo, doscientos metros apenas de esta calle con pretensiosas (sic) características de gran avenida, pace un pollino, ante los ojos de los niños que habitan en tugurios […]. (Sol de León, 24 de abril de 1959)

Opulencia y miseria que se materializaban en las ciudades mexicanas de medio siglo XX como la que se narra en esta crónica (León era la quinta ciudad más importante del país para ese momento), eran las formas de nombrar eso que ahora llamamos desigualdades: ciudades perdidas, tugurios, cinturones de miseria, eran las expresiones de las desigualdades urbanas de entonces. Con otras formas de nombrarlos, la persistencia de estos problemas urbanos se presenta hoy en la escala metropolitana de León.

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