jueves. 19.09.2024
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Escenarios • Julio Castillo, un teatro en el bosque donde habitó una mariposa • Paola Arenas

“…trabajar en teatros públicos es una experiencia muy distinta a la de los foros independientes…”
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Foto, Paola Arenas.
Escenarios • Julio Castillo, un teatro en el bosque donde habitó una mariposa • Paola Arenas

Llamamos caos, al órden que todavía no comprendemos. 

Edward Lorenz

Desde un tramo del segundo piso, contemplo la inmensidad de la Ciudad de México ante mis ojos. Mientras me adentro en sus calles, pienso en la cantidad de teatros que viven en esta capital. Hoy me dirijo a un recinto, enclavado en un complejo de cinco teatros que conviven con distintas vocaciones detrás del imponente Auditorio Nacional, uno de los más grandes recintos musicales de nuestro país.

Según el sistema de información cultural (SIC), la CDMXalberga 167 teatros, en una metrópolis habitada por 9,209,944 personas en 2021. Si hacemos los cálculos, esto significa que hay 1.81 teatros por cada 100,000 habitantes(en comparación, hay 7.87 cines para la misma cantidad de personas). Interesante será cuestionarnos si son suficientes para la población, si tendríamos capacidad para mantener con programación cada teatro, o si hay interés siquiera, de acudir a los espectáculos que se presentan.

Finalmente, llego al Centro Cultural del Bosque, complejo donde alguna vez fue la Escuela Nacional de Arte Teatral, y donde aún se encuentra la Escuela de Danza Folklórica. Aquí se encuentran el Teatro Orientación Luisa Josefina Hernández, el Teatro Gillermina Bravo, el Teatro Julio Castillo, el Teatro El Galeón y el Foro la Gruta, cada uno con su propia vocación y personalidad. Además de estos importantes espacios escénicos, el recinto también cuenta con salas de exposiciones, talleres, salones de ensayo, una librería EDUCAL que invita a la lectura, y una cafetería donde conviven público y artistas de todas las disciplinas.

En la puesta en escena de Aleteo

Hoy tengo el privilegio de adentrarme en el Teatro Julio Castillo, donde estamos presentando la obra "Aleteo", un texto de David Gaitan bajo la dirección de Isabel Toledo. Esta pieza forma parte de un ciclo titulado "Teatro de arte mexicano", llevado a cabo por la  Compañía Nacional de Teatro. Mi rol en esta ocasión es el de traspunte, una tarea que implica coordinar los movimientos de tramoya, luces, sonido y multimedia, dando “avisos” o cues a las demás áreas, siguiendo el libreto o guión técnico. Este montaje en particular me ha desafiado fuertemente, ya que está estructurado de tal manera que el público toma decisiones mediante votaciones en cada función. En cada representación hay seis posibles historias que pueden ser contadas. Y sí, el porcentaje de error es alto, muy alto. Adrenalina pura.

El Teatro Julio Castillo, con capacidad para 800 espectadores, fue inaugurado en 1974. Una de sus características, es tener el escenario al mismo nivel de la primera butaca, creando una cercanía especial entre los artistas y el público. Su equipamiento incluye tanto iluminación convencional como un poco de reflectores LED, mientras que su amplio proscenio y su parrilla cuadricular para iluminación lo convierten en un espacio versátil y lleno de posibilidades, aunque a los noveles les represetará un reto que afrontar.

El motivo para la denominación

El nombre de este teatro rinde homenaje al creador Julio Castillo (1904-1974), un destacado actor y director escénico cuyo legado perdura en el panorama cultural de nuestro país. Julio fue cofundador del Centro Universitario de Teatro (CUT) de la UNAM, junto a Luis de Tavira y Héctor Mendoza. Su talento y visión se vieron reconocidos con múltiples premios, destacando su dirección en obras icónicas como "De la calle" de Jesús González Dávila. Su compromiso social y su incesante experimentación en la dirección teatral lo convirtieron en un creador ampliamente aclamado. Dada su importancia en el ambito teatral mexicano, para guardar su legado, después de cumplir 200 representaciones del montaje "De la calle" justo en el teatro más grande del centro cultural, en un emotivo tributo póstumo se decidió cambiar el nombre del Teatro del Bosque por el de Teatro del Bosque Julio Castillo.

Entro en este recinto, ahora respaldada por la CNT, como parte de un equipo técnico comprometido con la profesionalización de la labor técnica, en el que la equidad de género es una realidad, ya que la mitad de sus miembros son mujeres, y tres de las cinco coordinaciones están encabezadas por ellas. 

En el conjunto al que llegamos todos los técnicos están sindicalizados, lo que implica protocolos de trabajo rigurosos y un sagrado horario de comida. Las áreas en que se desarrollan los ténicos de este teatro son tramoya, utilería, audio, iluminación y traspunte, quienes operan el teatro para recibir a cualquier compañía que llegue a presentarse. Una particularidad que llamó mi atención fue el sistema de circuito cerrado que nos permitía seguir la acción en escena a través de una cámara Super VHS que transmite a monitores en el escenario y los camerinos, ayudando a un mejor funcionamiento para todo el equipo.

Las particularidades de Aleteo

A pesar de las comodidades técnicas que nos regala este recinto, su complejidad radica en que, en una semana de montaje, debemos preparar no una, sino seis obras; como lo había mencionado, esto se debe a que la estructura dramatúrgica permite que el público decida la línea argumental que se representará ese día. Como resultado, debemos estar preparados para saltar en el guión en un abrir y cerrar de ojos. En total, tenemos 282 cues o indicaciones técnicas y 65 movimientos de tramoya, lo que suma un total de 347 elementos que debemos sincronizar para que todo esté listo para la función.

La premisa planteada por Gaitán gira en torno a una ingeniera geóloga que predice un gran terremoto que azotará la Ciudad de México en un plazo de tres meses. Con el objetivo de evitar un millón de muertes (según sus cálculos), intenta convencer a un asesor presidencial y, si el público lo decide, a la presidenta, de evacuar la ciudad. Finalmente, mediante una moneda lanzada al aire, descubriremos si temblará o no temblará en la ficción. Esta trama ofrece tres posibles líneas de acción, cada una con dos finales diferentes; por eso, tenemos tantas indicaciones técnicas, aunque en cada función sólo veremos alrededor de 120 de ellas.

Como operadores técnicos nos ubicamos al final de la segunda sección del teatro, desde donde tenemos una vista panorámica de toda la sala. Estamos rodeados por el público cuando el teatro está lleno, lo que nos permite una respuesta directa y mayor conexión con el ritmo de la obra. En particular, esta obra depende en gran medida del ánimo de la audiencia. Hemos tenido experiencias con un público sumamente participativo: vitorean cuando ocurre un temblor -algo que nunca entenderé- y se ríen ante un intento de suicidio -lo que tampoco comprendo del todo-. Recuerdo especialmente a un chico que gritó emocionado y feliz: "¡Nos vamos a moriiiiiir!", al conocer el resultado de una votación. Esto desató risas y aplausos en el público.

Honestamente, trabajar en teatros públicos es una experiencia muy distinta a la de los foros independientes. La organización, el equipo técnico y la especialización de las áreas implican una manera de trabajar que exige mejor planificación y eficacia en el uso del tiempo y los espacios. Disfruto esta dinámica y creo en la importancia de seguir los procesos establecidos, siempre y cuando tengan un impacto positivo en las condiciones laborales y de vida de los trabajadores del teatro.

La cultura, afortunada prioridad que facilita el descuido de otras

Este año, es evidente que el sector cultural ha sido una prioridad para el gobierno federal. El proyecto Chapultepec ha recibido mayor peso presupuestario. Sin embargo, cada vez que esto sucede, descuidamos los proyectos que ya están en marcha y recurrimos a los recursos destinados al mantenimiento. Esto tiene consecuencias futuras y, lamentablemente, una vez más, son los trabajadores quienes se esfuerzan por mantener a flote sus espacios de trabajo. De cara a los próximos procesos electorales, espero que en las plataformas políticas exista un plan cultural que tenga como objetivo acercar a la ciudadanía a los teatros, museos y a todas las expresiones culturales que existen en la ciudad y en el país. Está demostrado que cuando no tenemos nada, el arte y la cultura pueden salvarnos de nuestra propia mente.
 

¿Qué es más importante, que sobreviva el pueblo o sus bailables?

Gaitan, D. (2022). Aleteo (La presidenta)

 

¡Vamonos a la Muestra Nacional de Teatro!

Termino esta temporada, con la noticia que esta obra será parte de la Muestra Nacional de Teatro de este año en Guadalajara, y no dejo de pensar en que se llama "Aleteo" porque juega con la posibilidad de cómo el aleteo de una mariposa puede afectar el transcurso de la obra, cómo una decisión puede llevarnos por caminos distintos. Hoy, lejos del lugar donde he desarrollado toda mi carrera, me pregunto cuántos multiversos existen en los que no tomé la decisión de atravesar todos estos teatros y probar suerte en este circuito nacional. Nunca lo sabremos; el volado ya dio su veredicto y no nos queda más que seguir adelante, cumplir nuestras metas, y regresar con nuevos pensamientos y conocimientos para retomar lo que habíamos construido.