Dicen rana y brinco

"Si el gobierno argumenta que ya no da para más, la clase productora puede comenzar a asumir el control de las empresas del sector público, mediante un sistema humano e igualitario..."

Dicen rana y brinco

En el artículo 123 de la Constitución Mexicana se considera al cooperativismo como de utilidad social y en el 28 se ve las a cooperativas de interés general y no monopólicas. Su intención es hacer frente a las necesidades y aspiraciones sociales, culturales y económicas comunes a todos los agremiados, mediante una empresa de propiedad conjunta y democráticamente controlada. Son regidas por un código de valores, vigilado desde la Alianza Cooperativa Internacional; entre ellos están la ayuda mutua, responsabilidad social, democracia, igualdad, equidad, solidaridad y transparencia.

A diferencia de las empresas estatales por un lado o las trasnacionales por el otro, caracterizadas ambas por su opacidad, las cooperativas se encuentran a mitad del camino entre un neoliberalismo rapaz, sin responsabilidad social y un estado controlador y paternalista. Son por eso conocidas como el tercer sector, cuyo perfil pareciera transgredir las leyes del mercado impuestas por el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional.

Se ha comprobado su buen funcionamiento, sobre todo en empresas declaradas en quiebra y recuperadas por los trabajadores para conservar sus fuentes de empleo ante el abandono de los empresarios y el gobierno.

En México se promulgó en 1938 la Ley General de Sociedades Cooperativas, a partir de la cual surgieron (y se siguen contando hasta la fecha) varios ejemplos exitosos de empresas de economía social que originan buena entrada de las divisas al país.

En 1890, como resultado de una mala administración, quebró la fábrica de cemento Portland Cruz Azul, de capital inglés, asumiendo su control el Banco Central con ayuda de inversión privada, la cual se retiró luego de la Gran Depresión de 1929, abandonando a los trabajadores a su suerte, ante lo cual ellos apelaron a la Ley de Expropiación por Causa de Utilidad Pública, constituyéndose formalmente como Cooperativa Cruz Azul a partir de 1937. Todo lo demás ha sido una larga historia de éxito social, económico y comercial.

Un modelo célebre de economía social es la refresquera Pascual, que se constituyó en cooperativa luego de una violenta huelga disuelta a tiros en 1982 donde resultaron muertos dos trabajadores y heridos 17 más, lo cual originó la toma del edificio de la Junta Federal de Conciliación y Arbitraje por un comité de madres y esposas de trabajadores. Luego de casi tres años de huelga, en 1984 se adjudicaron los bienes de Refrescos Pascual S.A. en favor de los obreros, quienes se comprometieron a laborar en cooperativa, asesorados por los incansables luchadores sociales Demetrio Vallejo y Heberto Castillo, formándose la Sociedad Cooperativa Trabajadores de Pascual, S.C.L. que ha sobrevivido y crecido sin una campaña de mercadotecnia y con las trasnacionales refresqueras en contra.

Otro ejemplo de economía al servicio del obrero, quien es el verdadero dueño de la producción, es la cooperativa TRADOC (trabajadores Democráticos de Occidente), que tiene su línea de producción llantera (antes Euzkadi, hoy Blackstone Tires) en El Salto, Jalisco, desde donde exportan su producto de primera calidad a los mercados de Argentina, Panamá, Canadá y Brasil.

Los petroleros deben reclamar su parte de la empresa, como lo hicieron de manera exitosa los empleados de Luz y Fuerza del Centro, quienes hoy se agrupan en el SME e integraron a base de reclamos el patrimonio de su Sociedad Cooperativa Luz y Fuerza del Centro, de producción de bienes y servicios para el sector eléctrico, que incluye plantas generadoras y unidades para fabricar tableros y postes, gracias a lo cual se han asociado con la empresa portuguesa Fénix, luego de una larga lucha de seis años en las calles, que incluso les valió la represión militar.

No me canso de repetirlo: ninguna potestad ha sido gratuita. El que resiste tiene una oportunidad de sobrevivir; quien no lucha es un niño que murió en el útero de su madre.

Si según el gobierno, PEMEX estaba quebrado, ¿por qué no entró al sistema cooperativista, en vez de poner a la empresa en manos del capital extranjero y cargar sus pasivos laborales al pueblo mexicano?

Y bueno, de paso comento que si el sistema de salud tiene problemas económicos por los años de malas administraciones, los empleados sanitarios bien pueden entrar al régimen cooperativista sin necesidad de una privatización disfrazada de unificación, para continuar dando seguridad social al trabajador, a sabiendas que la salud es el segundo sector económico más lucrativo del país, luego del energético.

Dicen rana y brinco. Si el gobierno argumenta que ya no da para más, la clase productora puede comenzar a asumir el control de las empresas del sector público, mediante un sistema humano e igualitario. Claro que esto no sucederá, pues a ellos no les importa el país; su esencia son las licitaciones oscuras para seguir disfrutando de las casas blancas en Malinalco, Las Lomas y ahora Miami.

El circo arde, las gradas se derrumban, y ellos, los políticos, con la calidad moral que les caracteriza, continúan sacando boletos.